jueves, 29 de octubre de 2015

La gota que colma el vaso

LA GOTA QUE REBASA EL VASO


Son cuatro ya los ejemplos que se pueden ver, a lo largo de la Historia, en los que los nacionalistas catalanes han intentado imponer un Estado propio, fracasando claramente en los tres primeros y con el interrogante de lo que puede suceder en el cuarto.

El primero en 1873, cuando un mes después de declararse la I República, un grupo de independentistas declaró la sustantividad del Estado catalán, deteniendo a las autoridades legales. Fue precisamente un catalán, el jefe del Poder Ejecutivo, Estanislao Figueras, quien tuvo que hacer frente a esta sublevación que duró escasamente unos días. El segundo sucedió en 1931, cuando el mismo día de la proclamación de la II República, Francesc Macià, presidente de Esquerra Republicana, apareció en el balcón de la Generalitat para declarar el Estado catalán, que formaría parte de una Confederación de pueblos ibéricos. El Gobierno provisional de la II República envió urgentemente a Barcelona a tres ministros para que negociasen con Macià. Finalmente consiguieron que se renunciase al Estado catalán, gracias al compromiso del Gobierno de admitir un Estatuto de Autonomía para Cataluña. El tercero fue durante el mes de octubre de 1934, protestando por la entrada de varios ministros de la CEDA en el Gobierno de Alejandro Lerroux, y aprovechando la huelga revolucionaria convocada por los socialistas. En efecto, el entonces Presidente de la Generalitat, Lluís Companys, volvió a proclamar el Estado catalán, acusando al Gobierno español de fascista. En realidad se trataba de un golpe de Estado de la Generalitat, rompiendo toda relación con el Gobierno central y declarando la guerra al Estado español. Esta provocación comportó el que se asistiese a un enfrentamiento violento entre el Ejército y los independentistas catalanes, junto a los Mossos d’Esquadra. Pocas horas después fueron detenidas todas las autoridades catalanas, restableciéndose la normalidad dentro de las especiales circunstancias del momento.

Finalmente, el cuarto ejemplo es el que hemos presenciado anteayer y ayer por la mañana. El lunes pasado, mientras se disolvían las Cortes españolas en Madrid, en Barcelona se constituía el nuevo Parlament catalán, eligiéndose presidenta a la señora Forcadell que hasta ahora no había sido diputada. En el mismo momento de su discurso, una vez elegida sólo por los nacionalistas catalanes y compañeros de viaje, demostró que desconoce las reglas de todo parlamento democrático, pues quien lo dirige debe hacer gala de una Presidencia que sea de todos y no de un sector concreto de los parlamentarios. Su discurso proclamando la soberanía del pueblo catalán y especificando que se trata de conseguir nuevamente un Estado catalán, lo ratificó enfáticamente con los tres vivas al acabar su perorata, que solamente fueron coreados por una parte del Parlamento. Una presidenta que el mismo día de su elección rompe con este dogma de neutralidad de la democracia parlamentaria no debería continuar en el cargo.

Ahora bien, nadie que haya seguido con interés el largo recorrido de los nacionalistas catalanes, comenzando por el nombramiento del presidente Pujol -que ha engañado a tirios y troyanos y que hoy es ya considerado un presunto delincuente-, no debería sorprenderse de que hayamos llegado a la situación actual. Por supuesto, una gran parte de lo que está ocurriendo en Cataluña, se debe, como ya he dicho en muchos artículos en este periódico, a que ha habido una escalada graduada de los nacionalistas que llevaría hasta la declaración unilateral de independencia. Pero seamos realistas: todo ello no se hubiera podido llevar a cabo sin la permisividad de los Gobiernos de Madrid, porque si se hubiesen tomado las medidas oportunas, que no tenían que ser forzosamente represivas, se hubiese logrado un statu quo que podía haber perdurado bastante tiempo. Ciertamente, como señala John Gray, la política es una sucesión de remedios temporales para males recurrentes. Pero, con todo, no podemos ignorar que se puede llegar a acuerdos duraderos si se logra que las dos partes en conflicto cedan en su posición inicial.

