lunes, 22 de diciembre de 2014

Podemos en Cataluña

Podemos y Cataluña 

Que Podemos haya abarrotado el pabellón del Valle Hebrón en su primer mitin en Cataluña puede ser interpretado como cosa normal habida cuenta de la curiosidad de un sector de la ciudadanía por conocer a esta nueva formación política. Pero que Podemos sea, según algunas encuestas, el primer partido en intención de voto en Cataluña, indica algo más relevante. Y también insólito porque, con lo tiquismiquis que somos quienes vivimos en estos pagos, dicha orientación de voto se dirige a una formación que no ha nacido en Cataluña. Más todavía, el grupo coordinador de Podemos en Cataluña -según nos informan analistas que están al tanto- es prácticamente desconocido por eso que se llama quién es quién.  Ahora bien, tal como está lloviendo, todo indica que esa virginidad no parece ser un impedimento, porque “lo conocido” tiene un precario predicamento. Así es que el problema será de qué manera la formación de Pablo Iglesias el Joven gobernará dicha virginidad de aquí a las próximas elecciones.

No hace falta ser un politógo para intuir que Podemos no será bien recibido por las fuerzas políticas catalanas que cuentan con posibilidad de tener representación parlamentaria. Todas ellas saben que, en una u otra proporción, van a conocer una merma electoral. Por lo que, a buen seguro, coincidirán parcialmente en un socorrido mensaje: Podemos es la reencarnación del lerrouxismo. Que el lerrouxismo no es un espantajo, lo sabemos perfectamente. Pero en este caso concreto será el trampantojo que, con mayor o menor saña, utilizarán los que se sientan damnificados por Podemos.

Estos damnificados utilizarán retales de viejos discursos. A saber, «no son de casa», «sucursalistas de Madrid» y, por tanto, botiflers. Que serán sobados hasta la náusea por la flora y fauna institucional catalana “de toda la vida”. Por la flora mediática y por la fauna política, naturalmente.

Mientras tanto, a algunos de nosotros sólo nos queda seguir la recomendación de Sancho a don Quijote en el episodio de la cueva de Montesinos: «Paciencia y a barajar». Famosa y socorrida frase tuvo que ser en su época cuando el ilustre golfo de Mateo Alemán la usó también en su Guzmán de Alfarache, un libro de obligada lectura. 

domingo, 21 de diciembre de 2014

Retrocediendo al siglo XIX

Retrocediendo al siglo XIX


“Cada vez más gente está expuesta a que una mínima vicisitud les hunda en la pobreza”.
Stiglitz
Decía el historiador británico Eric Hobsbawm que si hubo un factor que determinó las vidas de los obreros del siglo XIX, ese fue la inseguridad. Al comienzo de la semana no sabían cuánto dinero podrían llevar a sus casas. No sabían cuánto iba a durar su trabajo, o, si lo perdían, cuándo podrían conseguir otro empleo o bajo qué condiciones. Si caían enfermos, quedaban desempleados o cuando envejecían no tenían ningún tipo de ayuda... [1]. Ahora, casi dos siglos después volvemos a estar en una situación de una imprecisión profunda en bastantes supuestos. 

Estaba cantado que la brutal poda de derechos laborales de la reforma laboral del PP no iba a servir para crear empleo, como pasó con las anteriores. Por el contrario ha degradado las condiciones de trabajo y los derechos laborales hasta niveles insospechados: despido libre y casi gratuito, abaratamiento de los salarios, precariedad en el empleo en el mejor de los casos, convenios colectivos bloqueados y bajo el riesgo de perder la ultraactividad, etc. En resumen, que seguimos teniendo a uno de cada cuatro trabajadores en paro, el empleo que se crea es precario y muchas veces no da para poder vivir con él.

