miércoles, 25 de julio de 2012

¿Donde esta el dinero robado?


No hacía falta que el ex economista jefe de la consultora McKinsey, James Henry, elaborase el más exhaustivo informe hasta la fecha sobre los paraísos fiscales para que nos oliésemos adónde han ido a parar las astronómicas cantidades que se han ido sustrayendo de las arcas públicas durante los últimos años, hasta que Montoro ha podido decir aquello de “no hay dinero”… para los pobres, claro. Pero esa investigación, encargada por Tax Justice Network (Red de Justicia Fiscal) nos ha dejado de piedra al descubrir que el monto total de la defraudación fiscal de las grandes fortunas, y las aún mayores compañías y entidades financieras, ascendió en cinco años (2005-2010) a una escalofriante cifra que supera ampliamente la suma de los PIB de EEUU y de Japón juntos.
Tampoco nos sorprende que Suiza y las Islas Caimán sean las guaridas preferidas por esos piratas para enterrar su botín, pero una vez más indigna la absoluta impunidad otorgada por nuestros gobiernos a la gran banca internacional cuyos abusos nos han precipitado al abismo: los diez mayores bancos privados del mundo (y no sólo los suizos, como UBS, sino también los de cabecera del Gobierno Rajoy, como Goldman Sachs, al que ha confiado el diagnóstico de Bankia) participan tan activamente en la administración de ese fraude global que sólo en 2010 gestionaron el equivalente a cuatro veces el PIB de España, es decir casi el triple que cinco años antes cuando aún no había estallado la crisis económica planetaria.
Vamos, que mientras el mundo entero se sumía en una recesión acelerada, las sociedades se empobrecían, los trabajadores perdían prestaciones sociales y derechos laborales, los gobiernos clamaban que sus ciudadanos habían vivido por encima de sus posibilidades, y en sólo ocho países occidentales (incluida España) se esquilmaba a los contribuyentes para entregar 1,2 billones de dinero público a la banca, esta última estaba multiplicando su negocio por tres. Claro que después declaraba pérdidas insostenibles, pero vistos los tejemanejes que van saliendo a la luz a medida que nos arruinan es más que difícil creerse sus cuentos… quiero decir, cuentas.
Una vez más, el caso español es diferente… para peor. Es de dominio público que España bate récords de manejo de dinero negro, puesto que casi las dos terceras partes de todo el efectivo en manos de los españoles está en billetes de 500 euros; precisamente los que jamás vemos circular en la economía real cotidiana de esos mismos ciudadanos. Ni más ni menos que 111 millones de billetes de 500… que nadie ve nunca. Bueno, seguro que alguien los ve, pero no creo que sea usted, querido lector.
Así que el Parlamento Europeo no hace más que lamentarse de que nuestro Gobierno no facilite datos fiables sobre la economía sumergida y el fraude fiscal en España. En suinforme de julio de 2008, la Eurocámara estimó que las pérdidas globales (directas e indirectas) de ingresos fiscales originadas por el fraude fiscal se sitúan en Europa entre los 200.000 y los 250.000 millones de euros anuales. Pero no pudo dar datos precisos sobre nuestro país.
Eso sí, los eurodiputados concluyeron que en esa liga España también es campeona: el dinero en metálico supone el 10% del PIB (el doble del nivel medio en la UE) y las transacciones que evaden el control del fisco ascienden a entre el 20% y el 25% del PIB, nuevamente duplicando la media europea. Una sencilla ecuación, empleando los datos conocidos de Producto Interior Bruto y presión fiscal media, permite calcular que las cantidades no ingresadas por Hacienda cada año suman alrededor de 70.000 millones de euros.
¡Qué casualidad que esa cifra sea casi igual que la cantidad de dinero que ahora el Gobierno del PP quiere quitar a los contribuyentes para “sanear” a la banca!