Sea lo que sea, esta pasividad tradicional de los Gobiernos de Madrid, en algunos casos interesada a cambio del apoyo de los partidos nacionalistas, parece que en el caso del actual presidente del Gobierno -más vale tarde que nunca- ha cambiado el rumbo por fin. De esta manera, se aprobó antes de la disolución de las Cortes una reforma de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional, que puede ser utilizada para evitar la ruptura de la unidad de nuestro país. Es posible que esta reforma se decidiese ante el temor de que el artículo 155 de la Constitución, copia casi literal del artículo 37 de la Ley Fundamental de Bonn, no se pudiese aplicar por haberse disuelto las Cortes y, más concretamente, el Senado. Sin embargo, en contra de una lectura literal de dicho artículo, en donde se exige que la decisión de suspender, en su caso, una autonomía, deba ser aprobada por la mayoría absoluta de los miembros del Senado, hay que decir que la existencia de su Diputación Permanente permite ejercer esta competencia que es propia del Pleno. En efecto, hay que señalar que la Diputación Permanente dispone de dos funciones concretas. Por una parte, durante los intervalos entre periodos de sesiones, esta institución, como la del Congreso de Diputados, disfruta de la facultad de convocar una reunión extraordinaria del Pleno de la Cámara, así como de la competencia de velar por los poderes de la misma. Y, por otra parte, durante los periodos interlegislativos, dentro de las competencias de velar por los poderes de la Cámara en estos periodos de las Cortes disueltas, se encuentra la facultad, prevista en el mencionado artículo 155.1, de poder adoptar las medidas necesarias cuando una comunidad autónoma no cumpla las obligaciones que le impone la Constitución o atente gravemente contra los intereses generales de España.

En definitiva, es evidente que tras la actuación partidista de la nueva presidenta del Parlament, se están acelerando los hechos, y ayer mañana se presentó una propuesta de Juntos por el Sí y la CUP para señalar que Cataluña se “desengancha” de España para construir el Estado catalán en forma de república y que, en consecuencia, no aplicará en lo sucesivo la legalidad española. A buen seguro, el problema no se halla únicamente en el terreno de la política, o incluso de la legalidad parlamentaria, sino que tiene ya claras connotaciones con el Derecho Penal. Cualquier país democrático no habría permitido que se llegase a este nivel, que sin duda es la gota que rebasa el vaso no solo de la legalidad, sino también de la paciencia que todos los españoles y, en especial, la de los catalanes que se sienten también españoles, como se ha comprobado en las elecciones del 27-S, que son mayoría con respecto a los independentistas. Si nos atenemos a todos los medios con que cuenta el Gobierno catalán para empapar de ideas independentistas a los ciudadanos de Cataluña, sorprende que no hayan alcanzado el triunfo en esas elecciones fraudulentas los favorables a la independencia.

A este respecto, se duda de si todos los sucesos de corrupción a que estamos asistiendo en concreto en Cataluña, han servido o no para impedir que se consiguiese ese objetivo. Digo esto, porque hace una semana, después de la comparecencia del presidente Mas, acompañado de sus cuatrocientos mariachis, ante el Tribunal Superior de Cataluña, una ola de optimismo separatista pareció invadir las calles de Barcelona. Hasta el punto de que La Vanguardia, del antimonárquico Conde de Godó, se permitió algo que hasta ahora era insólito y es que el martes día 20 la mitad de sus páginas aparecieron en catalán. Sin embargo, duró poco la euforia, porque un día después, las aguas volvieron a su cauce y el castellano, o mejor dicho, el español, volvió a imperar en sus páginas, debido probablemente a que el día antes comenzó una investigación sobre los beneficiarios del famoso 3%, que es una plaga que no cesa en Cataluña y que ha infectado a las instituciones del régimen fundado por Pujol.

En cualquier caso, en mi opinión, el presidente Rajoy ha perdido una magnífica ocasión para haber sido mucho más taxativo en su declaración institucional de ayer, pues se limitó a decir, después del documento separatista de Juntos por el Sí y la CUP, que iba a aplicar la Ley. En su caso, lo que tenía que haber dicho es que si se aprueba ese documento por el Parlament, el Gobierno aplicará el artículo 155 de la Constitución. Lo cual, por supuesto, no solo habría servido para embridar a estos paranoicos que quieren llevar a España al precipicio, sino que además le habría proporcionado una lluvia tal de votos en las elecciones de diciembre, que ya será difícil que vuelva a causa de su parsimonia.