La reforma laboral ha sido muy útil también para reforzar el poder empresarial. Veamos unos ejemplos concretos, que muchas veces son más elocuentes que los grandes análisis. En un Carrefour del centro de Madrid la cajera pedía que el cliente, después de pagar, apretara un botón (rojo, con una cara de enfado; o verde, con sonrisa) para valorar el trato recibido. Toda la relación mantenida con la cajera se había limitado al saludo inicial, colocar los productos en una cinta transportadora, pasarlos por un lector electrónico, dar la suma total y preguntar si se quería bolsa. Por ello, la duda que surge es ¿cuál es la función de apretar el botón? ¿qué quieren que valoremos? ¿una sonrisa de bailarina en una persona que quizá lleve 8 horas sentada ante una caja, haciendo un trabajo alienante y mal pagado?. En realidad ¿no será una forma más de presión de la empresa sobre la trabajadora, de un control estresante con el que la están recordando que su trabajo dependerá de la decisión de los clientes o de quién controle los resultados de la votación? Me parece demencial. Quizá porque la empresa sabe que la vulnerabilidad del trabajador es tal que cualquier percance que suponga la pérdida del empleo, por cutre que sea, puede poner a esa persona en un estadio de paro de larga duración.

Otro ejemplo colectivo es el de la empresa multinacional Coca Cola. Con beneficios en España de más de 900 millones de euros anuales, pretendía despedir a 1.190 trabajadores y proceder a cerrar plantas muy rentables como Fuenlabrada, solo porque quiere ganar más aún y prescindir de una plantilla que ha ido consiguiendo mejoras laborales y salariales que molestan a la patronal en la ley de la selva en la que han convertido el mercado de trabajo español [2]. Afortunadamente0 los trabajadores han ganado la sentencia de los tribunales y ahora están a la espera de que éstos dictaminen la ejecución y cumplimiento de la sentencia en el mes de noviembre. Mientras tanto, no esperan: siguen luchando todos los días.

También está el caso que conozco de una persona joven, formada, trabajadora y competente. Después de dejarse la piel en el trabajo, de conocer cómo su capacidad de iniciativa y de propuesta ha permitido abrir nuevas oportunidades de negocio, y tras acabar un máster se atrevió a plantear a la empresa que quizá deberían de reconocer su dedicación y formación. Solo pedía que la hicieran un contrato ordinario y abandonar la situación de becaria. La respuesta del responsable de la empresa fue: “Estás madurando María. Ha llegado la hora de que te busques otro trabajo”. Autoritarismo empresarial y reforma laboral, una bomba para los trabajadores que ha convertido el mercado de trabajo en un horror. 

Por último, otra situación sangrante que hemos conocido por la trascendencia social del caso es el de Teresa Romero y el equipo que la ha tratado contra el ébola. Teresa, ya infectada por el virus, se tuvo que presentar a unas oposiciones este verano. Sin contar al jefe de servicio, cuatro de los cinco médicos que la han curado son eventuales. Llevan de cuatro a nueve años encadenando sus contratos cada seis meses uno de los equipos con más experiencia del mundo en el tratamiento de enfermedades tropicales. Teresa y sus médicos, y el resto del personal sanitario, han vencido al ébola, pero no está claro que venzan a la precariedad, aunque las autoridades les condecoren con medallas. Una auténtica vergüenza.

Hobsbawm también decía que a aquel trabajador del siglo XIX se le planteaban tres opciones: a) hacerse burgués, equivalente a lo de volverse emprendedor que se vende ahora; algo al alcance de muy pocos porque no disponían de capital ni de formación y contactos; b) la desmoralización, a través del alcohol y otras formas de evasión-enajenación, hasta el punto que se llamaba a la taberna la “iglesia del obrero”; c) organizarse y luchar, algo que hicieron en las organizaciones obreras. Básicamente las opciones siguen siendo las mismas, de ahí la importancia y la necesidad que siguen teniendo, a pesar de todos los pesares, los sindicatos y los partidos de la izquierda. Sin ellos, nadie está seguro en su puesto de trabajo, ni tiene garantía de sus derechos y en cualquier momento puede escuchar su despido fulminante de forma brusca o cínica, que igual da. Como dice Stiglitz “cada vez más gente está expuesta a que una mínima vicisitud les hunda en la pobreza”[3]. La inseguridad no puede ser el precio que paguemos en el mundo del capitalismo para la riqueza de unos pocos.

viernes, 5 de diciembre de 2014

Cataluña en venta por CIU

Entre la conferencia de Artur Mas y la de Oriol Junqueras ha sucedido un hecho excepcional en Catalunya sobre el que casi nadie parece prestar atención, embelesado como está el mundo oficial en la partida de ajedrez entre dos líderes que se disputan la hegemonía del nacionalismo.