Incompetencia y mentiras


España está en situación límite. Tal y como desean los grandes centros del poder oligárquico europeo, la subida de los tipos a los que se coloca nuestra deuda hará imposible su financiación y así se justificará la intervención global que vienen buscando. El Banco Central Europeo está haciendo el trabajo sucio desde hace meses, dejando que los especuladores se ensañen sin hacer nada para evitarlo, pero no se puede decir que sea el único responsable.
La verdad es que nuestros gobernantes son igualmente culpables de la situación extrema en la que nos encontramos porque vienen tomando desde hace meses una serie de medidas erróneas que era inevitable que nos llevaran al desastre, como hemos ido anticipando con total precisión los economistas críticos.
Venimos diciendo que permanecer en el euro sin unión fiscal (auténtica y no solo como un directorio que imponga disciplina presupuestaria), sin que exista un fondo europeo de rescate de los bancos (porque su situación patrimonial no puede resolverse con estrategias nacionales sino con una europea) y sin que el Banco Central Europeo actúe como un verdadero banco central que financie a los estados a bajo coste y que acabe con los especuladores para que la crisis de liquidez no se convierta artificial e innecesariamente en una de solvencia, era y es un suicidio económico, como ya estamos comprobando.
Hemos dicho por activa y por pasiva que dedicar miles millones a la banca sin conocer exactamente su auténtica situación patrimonial no resolvería nada, como seguimos comprobando después de varias reformas e inyecciones de liquidez.
También advertimos que optar por la política de fusiones de cajas, que era la estrategia que deseaban los bancos grandes para quedarse finalmente con su mercado, era una barbaridad que solo iba a dejar cadáveres muy costosos en el camino y solo más privilegios para quienes han provocado la situación financiera lamentable en la que nos encontramos, como también hemos podido comprobar ya.
Hemos demostrado que la experiencia y la evidencia empírica indican que las políticas de recortes de gasto en fases de crisis son una aberración que ni sirven para salir de ella ni para financiar mejor la deuda, como también se ha comprobado ya. Y hemos puesto de manifiesto que, además de ser tremendamente injustos, los recortes de derechos sociales son innecesarios (porque hay otras vías para obtener los recursos que se necesitan) y que crean una situación de emergencia social y de insostenibilidad que solo va a traer conflictos y perturbaciones ciudadanas muy graves, como estamos empezando a vivir.
Estamos, pues, donde estamos porque nuestros gobernantes han sido unos auténticos incompetentes. No tienen un plan de actuación previsto (como demuestra la improvisación constante), no saben lo que quieren o deben hacer (como indican las constantes idas y venidas), y no tienen la más mínima idea del efecto de las medidas que toman, como pone de manifiesto el que no acierten ni en una sola de sus previsiones.
Pero, además, los gobernantes del PP son unos mentirosos compulsivos (como Vicenç Navarro, Alberto Garzón y yo hemos demostrado en nuestro libro Lo que España necesita), unos trileros que se creen que pueden engañar a los mercados y a las autoridades europeas a base de hacer las mismas trampas que hacen a su electorado y a todos los españoles. Lo que naturalmente tiene un efecto desastroso sobre las apuestas especulativas de los mercados que les ganan constantemente la partida, como muestra el alza acelerada de la prima de riesgo desde que gobierna Rajoy.
El gobierno del PP no ha sabido defender los intereses de España en Europa y los ha traicionado al renunciar a enfrentarse a las imposiciones constantes de sus centros de poder. Sus dirigentes creyeron estúpidamente que su sola presencia en el Ejecutivo sería suficiente para dar la vuelta a la situación (“Que caiga España que ya la levantaremos nosotros”, decía Montoro en 2010) y en lugar de sincerarse con la ciudadanía se dedican a justificar su estrepitoso fracaso con el recurso a la herencia de Zapatero, un discurso que ya es sencillamente infame cuando día a día se comprueba que los ayuntamientos o comunidades autónomas en peor situación son las que el PP ha gobernado.
No pasa un día sin que nos llevemos un sobresalto o contemplemos una señal más de su incompetencia: ayer, la prima de riesgo volvía a desbocarse (como Vicenç Navarro y yo habíamos advertido que iba a suceder después del rescate bancario de junio, que Rajoy y el Rey decían que arreglaba nuestro problema financiero). Y el mismo Ministro de Economía que está constantemente actuando para ganarse la confianza de los mercados denunciaba ayer su “irracionalidad”, como si fuera un extremista antisistema cualquiera.
Hay que exigir que no sigan mintiendo más. Es imprescindible poner fin al engaño electoral y a la incompetencia que nos lleva al desastre. España debe y puede hacerse fuerte. En ninguna ley natural está escrito que el destino de nuestro pueblo tenga que ser el doblegarse a las imposiciones de poderes financieros extranjeros o soportar en silencio los destrozos de un gobierno que traiciona los intereses nacionales. Como también venimos demostrando los economistas alternativos, los técnicos de Hacienda, los movimientos y organizaciones sociales…, hay medidas de otro tipo y un horizonte diferente que nos permite resolver de otro modo nuestros problemas económicos, aunque es cierto que para ponerlos en marcha se necesita voluntad política y más fuerza social, solo posibles en una verdadera democracia, que es lo que nos falta.
Renunciando a ser libres (como ha reconocido Rajoy en el Congreso) y gobernando en contra de las preferencias de la mayoría de la población, en contra de lo prometido en su programa electoral y a base de decretos, el PP ha suspendido de facto la democracia en España. Y los españoles demócratas de todas las sensibilidades y tendencias tenemos el derecho y la obligación de recuperarla, por dignidad y para evitar la ruina que produce tanta mentira e incompetencia.