Sea lo que fuere, algo que es muy claro y que no parece ver Rajoy, radica en que las próximas Cortes españolas tendrán que pactar una nueva estructura territorial del Estado, porque el nacionalismo catalán no se acabará mañana y alguna justificación puede tener, aunque ya sabemos que cuando alguien pide justicia, lo que quiere es que le den la razón .

viernes, 9 de octubre de 2015

Hstoria del derecho a decidir en Cataluña

Historia y derecho a decidir
Para los secesionistas catalanes la Historia no es erudición, sino un elemento fundamental en su propuesta política. De hecho, es tan básica en su planteamiento como el inexistente "derecho a decidir" que tantos réditos les ha reportado. Si el derecho a decidir es el principio, la substancia; la Historia es el recipiente que lo contiene y da forma. Sin Historia el derecho a decidir se queda en menos que una palabra hueca, quien le dota de contenido político es la Historia.
Para probar lo anterior no tenemos más que reparar en la diferencia que existe entre el derecho a decidir individual y colectivo. Evidentemente, como individuos tenemos el derecho a decidir muchas cosas; por ejemplo, que carrera estudiaremos, cuáles son nuestras aficiones o con quien contraemos matrimonio. Evidentemente, no se trata de derechos que no carezcan de límites; pues uno no podrá estudiar lo que desea es preciso cumplir con los requisitos de admisión en el centro en el que se imparta, para poder llevar a término una afición en ocasiones es necesario adquirir conocimientos u obtener autorizaciones (para ser patrón de un buque de vela, por ejemplo) y para contraer matrimonio con quien se desee es necesario que la persona elegida tenga el mismo deseo.
En el caso de las decisiones que han de tomarse colectivamente junto con los límites anteriores; esto es, aquellos que son externos al sujeto que decide, existe también un condicionante que no se da en las decisiones que se toman individualmente; ese condicionante es la concreción de los individuos que han de concurrir para tomar la decisión de que se trate; y es una concreción que siempre podrá ser objeto de cuestionamiento.
En el caso del derecho a la autodeterminación; esto es, a la creación de un sujeto político soberano a partir de territorio y población integrados en otro sujeto político soberano; dicha concreción de las personas que han de participar en la decisión es fundamental. ¿Pueden autodeterminarse los habitantes de un barrio? ¿Aquellos que disponen de una renta determinada? ¿Quienes profesan una religión, se integran en una etnia diferenciada o hablan cierto idioma? Las respuestas a estas preguntas se encuentran en el Derecho internacional -si de lo que estamos hablando es de la perspectiva jurídica-; pero aquí no me ocuparé de ello porque en el caso catalán es evidente que no se da ninguna de las circunstancias que justificarían el ejercicio de ese derecho a partir de lo que prevé el Derecho internacional público. Lo menciono solamente para indicar que en el derecho a decidir existe un elemento que en el caso catalán se da por sobreentendido y que es que el ámbito de decisión es el territorio de Cataluña o, mejor dicho, los residentes en el territorio de Cataluña. Como digo, este es un sobreentendido que habría que justificar (¿por qué el territorio de Cataluña y no el de todos los denominados "Países Catalanes"? ¿por qué Cataluña y no cualquiera de sus provincias, comarcas o municipios?). Hasta donde yo sé esta justificación esta sin hacer, limitándose a plantearlo como una evidencia en sí misma ("¿negarás que Cataluña es una nación?" se ha dicho en más de una ocasión), una evidencia que partiría de la constatación de que Cataluña ha sido un territorio dotado de autogobierno desde tiempo inmemorial y al que "solamente" en los últimos 300 años se le habría privado de la posibilidad de regirse como nación soberana.
Evidentemente, el planteamiento anterior podría ser objeto ya no de matizaciones, sino directamente de refutaciones; pero no es este el lugar para hacerlo, limitándome a señalar aquí la importancia que para el argumentario político secesionista tiene mantener la ficción de unas instituciones catalanas independientes y con amplios poderes que desde tiempos inmemoriales (si pudiera ser) hubieran configurado una comunidad política diferenciada de las de sus vecinos. Esta historia (conscientemente he pasado a la minúscula) sería la base indispensable para dotar de sentido al vaporoso "derecho a decidir". Sin la historia sería muy fácil refutar el pretendido derecho preguntando simplemente cuál es el grupo llamado a ejercerlo, en definitiva ¿quiénes son los que deciden?




