jueves, 9 de junio de 2016

Contestando a Susana Diaz

Este artículo contesta las declaraciones que hizo ayer Susana Díaz, acusando de impostor a Pablo Iglesias por presentarse como la nueva socialdemocracia. En el artículo se muestra que ha sido precisamente el distanciamiento del PSOE de las políticas tradicionalmente socialdemócratas lo que ha creado la enorme crisis de tal partido. Su adaptación al neoliberalismo, consecuencia de su complicidad y maridaje con el establishment financiero y económico, explica su promoción de políticas neoliberales, causa de su retroceso electoral.


La Presidenta de Andalucía, que provisionalmente apoya al candidato del PSOE para la presidencia del gobierno español, el Sr. Pedro Sánchez, acusó a Podemos en general, y a Pablo Iglesias en particular, de haberse presentado en un denunciable ejercicio de camuflaje como la nueva socialdemocracia, subrayando que el socialdemócrata de verdad es el PSOE, siendo Podemos un impostor. Y como un indicador de tal impostura señaló que Marx y Engels –presentados por Pablo Iglesias como socialdemócratas- no habían sido en realidad socialdemócratas. Esta declaración por parte de una persona (Susana Díaz) que aspira a ser la Secretaria General del PSOE es sorprendente y preocupante. Marx y Engels fueron fundadores del proyecto político encaminado a establecer el socialismo, objetivo que podía alcanzarse bien a través de la vía democrática (los orígenes de la socialdemocracia), o bien a través de la vía revolucionaria (el marxismo leninismo o comunismo). Ambas tradiciones políticas han estado basadas en el marxismo, y por lo tanto ambas pueden atribuirse el haber establecido sus bases ideológicas en los escritos de tales autores. Es más, incluso cuando el PSOE renunció al marxismo como ideología de partido, promovió en sus escritos mantenerlo como instrumento de análisis crítico y teórico (véanse los documentos del Congreso Extraordinario de 1979).

La vía leninista se realizó más en los países subdesarrollados (la Unión Soviética, China o Cuba, entre otros) que en los países desarrollados, donde la vía socialdemócrata fue la que prevaleció. En Europa, el Estado del Bienestar (componente importante del socialismo) se alcanzó por la vía democrática, siendo la socialdemocracia uno de los máximos responsables del desarrollo de la Europa Social. Alcanzó su máximo desarrollo en los países escandinavos, que fueron gobernados durante la mayor parte del periodo 1945-1990 por partidos socialdemócratas aliados con partidos comunistas y/o verdes y/o agrarios. Quisiera acentuar que el motor de tal proyecto siempre fue el de desarrollar una sociedad en la que se distribuyeran los recursos según el principio de “a cada persona según su necesidad, y de cada persona según su habilidad y capacidad”, necesidad y habilidad definidas democráticamente. Hoy tales países, gobernados por la socialdemocracia durante más tiempo (los países escandinavos), son los países que tienen menos desigualdades de clase y de género, mayor gasto público social por habitante, mayor progresividad fiscal, y cuyo Estado es más redistributivo, más transparente y más participativo. Son también, por cierto, los Estados más descentralizados con mayor protagonismo del poder local y municipal (ver Democratic Class Struggle, de Walter Korpi).

¿Qué ha pasado con la socialdemocracia española?

El PSOE ha sido, durante el período democrático, el partido que más ha expandido el Estado del Bienestar, históricamente poco desarrollado y poco financiado. Pero su adaptación al Estado heredado de la dictadura tuvo costes elevados, incluyendo su moderación. Y su integración en el establishment político-mediático significó su acatamiento y complicidad con los establishments financieros y económicos, que solidificaron su creciente moderación, abandonando en su camino muchos principios y muchas demandas, y convirtiéndose en una organización cada vez más vertical, autoritaria y poco democrática. Y lo sé porque lo vi con mis propios ojos.

Desde que volví del exilio he asesorado a todos los gobiernos progresistas (a nivel estatal, autonómico y local) que me lo han pedido. Y en esta condición he asesorado a todos los gobiernos socialistas que ha habido durante el período democrático, sobre todo en áreas de política social, pero también en áreas de políticas económicas. Creo que contribuí sustancialmente al establecimiento del cuarto pilar del Estado el Bienestar (ver mi artículo “El cuarto pilar del Estado del Bienestar”, Público, 15.10.09).