La feria de las mentiras

La feria de las mentiras!
¡Qué tristeza que no haya nadie capaz de enderezar el país! Estamos en manos de dos fracasados. Rajoy ha resultado ser un chapuzas incumplidor y mentiroso, y Rubalcaba un segundón de estrella apagada por su pasado. Izquierda Unida es una buena guarnición, pero no plato principal, aunque al menos no participe en esta feria de las mentiras en que vivimos. Lo mismo le acaba de ocurrir en Francia al Frente de Izquierda de Bélenchon, que solo recolecta el 6,5% de los votos en las legislativas de ayer, la mitad que la ultra de extrema derecha Marine Le Pen y su Frente Nacional. Pero Francia es otra historia, y allí se le reconoce al triunfador Hollande su calidad de izquierda. Los demás partidos españoles son el postre, que se puede tomar o sustituirlo por un café solo.
Al contrario de lo afirmado por el astrofísico Galileo Galilei tras abjurar ante la Inquisición, el mundo político español, sin embargo, no se mueve. Le pregunté ayer a un amigo: Tú que hablas con tanta gente, ¿conoces a alguien, digamos a tres personas, que presumiblemente hayan votado al PP y ya no le votarían? No, fue la respuesta. ¿Y a tres ‘desertores’ del PSOE que volverían a votarle? No, fue también la respuesta.
La Bolsa ha abierto hoy con grandes ganancias, especialmente de los bancos. Esto sí que es el capital defendiendo al capital, y no el de Marx. Los trabajadores reformados, los pensionistas debilitados, los parados camino de la eternidad no han ganado hoy un céntimo en la bolsa de sus vidas, al contrario, el acoso y derribo del sistema contra ellos continúa. Somos más pobres que ayer, pero menos que mañana. La indiferencia, el estoicismo, la resignación son las nuevas señas de identidad de España.
Bueno, malo, regular o mixto, todos tenemos un pasado, que nos condiciona y del que tenemos que responder. Pero los políticos, más, y Rubalcaba todavía más. Porque si no tuviera pasado, sería un muy buen candidato del PSOE a la Presidencia del Gobierno de España. Todo lo que dijo ayer en la rueda de prensa posterior a la de Mariano Rajoy antes de su viaje a Polonia para contemplar en directo la victoria de la Selección Nacional de fútbol, fue, en mi opinión, acertado, coherente y prometedor:
1. Todo rescate es un préstamo. (Lo sabe hasta Perogrullo, menos Chuky Guindos). La póliza de crédito la firma el Estado.
2. El coste del rescate no lo deben pagar ni los trabajadores ni las clases medias. Actuaremos en esa defensa.
3. A quien hay que rescatar es a los ciudadanos. Recatar a los bancos y no a los ciudadanos no es admisible. Hay que vigilar si los bancos desbloquean los créditos, vigilar las hipotecas y las acciones preferentes, que han sido una estafa. Esto es: vigilar que los 100.000 millones beneficien a los ciudadanos, en lugar de suponerles más cargas y sacrificios.
4. No más recortes sociales o laborales. Estamos dispuestos a compartir esfuerzos, pero sanidad, educación y solidaridad con los necesitados son intocables.
5. El PSOE no va a echar gasolina.
Pero todo, siento tan justo, le queda muy triste. Tal vez Rubalcaba se ha convertido en un personaje triste. Como si sus reivindicaciones fueran con sordina. Diga lo que diga y haga lo que haga, la sombra de su pasado le inhabilita. Jamás se librará de ‘¿por qué no lo hicieron cuando gobernaban, cómo creerle?’ ¿Qué puede hacer frente a ello? Y encima su ambición impide el relevo por quien sea.
Así pues, tendremos que seguir dando tumbos. Ahora que ya nos gobierna Europa. Creo que está todo arreglado: vas al banco y te dan lo que quieras. España, la feria de la mentira.

Oro

El sueño de Gramsci, que todos los ciudadanos somos aliados de clase, se ha hecho realidad en los últimos días. Las medidas ultramontanas del Partido Popular en el gobierno, están consiguiendo lo que parecía prácticamente imposible: La consolidación de una sola clase social, una clase que perfectamente se podría denominar, clase de los expoliados.