Entre estas instituciones hay una que merece una atención especial: la Generalitat y su presidente. La idea de un gobierno catalán independiente que desde el siglo XIV hasta la actualidad mantiene una línea de continuidad tan solo rota por la "conquista" borbónica tras la Guerra de Sucesión dota de fuste a la reivindicación del derecho a proclamar Cataluña como Estado independiente. Además, contribuye a dotar de legitimidad a las actuaciones del presidente de la Generalitat, quien no es presentado como lo que es, una autoridad del ordenamiento constitucional español con los poderes que establece la Constitución y el Estatuto de Autonomía; sino como el heredero de ese gobierno catalán de raíces medievales; un protopresidente de la República Catalana, en definitiva.
Esto explica la importancia que en la simbología independentista tiene el Presidente de la Generalitat y su lugar en la sucesión de presidentes desde el siglo XIV. Tal como nos recuerda hoy Joaquim Coll en su artículo en "El Periódico", Artur Mas tuvo buen cuidado de indicar durante su reciente viaje a Estados Unidos que era el 129º presidente de la Generalitat. La continuidad desde el medioevo hace la institución, justifica el derecho a la autodeterminación y adelanta lo que sería el Estado independiente.
Pues bien, en el mismo artículo Joaquim Coll nos descubre que según ha mostrado Óscar Uceda, historiador que realiza su tesis doctoral sobre la Guerra de Sucesión, en realidad en el siglo XIV no existía ningún presidente de la Generalitat. Ni en el XIV ni en el XV ni en el XVI ni en el XVII ni en el XVIII. Durante esa época lo que la mitología nacionalista ha dado en llamar "President de la Generalitat" era simplemente el diputado eclesiástico de más edad de la Generalitat (una institución que se limitaba a la recaudación de impuestos, una especie de Agencia Tributaria de la época). El pretendido "President" era simplemente el diputado a quien por razón de antigüedad y procedencia (eclesiástica) le competía una función de preeminencia entre sus colegas. Nada que ver con lo que sería el presidente de una pretendidamente autogobernada Cataluña. A la luz de estas informaciones será más fácil entender por qué todos (o casi todos) los pretendidos presidentes de la Generalitat que figuran en la lista que nos ofrece viquipèdia a partir de la información que facilita la propia Generalitat son eclesiásticos.
Como en tanta otras cosas, la necesidad de crear una adecuada mitología que fundamentara las aspiraciones políticas de ciertos notables catalanes de finales del XIX y principios del XX, hizo que se tomaran elementos de aquí y de allí para construir un pasado acorde con el futuro que se pretendía. Y cuando en 1931 se creó la Generalitat republicana se pretendió que era la restauración de una figura medieval que nada tenía que ver con ella y, para dotar de mayor realce a la figura de su presidente se pretendió que esa autoridad era también recuperación de una figura... inexistente.
De mentira en mentira hasta el engaño final........

miércoles, 7 de octubre de 2015

De mayor quiero ser chulo o putero

De mayor quiero ser chulo o putero

Amnistía Internacional, haciendo honor a su propio nombre, ha decidido amnistiar internacionalmente al putero, al chulo y al traficante de mujeres pidiendo la despenalización absoluta “de todos los aspectos relacionados con el trabajo sexual consensuado". Es decir, que recomendará a los diferentes Estados que, con buen criterio, no castiguen a quienes ejercen la profesión, pero garantizando igualmente la impunidad legal a los implicados en este negocio.

Es una noticia, sin duda, bien acogida por los usuarios y emprendedores del sexo patrio. Nuestra piel de toro está llena de miles de garitos con farolillos rojos y luces de neón que contribuyen honrosamente a mantener viva la llama de la marca España, generando puestos de trabajo que con una acertada regulación pueden procurar una digna y abundante salida laboral: clubes, whisquerías, moteles o simples pisos donde el macho ibérico, producto con denominación de origen de fama internacional, ejerce de proxeneta o consuma su hombría fomentando el empleo y aumentando el poder adquisitivo de la mujer. Españoles comprometidos con el futuro del país que desde 2014 contribuyen ya oficialmente y por arte de magia al descenso del déficit público y al enriquecimiento del país, representando el 0,35% del PIB (3.670 millones de euros) según el Instituto Nacional de Estadística.

Nadie sabe cuántas mujeres ejercen en España la prostitución, ni siquiera los empresarios de los clubes de alterne, pero es un dato conocido que más del 90% son migrantes extranjeras. Si se cumplen las demandas y los pronósticos de AI, podrán tener derechos y garantías laborales. 

Con la legitimidad que aporta la resolución de una prestigiosa ONG internacional, cualquier Wert que ejerza como ministro podrá aprovechar la coyuntura y crear el grado de Ciencias de la Prostitución y un master en Administración de puticlubs. Después de una buena formación, las licenciadas podrán inscribirse en el Ilustre Colegio Oficial de Prostitutas, organismo que quizá consiga el título de real si alguien del Palacio de La Zarzuela accede a ejercer la presidencia honorífica.