Ahora bien, mi distanciamiento apareció a raíz de la respuesta que el gobierno Zapatero le dio al inicio de la crisis. Fue entonces cuando se interrumpió mi relación de asesoría al PSOE, pues su respuesta era típica del pensamiento neoliberal, equivocándose en su diagnóstico y en sus recetas. Y dentro del PSOE fue la victoria de los liberales, liderados en parte por Jordi Sevilla, al cual conocí bien, y con el cual tuve muchos desacuerdos debido a su postura explícitamente liberal. Fue bajo su consejo que Zapatero indicó que bajar impuestos era de izquierdas (ver mi artículo ” El referéndum es una excusa del PSOE y de las derechas para que no se establezca un gobierno de izquierdas”, Público, 18.02.16). Hoy dirige el equipo económico del Sr. Pedro Sánchez. En su respuesta a la Gran Recesión el PSOE dejó definitivamente de ser socialdemócrata, y antepuso el proyecto liberal al proyecto socialdemócrata. Ello era fruto y consecuencia del maridaje entre el aparato del PSOE y el establishment financiero-económico.

colaborando con la revista Temas para el debate, dirigida por lo que se llamaban “guerristas”, que subrayaban el deseo de estar abiertos, dar la bienvenida y ofrecer colaboración a todas las voces críticas de izquierdas, reputación que no respetaron cuando me vetaron por escribir un artículo crítico con la respuesta del PSOE a la crisis (ver “La ausencia de la necesaria autocrítica en la socialdemocracia”, Público, 13.05.14). Antes había tenido ya tensiones por un artículo escrito donde había defendido una visión plurinacional y no jacobina de España. Su tolerancia hacia tal artículo fue nula, dentro de una sensibilidad (la guerrista) que consideraba que el presidente socialista de la Generalitat, José Montilla, y la vicepresidenta del PSC, Manuela de Madre, estaban “contaminados de nacionalismo”. Y ahí está el problema. No hay izquierda hoy dentro del aparato del PSOE. Este partido es un aparato, parte de la casta, que está defendiendo sus intereses de aparato a ultranza. Es sorprendente la falta de diversidad y debate dentro del PSOE, y también la falta de protesta entre sus bases por su comportamiento. De ahí la interrupción de mi colaboración y asesoramiento. Conocí a gente excelente pero que escogieron permanecer en silencio, por un sentido de lealtad mal aplicado. Las bases del PSOE son claramente de izquierdas, y el gran retroceso electoral de la socialdemocracia en España y en Europa se debe precisamente a la adaptación al neoliberalismo por parte de tales aparatos. El último caso es lo que está sucediendo en Francia.

La aparición de Podemos y mi asesoramiento a tal partido

Debido a lo narrado anteriormente era, pues, lógico que saludara con gran alegría el 15-M, cuyo éxito fue debido a que pudo comunicarse con las clases populares, canalizando su descontento. Sus demandas no eran demandas a favor de la revolución socialista o del fin del capitalismo. Influenciadas por la Primavera Árabe, sus demandas eran mucho más sencillas y mucho más amenazantes para la estructura de poder. Cuando rodearon las Cortes Españolas y el Parlament de Catalunya (en mi presencia, pues me habían invitado a dar una charla en tales actos) pedían democracia, una demanda que implicaba una denuncia precisamente de la falta de democracia en las instituciones representativas del país. Sus eslóganes fueron muy populares. “No nos representan” lo decía todo. Y el 82% de la población española estaba de acuerdo. “No hay pan para tanto chorizo” era otro eslogan, también muy popular, que señalaba la extendida corrupción del Estado, basada en el maridaje entre el poder financiero y económico por un lado y el poder político-mediático por el otro.