Pero las políticas económicas ultraliberales, no se han podido instalar por sí solas, no han podido acorralar el estado social y de derecho, solamente por la avaricia e inmoralidad de unos pocos. Para llegar a esta situación se ha tenido que apoyar en muchos grupos sociales, ha tenido que buscar, convencer a colaboradores necesarios y por tanto aliados seguramente ignorantes e indirectos de un modelo económico engangrenado, corrupto, carcomido y claramente en un punto de metástasis sin retorno.

 

Etimológicamente, el término proletariado procede de la terminología que se utilizaba en la República de Roma, para designar a una de las clases sociales que integraba el campo de los plebeyos.


Ciudadanos libres que no poseían otra propiedad que la de su propia prole. Es decir en la actualidad la clase trabajadora que carece de propiedad sobre los medios de producción y se ven obligados a vender su fuerza de trabajo para obtener los medios de subsistencia.

Cuando la clase trabajadora por poseer un piso en propiedad, por tener un nivel de renta suficiente para vivir con cierta comodidad, por ser propietario de algunas acciones de grandes compañías, se cree transportado hacia otra clase social, de mayor nivel, con más estatus social, es cuando empieza la colaboración inconsciente con la máquina depredadora del sistema.

Cuando se accede al trueque de espejos de colores por oro, espejos cóncavos y pintados con barnices sintéticos que deforman la realidad, que nos hacen vernos más de lo que somos, más guapos, más altos, más ricos, perdemos el oro, claro lo más preciado, nuestro interior, nuestros valores, el alma, el éter que decían los presocráticos, que ya sabían que no era algo tan intangible, era más bien nuestra esencia, era nuestro ser humano.

 

Mientras, están monopolizando la información y el pensamiento, ni pensamiento único, ni pensamiento débil... pensamiento monolítico. Prima de riesgo, deuda, rescate... y mientras, se ha muerto Jon Lord, líder mítico de Deep Purple, esto si que es una noticia relevante, aunque pase prácticamente desapercibida.

No cojamos más espejitos, no nos dejemos embaucar, los que ya nos han encalomado, mejor los tiramos lo más lejos posible. De todas formas los están haciendo trizas, sólo quedan añicos.

Si perdemos el apego a los espejitos de marras, dejarán de tener poder sobre nosotros y al final toda la angustia, se trocara racionalidad y ética.

 

Ahora me voy a escuchar Child in Time de Deep Purple, uno de los mejores temas de todos los tiempos.

¡Que lo hagan ellos !

Durante décadas la derecha cavernícola española asumió como bandera la lapidaria frase de Unamuno: “¡Que inventen ellos!”. Después, para desesperación del intelectual, aplicaron todo el rigor que conocían en llevar su sentimiento trágico de la vida hasta el paroxismo de los pelotones de fusilamiento, provocando que el cansado rector vitalicio de la Universidad de Salamanca acabara muriendo de tristeza tras comprobar como esa legión de tullidos surgida de la fusión entre la sacristía y el cuartel para crear la nueva España, echaba mano a la pistola cada vez que oía hablar de cultura.

En la actualidad, los herederos genéticos de aquella rancia estirpe han sabido adaptarse a unos tiempos donde las comunicaciones y las redes sociales han venido a sustituir a los viejos saberes de la Física y la Mecánica. De este modo, el ¡que inventen ellos! de ayer ha terminado  actualizado en un ¡que informen ellos! gracias a alguna tormentosa lluvia de ideas precipitada durante algún sesudo seminario de la Fundación Faes. Eso sí, los imaginativos neocons se han apresurado a distanciarse del sincero antieuropeismo de Don Miguel, para revestir el mensaje con las pomposas galas del europeísmo más neoliberal. Y siempre, como sus predecesores, con la mirada puesta en los designios de Berlín.

El PP tuvo ocasión de experimentar su nueva consigna durante los difíciles días del 11 de marzo de 2004. Entonces, José María Aznar, ese estadista cuyas miras estaban a la altura de la mesita donde George Bush junior apoyaba sus pies, consiguió convencer a los españoles de que solo bien lejos de los comunicados oficiales podrían encontrar algo de luz sobre la sangría de Atocha. Qué informen ellos, parecía entonar con solemnidad el impagable Ángel Acebes cada vez que repetía el mantra de la autoría etarra para deleite hipnótico de los Pedro J. Ramírez y Federico Jiménez Losantos. Fue así como a los españoles no les quedó más remedio que buscar fuera, en las noticias que emitía BBC o en los avances del New York Times, los datos que concordaban con los indicios del sentido común.