Afortunadamente para los regulacionistas, cuando se derrumben los intolerantes muros del puritanismo y el abolicionismo ya nada volverá a ser lo mismo. La democracia avanzará por veredas desconocidas y la mojigatería pasará a la historia. En el parque infantil, podrán interesarse por el futuro de su vecinita:

— Hola bonita, y tú, ¿qué quieres ser de mayor?

— Yo puta, que es una profesión con gran tradición histórica y con mucha salida.


“Progresistas” o fachas, estatales, autonómicos o locales, los periódicos de este país hacen caja con cientos de anuncios diarios eufemísticamente llamados de “relax” o bajo el epígrafe de ‘Adultos', ocupando los anuncios por palabras junto a coches de segunda mano, pisos en alquiler, adivinos de pacotilla y mercancías variadas: “Furgoneta diesel seminueva con todos los extras”; “Vidente africano, recuperación inmediata de parejas”; “¡¡Ocho muñequitas, belleza y variedad!! 2 veces x 40€”; “Se venden 60 vacas de carne rubia gallega y tres toros”. A pesar de que la Ley General de Publicidad considera ilegales los anuncios que "atenten contra la dignidad de la persona" o "presenten a las mujeres de forma vejatoria", bien por servirse de su cuerpo "como un objeto" o por vincular su imagen a "comportamientos estereotipados".

Con la regulación, los anuncios podrán incluir ofertas directas de empleo: “Se necesitan chicas con buena presencia para mítico Club Huracán. Preferible sin experiencia”. Quién sabe si los programas de prostitución no desplazarán del prime time televisivo a los agobiantes y omnipresentes programas de cocina con un Masterputas o Putas sobre ruedas.

Decenas de miles de mujeres son explotadas sexualmente por un negocio de hombres. No conozco a ninguna mujer que haya podido entrar en un burdel si no es para prostituirse o hacer la limpieza. Le han colgado el cartel de “oficio más antiguo del mundo” para mantener presente que las mujeres somos putas potenciales desde que Eva comió la manzana del pecado. Y, sin embargo, ni la madre de dios hecho hombre se permitió echar libremente un polvo para concebirle. Se tilda la prostitución de oficio obviando que la inherente transacción comercial del cuerpo lo convierte en esclavitud. Está idealizada en la literatura, en el cine, en la música, en la tradición histórica, incluso en la socialización masculina: en el burdel pierden la virginidad o se preparan para ser esposos complacientes en cursos de formación acelerados. En el prostíbulo existe un pacto entre caballeros, una omertá no escrita por la cual el cura, el jefe, el personaje público o el propio padre y su hijo nunca se han visto en el garito cuando están fuera de él. Y la modernidad ha traído el whatsApp para compartir profusamente las imágenes de hembras entre la manada.

En las organizaciones políticas y sindicales de izquierda hay miles de militantes que podrían hacer constar en su currículum: prostitución, nivel usuario. Por eso, en múltiples ocasiones, la regularización es el lavado de cara de las conciencias y los remordimientos, o de la carencia de estos.

— Y digo yo... ¿aquí no haría falta una Revolución?

— Y luego, ¿por qué me lo preguntas?

De mayor quiero ser chulo o putero

De mayor quiero ser chulo o putero

Amnistía Internacional, haciendo honor a su propio nombre, ha decidido amnistiar internacionalmente al putero, al chulo y al traficante de mujeres pidiendo la despenalización absoluta “de todos los aspectos relacionados con el trabajo sexual consensuado". Es decir, que recomendará a los diferentes Estados que, con buen criterio, no castiguen a quienes ejercen la profesión, pero garantizando igualmente la impunidad legal a los implicados en este negocio.

Es una noticia, sin duda, bien acogida por los usuarios y emprendedores del sexo patrio. Nuestra piel de toro está llena de miles de garitos con farolillos rojos y luces de neón que contribuyen honrosamente a mantener viva la llama de la marca España, generando puestos de trabajo que con una acertada regulación pueden procurar una digna y abundante salida laboral: clubes, whisquerías, moteles o simples pisos donde el macho ibérico, producto con denominación de origen de fama internacional, ejerce de proxeneta o consuma su hombría fomentando el empleo y aumentando el poder adquisitivo de la mujer. Españoles comprometidos con el futuro del país que desde 2014 contribuyen ya oficialmente y por arte de magia al descenso del déficit público y al enriquecimiento del país, representando el 0,35% del PIB (3.670 millones de euros) según el Instituto Nacional de Estadística.