Fue precisamente la certeza del diagnóstico por un lado, y la sencillez y accesibilidad de su discurso por el otro, lo que explica su enorme capacidad de movilización. Y utilizaron ampliamente el libro Hay alternativas. Propuestas para crear empleo y bienestar social en España (escrito por Juan Torres, Alberto Garzón y yo mismo) como un punto de referencia. El libro mostraba, por ejemplo, que Zapatero congeló las pensiones cuando podría haber conseguido más dinero manteniendo el impuesto de patrimonio o anulando la rebaja del de sucesiones, o que Rajoy podía haber revertido la bajada del impuesto de sociedades de las empresas que facturaban 150 millones de euros al año y que representaban menos del 0,12% de todas las empresas, consiguiendo con ello casi el mismo dinero que el que consiguió recortando 6.000 millones de euros de la sanidad pública. Se habrían evitado los recortes si hubieran seguido las alternativas que nosotros sugeríamos. Estos datos, fácilmente entendibles, mostraban claramente la falsedad del argumento de que no había alternativas, argumento utilizado por la estructura del poder para defender políticas sumamente impopulares. Se mostraba así que el PSOE había dejado de ser socialdemócrata. Y es ahí donde el maridaje entre el aparato del partido y los lobbies financieros y económicos apareció en toda su crudeza, en la aplicación de las políticas de austeridad y de reforma laboral que inició el gobierno del PSOE, y que más tarde el gobierno del PP continuó y expandió.

Hacía falta una nueva fuerza política basada en el rechazo a tales políticas, y que recuperara el proyecto de establecer una sociedad más justa y más solidaria que había sido abandonado por el PSOE. Era, pues, predecible que nos invitaran a mí, junto con el profesor Juan Torres, autores del libro Hay alternativas. Propuestas para crear empleo y bienestar social en España junto con Alberto Garzón, para que los dos escribiéramos el marco estratégico de sus políticas económicas. Y así surgió “Un proyecto económico para la gente” (ver el documento “Democratizar la economía para salir de la crisis mejorando la equidad, el bienestar y la calidad de vida. Una propuesta de debate para solucionar los problemas de la economía española”). Este plan era de clara sensibilidad socialdemócrata, con acento escandinavo. El programa final de Podemos, y ahora el de Unidos Podemos, encaja, en su gran mayoría, con este marco que definimos.

Referirse a tal propuesta como bolivariana, utópica, irrealizable, y otros epítetos, define más al que insulta que al insultado. Es absurdo, demagógico y profundamente deshonesto. Ellos lo saben, y deberían avergonzarse de tanto insulto. En mi vida he asesorado a muchísimos gobiernos, desde los gobiernos Allende y Fidel Castro (en su reforma sanitaria), por un lado, a los gobiernos socialdemócratas suecos, a la Casa Blanca (en la reforma sanitaria dirigida por la Sra. Clinton), al gobierno Felipe González, así como al tripartito de Pasqual Maragall. Y nunca había encontrado tanta hostilidad (casi odio) como en el caso de este programa, consecuencia de que las derechas (y ahora el PSOE) tienen una cultura democrática muy limitada.

En defensa de Pablo Iglesias

Y aprovecho para defender a Pablo Iglesias, hoy considerado no el adversario, sino el enemigo nº 1 del establishment financiero-económico-político-mediático del país. El grado de odio expresado hacia Podemos en general, y hacia Pablo Iglesias en particular, es extremo y, francamente, repugnante. Léanse el editorial de El País del pasado domingo 5 de junio, y verán lo que digo. Me apena que profesionales que respeto de ese rotativo hayan permanecido callados delante de tanta mala leche y bajeza. Y verán que pronto los Eduardo Indas de turno “descubrirán” que Pablo Iglesias estuvo envuelto en el asesinato del presidente Kennedy.

Se habla constantemente de la agresividad de Pablo Iglesias hacia el PSOE, con la famosa “cal viva” refiriéndose a Felipe González. Pero no se dice que esta expresión de Pablo Iglesias fue en respuesta a la gran agresividad de Pedro Sánchez, expresada minutos antes en el debate parlamentario, cuando acusó a Podemos de apoyar a ETA, y solo un par de días después de que Felipe González acusara a Podemos de recibir dinero y apoyar a un gobierno dictatorial peor que el liderado por el General Pinochet. Es difícil alcanzar un nivel más alto de mala leche. Y El País nunca se ha referido a la agresividad de tales señores, a los cuales Pablo Iglesias respondía. Y ya no digamos de La Razón o el ABC.