Hoy, pese a las nefastas consecuencias que la táctica tuvo para el PP entonces, Mariano Rajoy sigue empeñado en recuperarla con su enrocamiento en el silencio o el sonsonete simplista. Ahí están para perseverar en la fórmula esos Hermanos Calatrava de la economía que son Cristóbal Montoro y Luis de Guindos, insistiendo en sus chistes fáciles sobre parados vagos, funcionarios de cafelito o nefastas influencias de ZP en las arcas de la bolchevique Generalitat Valenciana. Grotescos comunicadores, en suma, que nos vuelven a invitar a buscar fuera lo que no hallamos en nuestros diarios oficiales. Y así, mientras el presidente omite el debate y los documentos, los españoles se ven obligados a refrescar sus dotes de idiomas para buscar la verdad de su calvario en la versión en inglés de alguna descuidada web ministerial, o en los parlamentos de Alemania, Holanda o Finlandia.

En cualquier caso, las manifestaciones que estos días recorren las calles de España parecen cuestionar, una vez más, la efectividad de la estrategia. No en vano, los españoles tienen experiencia desde los tiempos de Radio Pirenaica en el arte de buscar fuera de los cauces oficiales la respuesta a sus sinsabores. Las expeditivas señales de humo de los gases lacrimógenos con que las fuerzas de orden intentan redireccionar los flujos informativos, son una evidencia de las limitaciones de estos mutismos gubernamentales.

Tal vez por esto algunos sabios del lugar ya esbozan nuevas estrategias para cambiarlo todo sin mudar en nada. Una de las que se perfilan es la de convertir en panacea un gobierno de concertación o el gran pacto nacional. La duda es si su alumbramiento será antes o después de un posible adelanto electoral. Por lo pronto, el rey ya se ha reunido con Alfredo Pérez Rubalcaba, el nuevo Caballero de la Mano Tendida. Le une con Rajoy su visión de Estado. También la agónica convivencia de sus partidos en consejos de administración como los de Bankia. Ahora solo falta que comiencen a ensayar los coros celestiales.

Mienten sin contemplaciones

Es la cuenta de la vieja, si España ha tenido que pedir dinero a Europa para sanear los bancos, si los intereses a pagar para financiarnos (prima de riesgo) son tan caros que devorarán los Presupuestos Generales del Estado ¿de dónde sacará el Gobierno los 18.000 millones de euros para dar “líneas de crédito” a las Comunidades Autónomas? Rajoy no tiene respuesta a esa pregunta y es una de las razones por las que este Gobierno no tiene credibilidad.
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Antes de fin de año las Comunidades Autónomas han de hacer frente a pagos por un importe de 15.800 millones de euros. Hace muchos meses que no consiguen financiarse fuera, nadie les presta dinero. Nada más llegar al Gobierno, Cristóbal Montoro anunció que pondría en marcha los “hispanobonos”, es decir, que las Comunidades podrían emitir deuda con el respaldo del Estado español. Montoro  lo repitió durante meses que sacaría los hispanobonos e incluso la prensa lo anunció para varios Consejos de Ministros. Fue una “Montorada más”, cualquier economista mínimamente informado de lo que se cuece en Bruselas y en el Banco Central Europeo, así como en los mercados internacionales, sabía que los hispanobonos eran imposibles porque hundirían aún más a España. Anuncio como el de los hispanobonos hundió la credibilidad del Gobierno de Rajoy y sin credibilidad hemos llegado al precipicio.

Dos incertidumbres de Rajoy que nos han puesto en la picota
Hay varios puntos estratégicos donde conocer lo que se rumorea señala el camino de por donde va a ir España: Bruselas, sede del Gobierno europeo, Frankfurt, sede del Banco Central Europeo, Berlín, sede del Gobierno alemán, Londres, sede de la City –junto a New York y Hong Kong los mayores mercados financieros del mundo- y Washington, sede del Fondo Monetario Internacional y capital de la primera economía mundial.

En todas estas plazas hay dos preguntas sin respuesta y dos temores que el Gobierno de Rajoy no ha sabido neutralizar y que nos han hundido:

1.- El agujero real de la banca española no se conocerá hasta septiembre y, por tanto hay dudas más que fundadas de que España pueda aguantar hasta ese mes. Sobre todo de lo que se duda es que cuando llegue septiembre los 100.000 millones del fondo de rescate bancario sean suficientes.

Las dos reformas financieras aprobadas diseñadas por De Guindos y aprobadas por Rajoy en estos siete meses son juzgadas unánimemente: han sido un desastre. La nacionalización de Bankia fue un desastre de tal envergadura que pagaremos las consecuencias durante años.