Nadie sabe cuántas mujeres ejercen en España la prostitución, ni siquiera los empresarios de los clubes de alterne, pero es un dato conocido que más del 90% son migrantes extranjeras. Si se cumplen las demandas y los pronósticos de AI, podrán tener derechos y garantías laborales. 

Con la legitimidad que aporta la resolución de una prestigiosa ONG internacional, cualquier Wert que ejerza como ministro podrá aprovechar la coyuntura y crear el grado de Ciencias de la Prostitución y un master en Administración de puticlubs. Después de una buena formación, las licenciadas podrán inscribirse en el Ilustre Colegio Oficial de Prostitutas, organismo que quizá consiga el título de real si alguien del Palacio de La Zarzuela accede a ejercer la presidencia honorífica.

Afortunadamente para los regulacionistas, cuando se derrumben los intolerantes muros del puritanismo y el abolicionismo ya nada volverá a ser lo mismo. La democracia avanzará por veredas desconocidas y la mojigatería pasará a la historia. En el parque infantil, podrán interesarse por el futuro de su vecinita:

— Hola bonita, y tú, ¿qué quieres ser de mayor?

— Yo puta, que es una profesión con gran tradición histórica y con mucha salida.


“Progresistas” o fachas, estatales, autonómicos o locales, los periódicos de este país hacen caja con cientos de anuncios diarios eufemísticamente llamados de “relax” o bajo el epígrafe de ‘Adultos', ocupando los anuncios por palabras junto a coches de segunda mano, pisos en alquiler, adivinos de pacotilla y mercancías variadas: “Furgoneta diesel seminueva con todos los extras”; “Vidente africano, recuperación inmediata de parejas”; “¡¡Ocho muñequitas, belleza y variedad!! 2 veces x 40€”; “Se venden 60 vacas de carne rubia gallega y tres toros”. A pesar de que la Ley General de Publicidad considera ilegales los anuncios que "atenten contra la dignidad de la persona" o "presenten a las mujeres de forma vejatoria", bien por servirse de su cuerpo "como un objeto" o por vincular su imagen a "comportamientos estereotipados".

Con la regulación, los anuncios podrán incluir ofertas directas de empleo: “Se necesitan chicas con buena presencia para mítico Club Huracán. Preferible sin experiencia”. Quién sabe si los programas de prostitución no desplazarán del prime time televisivo a los agobiantes y omnipresentes programas de cocina con un Masterputas o Putas sobre ruedas.

Decenas de miles de mujeres son explotadas sexualmente por un negocio de hombres. No conozco a ninguna mujer que haya podido entrar en un burdel si no es para prostituirse o hacer la limpieza. Le han colgado el cartel de “oficio más antiguo del mundo” para mantener presente que las mujeres somos putas potenciales desde que Eva comió la manzana del pecado. Y, sin embargo, ni la madre de dios hecho hombre se permitió echar libremente un polvo para concebirle. Se tilda la prostitución de oficio obviando que la inherente transacción comercial del cuerpo lo convierte en esclavitud. Está idealizada en la literatura, en el cine, en la música, en la tradición histórica, incluso en la socialización masculina: en el burdel pierden la virginidad o se preparan para ser esposos complacientes en cursos de formación acelerados. En el prostíbulo existe un pacto entre caballeros, una omertá no escrita por la cual el cura, el jefe, el personaje público o el propio padre y su hijo nunca se han visto en el garito cuando están fuera de él. Y la modernidad ha traído el whatsApp para compartir profusamente las imágenes de hembras entre la manada.

En las organizaciones políticas y sindicales de izquierda hay miles de militantes que podrían hacer constar en su currículum: prostitución, nivel usuario. Por eso, en múltiples ocasiones, la regularización es el lavado de cara de las conciencias y los remordimientos, o de la carencia de estos.

— Y digo yo... ¿aquí no haría falta una Revolución?

— Y luego, ¿por qué me lo preguntas?