Este hecho excepcional es el siguiente: el banco brasileño BTG Pactual ha vendido su participación en la empresa que gestiona los peajes de los túneles de Vallvidrera y del Cadí por nada menos que 146,65 millones de euros. Hace apenas dos años había adquirido las participaciones por sólo 59,5 millones en una privatización que, vista ahora, es como para tirarse de los pelos y quizá algo más: el banco brasileño ha hecho un pelotazo de 86,9 millones en apenas dos años a costa lógicamente de las arcas públicas, que están, además, bajo mínimos.

La Generalitat mantiene la cantinela de que “Madrid nos roba”, pero es imposible encontrar un enemigo exterior al que endosar esta privatización con resultados tan increíbles.

La explicación oficial es que la diferencia de precio revela que la situación es ahora mucho mejor y que simplemente demuestra que ha vuelto el apetito inversor. Pero no hace falta haber estudiado en la Universidad de Minnesota ni haber sido profesor en Berkeley y Harvard para darse cuenta del despropósito que ha significado este regalo a un banco privado brasileño de las acciones de una empresa que hasta hace apenas dos años era de todos los catalanes.

Como casi todo el mundo mira sólo la partida de ajedrez entre Mas y Junqueras, a la Generalitat le basta con dar la explicación oficial y a otra cosa, incluyendo el seguir pontificando sobre balanzas fiscales, necesidad de ajustarse el cinturón y pócimas neoliberales en nombre, además, de la supuesta solvencia y sabiduría de los mismos responsables del desaguisado de esta privatización.

El pelotazo ya es en sí mismo un hecho extraordinario. Pero la historia ni siquiera acaba aquí.

A las tres semanas de aprovechar el ofertón y comprar a la Generalitat las acciones de la concesionaria, el mismo banco brasileño, BTG Pactual, participaba en la mayor privatización de la historia de la Generalitat como integrante minoritario de un consorcio liderado por Acciona, que se hacía con la gestión de Aguas Ter-Llobregat (ATLL).

Esta privatización fue un auténtico balón de oxígeno para la Generalitat al permitirle ingresar 1.000 millones. Pero no ha sido sólo la mayor privatización de su historia, sino también la más polémica y hasta abracadabrante: el mismo Órgano Administrativo de Recursos Contractuales de Catalunya (OARCC), entidad pública que depende de la propia Generalitat, dictaminó que la adjudicación fue irregular porque el consorcio ganador ni siquiera cumplía con el pliego de condiciones, y luego tanto el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) como el Tribunal Supremo han instado a revocar la concesión, mientras la Generalitat sigue silbando y mirando para otro lado pese a la sucesión de reveses judiciales y al ridículo público.

Ahora sabemos además que, en la práctica, un socio clave del consorcio ganador de la ATLL, el banco brasileño BTG Pactual, ha podido financiar en parte su participación en la aventura gracias al regalo que la misma Generalitat le hizo muy pocos días antes.

En esta tierra de grandes conferenciantes suceden cosas realmente extraordinarias. La que más: ni siquiera generan debate público.

miércoles, 3 de diciembre de 2014

Los ladrones están en el PP





En el PP “robar es lo de menos"

Las medidas de regeneración democrática que Rajoy proclama en el Congreso con el anuncio de su firme propósito de luchar contra la corrupción ya empiezan a ponerse en práctica en RTVE. Tal vez se tomaba en serio sus propias palabras cuando afirmaba que el aluvión de casos de corrupción que aparece en los medios de comunicación es consecuencia de su persecución por las instituciones. La verdad, cuando nuestro máximo mandatario se refiere a sí mismo como una persona “con sentido común”, acierta, tiene un sentido de lo más común, tal vez excesivamente común para el cargo que ostenta, en ocasiones, roza lo fronterizo. La aparición de esas acciones delictivas en los medios de comunicación no se produce como consecuencia de su persecución por las instituciones que él mismo preside, sino como un hecho inevitable consecuente, ahora sí, al derecho a la información que preside los regímenes democráticos. No son las instituciones las encargadas de darlas a conocer sino de destaparlas y tipificarlas.