El ministro de Economía, Luis de Guindos, dejó boquiabiertos a todos sus homólogos cuando, al nacionalizar Bankia anunció que dos empresas auditoras privadas investigarían esa entidad, desautorizando al Banco de España. Y asombró aún más cuando anunció que a finales de julio se conocería el alcance del agujero de la banca española. Obviamente nadie le creyó y Bruselas obligó a Rajoy a hacer otra auditoria sobre toda la banca española, en la que además de empresas privadas estarán representantes del BCE y del Banco de España. Los resultados se conocerán en septiembre. Credibilidad de el ministro de Economía español y del Presidente del Gobierno español, cero. De Guindos dio 2 cifras distintas en una semana sobre el agujero de Bankia. Un portavoz del gobierno alemán dijo entonces que el gobierno español no daba “datos fiables”.



2.- Las Comunidades Autónomas. Inversores y Gobiernos internacionales siempre han tenido en el ojo de mira a las autonomías, ¿Por qué?, por una razón sencilla: en 2.010 y 2.011 el Gobierno central prácticamente cumplió con el objetivo de déficit y el desvío final se debió a que la Autonomías no cumplieron. El ajuste se cumplió en la administración central, no en las demás. Con la super mayoría absoluta del PP y con gobiernos populares en casi todas las Comunidades (en todas menos en 5), Bruselas y Ángela Merkel dieron por hecho que Rajoy las metería en cintura. Pero solo hubo anuncios y nunca hechos y las amenazas de Montoro, un ministro que públicamente y oficialmente dijo que las Comunidades mentían y despilfarraban, justo lo que querían oír los alemanes para no fiarse nada de Rajoy y cerrar el grifo a España.

En definitiva: el ministro de Economía español no sabe a cuanto asciende el agujero bancario, encarga una auditoria por la que paga un millón de euros que no es creíble y le mandan hacer otra. Y el ministro de Hacienda afirma desde el minuto uno que las Autonomías españolas son mentirosas y despilfarradoras. Y el Presidente de España no toma ni una sola medida razonable hasta después de unas elecciones regionales (Andalucía) por un objetivo partidista. ¿Si usted fuera un inversor internacional prestaría dinero a un Gobierno así?.

¿Qué es el FLA?
Es el Fondo de Liquidez Autonómica, creado por el Gobierno hace un mes cuyo objetivo es dar liquidez a las Autonomías o lo que es lo mismo, prestarles dinero cuando no puedan pagar las facturas. El Decreto que explica cómo funciona estipula que contará con  18.000 millones de euros con cargo a los Presupuestos Generales del Estado de este año. Lo gestionará el Instituto de Crédito Oficial. Por ello se compensará económicamente cada año al ICO por los costes derivados de esta función. La Autonomías que soliciten su auxilio estarán sometidas a estrictos controles de la administración central. En resumen, un mecanismo calcado del “Mede” europeo, solo que con menos dinero.

Hay algunas dudas por resolver: ¿Cobrará el Gobierno central intereses a la autonomías por los “prestamos” como Bruselas se los cobrará a España por el rescate bancario? Y la segunda y fundamental: ¿De dónde sacará este año el Gobierno esos 18.000 millones de euros si ha habido  que recortar primero 10.000 y luego 65.000 de los Presupuestos increíbles que presentó Rajoy después de las andaluzas?, ¿de dónde los va a sacar si España no puede seguir financiándose por encima de los 630 puntos básicos y por tanto no podemos emitir letras y bonos por esa cantidad?. Como en Bruselas, Berlín, Frankfort, Londres y Washington no tienen respuesta, vamos derechos al rescate total. Y en semanas.

Hacen daño a propósito

Hacen daño a mucha gente



Dice el presidente Rajoy que ya sabe que las reformas que están aprobando “hacen daño a mucha gente”, pero que de todas formas hay que hacerlas porque así “España saldrá adelante”. Y ahí tenemos a la mayoría soberbia del Partido Popular votando en solitario la convalidación de los recortes, y las calles abarrotadas de esos ciudadanos dañados clamando contra esos recortes.
Parece que la mayoría de quienes nos representan en el Parlamento tienen claro que la fórmula para que España se salve es empobrecer a la mayoría de los españoles. Se daña a los ciudadanos, pero España saldrá adelante, dicen, porque para ellos España es algo distinto a los ciudadanos que la constituimos; porque lo que pretenden salvaguardar es una marca, una empresa, un sistema de negocio que el pecado original de la deuda excesiva del Estado puso en peligro y por el que se nos expulsó del paraíso de la triple A de los solventes. Y ahora hay que pagar el castigo.