Espectáculo de la politica

Espectáculo de la politica 
Echemos un vistazo a lo más cercano que vivimos y nos afecta más directamente y a lo que parece más lejano, que nos afecta igualmente. En España tenemos un panorama marcado por las aventuras y locuras identitarias de los independentistas catalanes que sustituyen la solución de los problemas económicos y sociales, creados en gran parte por las políticas neoliberales del gobierno catalán, el de CDC, bien aceptado por ERC, de acuerdo con las del gobierno español y de la UE, por un video-juego peligroso en el que los buenos, los independentistas, nos librarán de los malos, los españoles que, como todo el mundo sabe, nos roban y viven sin trabajar a nuestra costa. Menos mal que en Catalunya no roba nadie, que las mordidas y forunas de los Pujol y unos cuantos más, son una invención de la chusma españolista de Madrid. Y convocan unas elecciones el 27 de septiembre, que califican de plebiscitarias, para conseguir la independencia y solucionar todos los problemas que ellos mismos han contribuido a crear: paro, empleo precario, privatizaciones y reducción de servicios públicos, recortes sociales…etc. A partir de ese futuro paraíso los 800.000 desempleados catalanes tendrán empleo de excelente calidad, con menos horas de trabajo y mejores salarios, en especial para los jóvenes que tienen que emigrar; la educación y la sanidad superarán todos los problemas que han creado las privatizaciones y recortes, de las cuales el gobierno de CDC ha sido el principal responsable adelantándose al resto de España en aplicarlas; habrá viviendas baratas para todo el mundo; de nuevo, algo fundamental, seremos el ejemplo político y cultural para el Mediterráneo y Europa y, como ya dijo alguien hace tiempo, los niños comerán helado cada día. Cuadro idílico como podéis comprobar. Lo esperpéntico es que hay gente que se lo cree.

Y ahora pasemos brevemente a ver qué pasa en toda España, incluida Catalunya. En primer lugar, sobre la realidad catalana, el gobierno del PP no es capaz de ganar con argumentos y propuestas el debate político, dejando al descubierto las mentiras y manipulaciones independentistas. No es capaz de entender que la política española, incluida, o especialmente, la política autonómica, exige una reforma en profundidad a los 37 años de la aprobación de la Constitución. La reforma constitucional debe tener un carácter federal, que partiendo del estado de las autonomías, en el que ya se dan muchos aspectos federales, culmine políticamente en un estado federal que nosotros defenderemos que sea republicano, aprobado en referéndum por el conjunto de los españoles. En segundo lugar, combatir la charca politiquera en que se convierte muchas veces la política, con “el tú más” en vez de “propongo esta medida o política concreta” para solucionar los problemas de paro, precariedad laboral, sanidad y educación progresivamente más privatizadas, más caras y con peores servicios, entre otras cosas a cambiar.

Y en la escena internacional ¿qué tenemos? Lo más trágicamente espectacular por la contemplación en directo del sufrimiento humano de mujeres, niños/as y hombres, huyendo de sus países destruidos por las guerras de carácter fundamentalmente terrorista, fomentadas, propiciadas, impulsadas y armadas por EEUU, la UE, Israel, Arabia Saudí, Qatar, Turquía y cómplices. Millones de personas refugiadas donde pueden huyen de la muerte, el fanatismo y la miseria buscando refugio en la Europa que ha sido corresponsable de su tragedia. Y esta Europa pone alambradas y campos de concentración, decidiendo reunirse el 14 de septiembre, hoy 31 de agosto, para buscar una solución, dicen europea y civilizada. Hablan también de destinar dinero para un programa de desarrollo de los países destruidos por las guerras que, teniendo en cuenta lo que han hecho hasta ahora, poco podemos esperar de él. Ante la actitud de la Europa del capital, el problema para nosotros es ¿qué hacemos los que luchamos o decimos luchar por la Europa de los pueblos? Teniendo en cuenta que los conservadores, liberales, socialdemócratas y hasta sectores de los verdes han apoyado y apoyan las intervenciones militares llamadas democráticas y de defensa de los derechos humanos en Iraq, Libia y Siria ahora mismo, con las consecuencias conocidas, sólo queda la alternativa de la izquierda real europea para intentar actuar política, social y culturalmente para que el panorama europeo sea verdaderamente democrático y de defensa de los derechos humanos y se recuperen los principios y valores de la justicia, la solidaridad y el internacionalismo. Europa tiene que acoger a todos los refugiados que llegan mientras subsista la situación de violencia en sus países de origen; Europa debe acabar de inmediato con las guerras que ha contribuido a encender; Europa debe aprobar un programa de desarrollo económico y social para los países destruidos por la violencia y empobrecidos por el saqueo, con un fondo inicial de 200.000 millones de euros.

JUSTICIA PARA LOS REFUGIADOS Y EMIGRANTES QUE HUYEN DE LA MUERTE, LAS GUERRAS Y EL HAMBRE.