Habiendo demonizado a Pablo Iglesias, ahora la estrategia del PSOE es centrarse en Pablo Iglesias como el responsable directo de que Rajoy continúe en el gobierno, ocultando que había otra alternativa, la alianza de las izquierdas con el PNV, que hubiera terminado con las políticas neoliberales, nefastas para este país.

Una vez más se utiliza la llamada a la Unidad de España para defender intereses financieros y económicos específicos

La realidad es que la llamada a la Unidad de España se repite una vez más para defender los intereses económicos y financieros que resultarían afectados por la aplicación de las políticas socialdemócratas que propone ahora Unidos Podemos. Hoy el tema nacional y el tema social están íntimamente ligados. Son los que defienden la España uninacional los mismos que están aplicando las políticas neoliberales que dañan a España. Pero otra versión de España, la España plurinacional, está surgiendo desde la periferia hasta el centro. La alianza de todas estas fuerzas, reflejada en la alianza Unidos Podemos, representa una gran posibilidad de cambio profundo en España, revirtiendo las políticas neoliberales que han sido tan dañinas para la calidad de vida y el bienestar de las clases populares de este país.

martes, 7 de junio de 2016

El banco de España como herramienta de casques

es una crítica de la enorme insensibilidad, cuando no incompetencia, que presentan el gobernador y el consejo de gobierno del Banco de España, el cual en su último informe sobre la situación económica de este país continúa insistiendo en las políticas neoliberales que han dañado enormemente a sus clases populares, a la vez que han impactado muy negativamente en el quehacer económico.


En un momento de gran descrédito de las políticas públicas neoliberales que se han estado imponiendo (y digo imponiendo, pues no estaban en los programas electorales de los partidos gobernantes) en los países de la Eurozona, incluyendo España, el Banco de España (el Vaticano del neoliberalismo en este país), que actúa más como el lobby de la banca privada que como un banco central, acaba de publicar un informe sobre la situación económica de España en el que, una vez más, aparece el mismo recetario de propuestas que se han ido aplicando durante todos estos años de gobernanza del país por parte del Partido Popular, y que ha tenido unas consecuencias desastrosas para el bienestar de las clases populares (que han sufrido enormemente con la aplicación de tales políticas). Hoy, una de cada tres personas menores y cuatro de cada diez jóvenes están en riesgo de pobreza, siendo esta tasa de riesgo de pobreza seis puntos por encima de la media europea. Casi el 40% de las familias monoparentales están también en situación de riesgo de pobreza.

Completando esta fotografía deprimente de la realidad, nos encontramos con un gran deterioro del Estado del Bienestar. Es ampliamente reconocido que los servicios públicos como la sanidad y la educación se han deteriorado como resultado de los “recortes” del gasto público. Los salarios han bajado y la precariedad ha subido como consecuencia de las reformas laborales, sin que aumentara el porcentaje de la población ocupada, habiendo alcanzado España el nivel más elevado de desempleo en la UE-15 (el grupo de países de semejante nivel de desarrollo al español) después de Grecia. El salario mínimo (en porcentaje sobre el salario medio) está muy por debajo de la media europea.

Pero al impacto sumamente negativo sobre el bienestar y calidad de vida de las clases populares que han tenido las políticas promovidas por el Banco de España y por el gobierno Rajoy, hay que sumarle el enorme daño al quehacer económico. El Estado español, que estaba en superávit cuando se inició la crisis (2007), y que tenía una deuda pública de solo algo más de un 30% del PIB, hoy tiene un elevado déficit y en un nivel de deuda pública que sobrepasa ya el 100% del PIB. A la luz de estos datos, es sorprendente el grado de adhesión del Banco de España al dogma liberal, cuando las políticas inspiradas por este dogma han sido claramente desacreditadas al analizar sus resultados. Es difícil sostener que tales políticas hayan conseguido lo que proclamaban que deseaban. En realidad, tales políticas han causado un gran dolor entre las clases populares, consiguiendo lo opuesto a lo que en teoría decían desear.