Hay mucho de perverso en todo esto, mucho de paternalismo de sacristía, mucho de resentimiento y de desprecio a los ciudadanos: votan a favor de ese daño que el propio Rajoy reconoce, pero por nuestro bien; nos empobrecen, pero porque eso es bueno para España, y la alternativa, dicen, sería un mal peor. Si la policía se lía a porrazos con los ciudadanos (hace daño) es para mantener el orden (para salvaguardarlo). Y si se blinda el Congreso es para proteger su inviolabilidad, porque es mejor prevenir que curar, según el brillante argumento de su presidente.

Cualquier día de estos saldrá cualquiera de esa mayoría soberbia recordándonos que quien bien te quiere, te hará llorar. Todo huele cada vez más a rancio.

martes, 24 de julio de 2012

¿Donde están las izquierda?

Los análisis económicos son apocalípticos. Los grandes poderes se emplean a fondo para anunciar los peligros a los que nos enfrentamos. Un ejemplo: Francisco González, Presidente del BBVA, cuyo sueldo oscila entre los 5 millones de euros y los 16 anuales, -en función de las fuentes consultadas-, se permitió el otro día pedir un gran pacto ante “la emergencia nacional” en la que nos encontramos.

Y su llamamiento, como el de otras figuras económicas, está siendo muy eficaz contra la movilización social. Es una forma de gritar “aquí todos quietos”.

No pensaba yo, sin embargo, que esta capacidad para generar inquietud fuera eficaz entre los progresistas.

Porque nos encontramos ante la mayor oportunidad histórica que ha tenido la izquierda nunca para conseguir cambiar el modelo, para buscar uno nuevo, más justo.

Hace unos meses, cuando el sistema estuvo a punto de colapsar, hasta los sujetos más dudosos especulaban sobre la necesidad de refundar el capitalismo. Pero ahora, que parece que la cosa se ha calmado, respiran tranquilos y ya solo hablan de aplicar pequeños vendajes.

El sistema económico que nos gobierna ha sostenido enormes desigualdades a nuestro alrededor. Esto ya es indiscutible. El mercado no se puede gobernar solo, porque la ambición es su único combustible. Eso no quiere decir que todo el mundo haya salido perjudicado. ¡Claro que hay gente que está satisfecha en ese sistema! Si yo ganase 5 millones de euros al año, como poco, también lo estaría. Igual que si tuviera una compañía de transgénicos, o un banco en un paraiso fiscal, o una petrolera, o una mina de diamantes, o incluso una mayorista de café, o de cacao… o tantas y tantas cosas.

El problema es que gran parte de este sistema se ha construido de forma injusta sobre miles de personas que sufren para que otros celebremos luna tras luna los excesos. Somos la clase burguesa de la Nueva Edad Media global.

El sistema ha conseguido convencernos de dos trampas. La primera: que hoy mucha más gente vive mejor que con otros modelos. Que este es el mejor sistema de todos los peores.

La segunda trampa es que nos han hecho creer que todos podemos aspirar a llegar a lo más alto.  Bajo esa ilusión, con ese espejismo, miles de personas honestas contribuyen a la injusticia. Se vuelven insolidarias, se despreocupan del sufrimiento de los demás, lo minimizan, se intoxican de ambición y ven los cambios como una utopía.

Y en este contexto uno se pregunta: ¿quien va a presentar la alternativa? ¿será la religión?, ¿será la izquierda? ¿la derecha? ¿Donde está el líder que va a exigir que las cosas cambien? ¿será desde la red?

Muy simple por no decir tonto del culo.

El simplismo de Rajoy
Manuel Lago (Economista) | hace 26 minutos
La eliminación de la paga extraordinaria a los empleados públicos es una barbaridad que pone en evidencia el simplismo de Rajoy en la gestión económica. El Gobierno cuantifica el ahorro para las cuentas públicas en 4.000 millones de euros y lo vende como una medida necesaria para reducir el déficit. Pero esto no es cierto. Porque además de ser una medida injusta, también es falso que sirva para mejorar el saldo fiscal, al menos en esa cifra.

El Gobierno vuelve a caer en el simplismo en las decisiones económicas: dice cuánto va a reducirse el gasto público pero no tiene en cuenta las repercusiones que tiene en la actividad económica y en los propios ingresos públicos. En este caso, la caída de la recaudación tiene un efecto directo  de fácil cuantificación.