La historia se repite

La historia se repite(1982)

Asistimos a un fenómeno parecido al de 1982, que podríamos caracterizar, con precaución por las diferencias entre entonces y ahora, como de “final de época”. Un fenómeno que es producto en gran parte pero no exclusivamente de los cambios sociales y políticos pero que tiene, además, como entonces, un fuerte componente de intervención directa de las fuerzas económicas dominantes que, encharcadas en la crisis financiera y económica del sistema que defienden, cuando ven que se tambalea un panorama afín a sus intereses buscan el recambio para crear otro. Y lo hacen en un momento en que, a diferencia de 1982, gran parte de la información y propaganda es difundida masivamente por las redes sociales. En 1982 se buscó recambio a UCD y se abrió paso al nuevo PP, por un lado, y se marginó al PCE de cualquier acercamiento importante al poder económico real, potenciando al PSOE de Felipe González, recién purgado de cualquier veleidad de izquierdas con la supresión del término marxista como gesto de aceptación del sistema. Los dos polos del bipartidismo necesario a los intereses del capital, el duro y el progre, se consolidaron en un largo proceso. Ahora, ante las consecuencias sociales de la crisis para millones de personas que habían sido captadas o neutralizadas por el consumismo, que asisten a la espectacular explosión de una corrupción generalizada que afecta a los dos partidos del bipartidismo y a sus socios ambivalentes, tipo CiU, degradando el concepto de política, el régimen dominante busca los recambios en prevención del futuro. Y nace Podemos por el lado progre y Ciudadanos, catapultado desde Catalunya a toda España, por el “centro derecha”. Se trata fundamentalmente de evitar cualquier amago revolucionario callejero y reconducir el bipartidismo a una realidad más compleja desarrollada con la situación generada en los últimos años: más de 5 millones de parados, afectando por encima del 50% a los más jóvenes, muchos de los cuales emigran, y expulsando del mercado de trabajo a los mayores de 45 años, trabajo cada vez más masivamente precario, a horas y, en muchos casos, sin salario, desahucios, recortes sociales, corrupción, más gasto militar y participación en guerras.

Las fuerzas dominantes, las que sin presentarse a las elecciones mandan desde las finanzas, las bolsas o los fondos de inversión, utilizan a fondo los medios de información y propaganda, todos en sus manos, para controlar y reconducir la nueva realidad. Si antes el PSOE se convirtió en la “casa común” de la izquierda, ahora es Podemos, inducido por las circunstancias y voluntariamente quien, en el más puro estilo felipista, no plantea la unidad de una izquierda plural, sino, simplemente, la absorción de ésta en la “casa común” de Podemos. Si entonces, Felipe González tranquilizó y se subordinó a las fuerzas conservadoras y social demócratas dominantes en Europa y a los EEUU de forma expresa, ahora Pablo Iglesias visita los EEUU, sus instituciones y se hace una interesante y cordial foto con el embajador del imperio, James Costos, en Madrid. Gestos parecidos en ambos casos para que no haya dudas sobre la aceptación del sistema y no su subversión. No extrañen pues el manejo de categoría políticas “ni de izquierdas ni de derechas”.

Y nosotros, ¿qué? Pues si en 1982 fue el “Juntos podemos”, de tan aciago resultado, ahora es una especie de subordinación caótica a la realidad política surgida hace un año sin tan siquiera tener un poco de paciencia y temple político y esperar a que se desarrolle una situación no consolidada, sin hacer caso a las previsiones apocalípticas de unos y a las deslealtades notorias de otros. Los y las que defendemos todavía una alternativa real a lo existente, unitaria, convergente y plural, pero no la liquidación de un proyecto más vigente que nunca, no nos podemos dejar engullir por el agujero negro que el capitalismo siempre impulsa y utiliza para reconstruir su erosionado dominio. Si Podemos y otros quieren unidad para derrotar al PP y acabar realmente, no de boquilla, con el bipartidismo, somos los campeones de la unidad: una coalición y un programa político claro, sencillo y concreto y el compromiso de defenderlo colectivamente en las instituciones y en la calle, sin que nadie tenga que disolverse. Esto es lo que debe hacerse sin sentirse acuciado por los tiempos electorales y teniendo perspectiva. El futuro decidirá los nuevos pasos a dar. Lo demás es subordinación a una concepción superficialmente instrumental de la política, que no debería inspirar ninguna confianza y que sólo sirve para nuestro enfrentamiento.