Consciente del papel que desempeñan los medios en la ponderación y difusión de estas actividades irrumpe de nuevo el Gobierno, tal y como tiene por costumbre en cada ocasión que ha llegado al poder, en la gestión de la información que nos dan los medios públicos con nuevas destituciones en los informativos de RTVE. El vergonzoso y antidemocrático espectáculo que dan las televisiones que gestiona el PP es el signo más evidente de su corrupción endémica, inherente, casi genética. Es imposible atajar la delincuencia económica de sus cargos, que es a lo que se refería el presidente en su discurso en las Cortes, si la corrupción está en la esencia de su acción política. El robo organizado desde tramas creadas por sus cargos de confianza es sólo un síntoma, una consecuencia inevitable del desprecio con el que aplican las leyes y gestionan la vida de los ciudadanos al margen de las más elementales reglas del sistema democrático. 

Por alguna razón, al español lo que más le molesta es que el político robe. De hecho, con todo este debate de la Memoria Histórica, está dispuesto a consentir que nuestras cunetas estén plagadas de ciudadanos asesinados, pero la razón real por la que a estos políticos de “centro” esa ley les pone histéricos, la razón por la que no se consiente que ochenta años después del golpe de Estado perpetrado contra la libertad y la democracia por Franco no se pueda enseñar los colegios lo que aquí ocurrió, es porque el siguiente paso, y lo saben, es que saldrá a la luz todo lo que robaron, y eso los ciudadanos españoles no lo toleran. Sí, muchos de nuestros próceres, patriotas defensores de la unidad de España, no dudaron en asesinar a sus vecinos para robarles las propiedades y, paradójicamente, es más complicado de justificar desde la ideología el robo que el crimen. Lo que les importa, de verdad, es que se sepa que venimos de una estirpe de ladrones. Lo de asesinos tienen quien se lo relativice a través de revisiones de la Historia. La propia condesa antisistema, mascarón de proa de la lucha contra la corrupción en España y “descubridora” de la trama Gürtel, es una experta en el tema.

Con la corrupción ocurre lo mismo, sólo se produce la indignación cuando se descubre el robo. En realidad lo que menos daño hace a la sociedad es el dinero que obtienen estos políticos corruptos con sus actuaciones dentro o fuera de la ley, tal circunstancia que no les exime del calificativo, a través de las tramas que montan para robar, o de las puertas giratorias y demás triquiñuelas que ellos mismos diseñan al legislar, haciendo legal lo “corrupto”, sino las consecuencias que acarrea su acción política al gobernar contra los intereses de los ciudadanos. Así, lo peor no es el incremento de patrimonio que obtienen con las privatizaciones de los servicios sanitarios, sino el deterioro que esa gestión produce en la calidad de vida de los administrados, que es inconmensurable. Las muertes que esa gestión va a producir, como ya ha demostrado un informe presentado con total cinismo por el gobierno de Cameron consecuencia de una política idéntica a la nuestra. La dificultad en el acceso a los medicamentos, el copago, la reducción de pruebas diagnósticas, es contra eso, sobre todo, contra lo que hay que reaccionar.

Lo mismo ocurre con la energía. Poco perjudica, en realidad, al ciudadano lo que obtienen los altos cargos con los nombramientos en las diferentes asesorías en las empresas que, previamente, han privatizado, ni los viajes, bolsos y demás dádivas que reciben por su impecable gestión a favor de la élite empresarial, lo grave es que los españoles quedan inermes ante un monopolio mal disimulado que les condena a una existencia precaria. El nombramiento a dedo del político para un cargo en esas empresas con una remuneración injustificable es sólo la consecuencia del trabajo realizado, that is the question. El daño está en su gestión anterior, en su acción legal, no en la posiblemente ilegal o poco ética. En cuanto surgen los problemas y son citados a declarar, ellos mismos reconocen ante el juez su total ignorancia respecto a aquello que asesoraban sin explicar, en tal caso, en concepto de qué cobraban: cobran por los servicios prestados.

La mejor manera, ha decidido el señor Rajoy con su impresionante sentido común, de luchar contra la corrupción, es que no exista. Para ello debe silenciar, como tienen por costumbre, los medios de comunicación que administra, sin disimulo, sin vergüenza, con autoridad. Ellos mismos, ante las protestas por la falta de justificación profesional de los ceses en los informativos de TVE, lo dejan claro: “Tenemos derecho a nombrar un equipo de confianza”.