Y a pesar de esta obviedad, continúan perjudicándonos, con la impunidad y pomposidad que les da el poder (y las grandes cajas de resonancia que les proveen los mayores medios de información y persuasión), señalando que hay que continuar flexibilizando el mercado de trabajo, bajando los salarios y recortando el gasto público (y específicamente el gasto público social). Este mensaje de que hay que privatizar y desmantelar el Estado del Bienestar nos llega a Catalunya (y a todos los pueblos y naciones de España) a través no solo del gobernador del Banco de España, sino también de los miembros del consejo de gobierno de tal institución, a los que se les ofrecen grandes cajas de resonancia en sus afirmaciones de que nos gastamos demasiado en el bienestar público.

La teoría neoliberal y sus errores

La teoría que utiliza el equipo de dirección del Banco de España (incluyendo su gobernador, el Sr. Luis María Linde) es que el mayor problema de España es su supuesta falta de competitividad. De esta lectura derivan que hay que disminuir los salarios para vender los productos más baratos en el exterior, basando su estrategia de recuperación y estímulo de la economía en la necesidad de expandir el crecimiento de las exportaciones. Pero este mensaje se ha mostrado poco creíble en base a los datos procedentes tanto de España como de otros países –sobre todo en Latinoamérica- que quisieron salir de la crisis a base de las exportaciones, devaluando la demanda doméstica a base de bajar los salarios. En todos ellos esta estrategia ha fracasado, y por causas muy comprensibles. En realidad, durante los años de gran crisis las exportaciones en España han ido bien, sin descender. Es más, subieron sin que ello significara una salida de la crisis. Y ello es fácil de entender.

El mayor estímulo de la economía no procede de las exportaciones, sino de la demanda doméstica, que a su vez procede de dos factores: el número de asalariados y el nivel de sus salarios, por un lado, y el gato público por el otro. Estos dos factores son claves para entender el consumo y la demanda doméstica, el crecimiento económico y la producción de buen empleo.

La evidencia de ello es clara y contundente. La manera como EEUU salió de la Gran Depresión fue a base de un gran aumento del gasto público y una expansión de la población ocupada y de los salarios (mediante el estímulo de la sindicalización, incentivada por las políticas del gobierno federal). Algo parecido ocurrió inmediatamente después de la II Guerra Mundial en Europa, en donde las economías estaban en recesión. La solución fue un gran aumento del gasto público (estimulado por el Plan Marshall), el establecimiento del Estado del Bienestar y un crecimiento de los sindicatos. Y ahora que estamos en una situación que para millones de españoles es semejante a la Gran Depresión, el Banco de España aconseja bajar los salarios y reducir y desmantelar el Estado del Bienestar.

Está claro que o son incompetentes (lo cual no descarto para el equipo de dirección del Banco de España), o son tan fanáticos con su dogma neoliberal que a pesar de todo siguen siendo insensibles al enorme daño que están causando. En realidad es justa la pregunta de cómo pueden ser tan insensibles. Y la respuesta es también fácil de ver. Es su servilismo y docilidad hacia el capital financiero (a la banca privada) y hacia el mundo empresarial, que están consiguiendo lo que siempre desearon. Hoy las rentas del capital en España (como porcentaje de las rentas totales) son ya superiores a las rentas del trabajo. Una situación única en la UE-15 (el grupo de países de semejante nivel de desarrollo al que tiene España). Y ahí está la raíz del problema. La pobreza de la demanda y la pobreza de la población y del sector público se deben a que la mayoría de ingresos al Estado proceden de las rentas del trabajo. Al descender estas, desciende la demanda y aumenta la pobreza. Pero el Banco de España prefiere ignorar esta situación. Quiere que continúen la precariedad, los bajos salarios y los recortes. Y todo ello propuesto por un gobernador y unos consejeros que tienen los contratos más rígidos y más estables, y unos de los salarios más altos que hay en España, los cuales, desde la élite y casta donde viven, aconsejan que se haga lo opuesto para todos los demás. Así es el Banco de España.