No, señores del Gobierno, ese es un derecho que no existe en democracia. La única confianza que deben ganar los servicios informativos públicos que pagamos todos es la de los ciudadanos, no la del Gobierno, eso es de otro régimen, coño. Otra cosa es lo que ustedes pueden exigir con el dinero que pagan bajo cuerda a los diferentes periodistas, en algunos casos condenados por la Justicia, o a los medios a los que acuden con dinero negro a sus ampliaciones de capital, o a través de las inyecciones económicas a diferentes medios enmascaradas con la propaganda institucional. Ahí, sí pueden exigir el servicio que pagan, pero dejen en paz, de una vez, a los profesionales de la información que, por cierto, han recibido premios de sus compañeros de los medios más prestigiosos del mundo encumbrándoles como un ejemplo.

Viven en la corrupción sistémica, ese es el tema. El robo es inevitable en tal estado, es como pedirle a Travolta que se quede sentadito en la discoteca.  

El tiro a “Rajoy "

La próxima para Rajoy

Ana Mato ha parado la bala que va para Rajoy. Y van tres tiros en la nuca del presidente para salvar su cuello. Primero elimina a Bárcenas, después a Gallardón y ahora mata a Mato, que no ha caído ni por traer el ébola ni por los recortes y repagos sanitarios ni por eliminar la Sanidad universal ni por abandonar a los dependientes, a las maltratadas o a los enfermos de hepatitis C, ni por huir de los periodistas como de una epidemia ni por las bochornosas ruedas de prensa ni por ser la peor ministra del ramo en toda la democracia, sino por beneficiarse de la Gürtel, o sea, por lo mismo que ha hecho su partido.

El auto del juez Ruz, que ayer cerró seis años de investigación, dice que también el PP se lucró de la trama corrupta. Cae ella por el pecado de todos, y amén. Pero la bala va hacia Rajoy como jefe de Génova. Por el momento, la ha detenido usando a su ministra de escudo humano. Valiente presidente.

Ni siquiera la ha forzado a dimitir porque quisiera, sino porque se ha visto obligado para evitar la insostenible situación de presentar hoy sus medidas de regeneración en el Congreso junto a ella. Rajoy ha dado el tiro de gracia, pero ha tenido que venir un juez a dictarle la sentencia. El problema de no hacer política es que al final te pilla la Justicia y acabas ajusticiando.

Tarde y mal. Aunque no esté Ana Mato, nadie se cree que Rajoy pueda regenerar nada. Ni muerto el perro se acabó la rabia. De hecho, acaba de empezar. El auto implica a decenas de populares y apunta directamente al partido en el que Rajoy lo ha sido todo y ha estado en el centro del huracán. Decía el PP que la Gürtel era una conspiración contra el PP. Dice Ruz que es, más bien, una conspiración del PP contra la sociedad.

Que se ande con ojo el juez, que ahora van a por él los pistoleros del PP. El 24 de diciembre vence su periodo como juez sustituto en el tribunal número 5 de la Audiencia Nacional. Como advertía ayer Ernesto Ekaizer, si la sociedad no presiona para que le renueven, podrían apartarle del caso. No se enfrenta a enemigos pequeños sino implacables. Basta con mirar los cadáveres de Garzón y Silva para saber lo que le puede pasar. Y en el PP están que trinan con él. Por hacer su trabajo. Se la tienen guardada desde que envío a la policía a Génova a buscar las pruebas que los genoveses destruían y ahora le acusan de sacar el auto un día antes de que Rajoy presente sus medidas contra la corrupción. La única medida de regeneración que puede tomar es que se vaya con Dios.

Porque, vamos a ver, lo único que ha traído Rajoy en estos tres años justos de mandato es degeneración de la democracia española en todos sus ámbitos. Aparte del mito de la recuperación, que solo veía el finado Botín, el legado del presidente consiste en un puñado de mentiras y traiciones a su programa, de recortes salvajes y reformas que han traído más paro, desigualdad, desesperación, desahucios y miseria, y una larga lista de casos de corrupción que le rodean: Bárcenas, la caja B, la financiación ilegal, las tarjetas negras, su confianza en Matas y Fabra, y ahora la acusación de que el PP que dirige se aprovechó del dinero ilícito de la Gürtel. Puede que intente agotar la legislatura y se lleve a algún otro por delante. Pero ni siquiera el PP va a dejar que arrastre con él a todo el partido. Este misil lleva su nombre. Rajoy, eres el siguiente.

¿Franco ha muerto? - Rafael Fernando Navarro - Diario digital Nueva Tribuna

¿Franco ha muerto? - Rafael Fernando Navarro - Diario digital Nueva Tribuna