Los 4.000 millones de reducción salarial son brutos, esto es antes de descontar tanto el IRPF como las cotizaciones sociales de los funcionarios. Con un tipo impositivo medio del IRPF del 30 % y un tipo de cotización del 6 %, el Estado recaudaría en torno a los 1. 440 millones entre impuestos y cotizaciones. Pero hay más. La paga de Navidad se dedica casi de forma íntegra al consumo, de tal manera que el Estado deja de ingresar otros 480 millones por el IVA. Esto es, el Estado dejará de ingresar 1. 920 millones de euros. Por lo tanto el ahorro neto real será de tan solo 2.080 millones de euros, la mitad de lo que dice el Gobierno.

 Pero además de este efecto directo, también hay un efecto indirecto: las repercusiones que la caída de la demanda tiene en la actividad y en el empleo del conjunto de la economía. La campaña de Navidad y las rebajas en enero son una de las épocas de más gasto familiar y también el período de ingresos más importante en sectores del comercio y de la hostelería, además de la actividad industrial y de otros servicios.

En muchos negocios el resultado de todo el ejercicio está condicionado a este período excepcional, que concentra una parte considerable de las ventas. Eliminar la paga extra de los funcionarios, con el riesgo de que cunda el ejemplo en el sector privado, va a provocar una gravísima caída en las cifras de negocio de estas actividades y del empleo, que pueden causar el cierre de muchos establecimientos con costes elevados para la sociedad pero también para el presupuesto público.

Esto no es una elucubración teórica. Sucedió en Portugal el año pasado, tal y como contó el profesor Carballo en un curso de la UIMP organizado hace unas semanas por el departamento de Economía Aplicada de la Universidade de Vigo.

No siempre dos más dos son cuatro

Es un error pensar en el sector público como en una familia o en una empresa. Para una familia con déficit, dejar de gastar significa ahorro y desapalancamiento en la misma medida. Para las administraciones públicas no. Por su tamaño, se convierten en un agente económico sistémíco y pieza básica de un ecosistema en el que sofisticados mecanismos arruinan máximas como la que da título a esta columna. La eliminación de la paga extra de Navidad a sus empleados es un buen ejemplo.

Para entender lo que sigue es importante tener en la cabeza que el objetivo del gobierno es reducir el cociente entre déficit público y PIB; y que el primero es la diferencia entre gastos (G) e ingresos (T). Recortar la paga extra supone reducir G y, por tanto, el cociente. Y aquí se acabaría el problema para el gestor de una empresa que quisiese equilibrar su contabilidad. Para el ministro, no.

En primer lugar, aparecen el IRPF de los empleados públicos y sus cotizaciones a la Seguridad Social y mutualidades. Al dejar de pagarles la extra, tributan menos y cae T. Y lo relevante aquí no es el tipo de retención, sino el marginal, el tipo al que pagarían por esa paga extra. Un porcentaje que en la mayor parte de España varía entre el 24,75 y el 52%. Es razonable pensar que para el conjunto de empleados públicos, alrededor de un tercio de su paga extra se queda en IRPF y cotizaciones.

En segundo lugar, los dos tercios restantes tienen por destino fundamental el consumo. Y aquí aparece el IVA. Tras la subida, el IVA medio que pagarán los españois estará alrededor del 14% (existen tipos que van del 0% al 21%). Incluso dejando al margen impuestos especiales sobre alcohol, tabaco y combustibles y aceptando que no toda la extra se gasta, cada 100 euros de ahorro en G contrae T en más de 40 por estos dos primeros mecanismos.

Pero existen más.El menor consumo de los empleados públicos va a minorar las ventas de comerciantes, hosteleros y empresas en general. Es el efecto multiplicador, en este caso negativo, que va a reducir en una segunda y sucesivas vueltas el valor de T. Además, la forma en la que el gobierno ha gestionado el asunto está generando dosis añadidas de desconfianzay pesimismo en buena parte de la población. Aunque habrá que esperar a ver si los indicadores de confianza del consumidor confirman este deterioro, es probable que así sea, con lo que ello supondría para el consumo agregado y, de nuevo, para T.

Finalmente, por convención contable y ante la inexistencia de precios de mercado para la mayor parte de lo que hace el sector público, el valor de la producción pública que se incluye en el cómputo del PIB se aproxima mediante la suma de las remuneraciones de los asalariados públicos y otro pequeño componente que no viene al caso. Quiere esto decir, que la rebaja de salarios públicos contrae automáticamente el PIB. Obviamente no es lo mismo que el PIB caiga por esto que por el desmantelamiento de una rama productiva, pero la realidad es que eso hace aumentar el déficit y las deudas públicas y privadas en términos de PIB, que son las relevantes en las discusiones y acuerdos.

En conjunto, el efecto neto final de la eliminación de la paga extra sobre el déficit en términos de PIB va ser muy pequeño, desde luego muy inferior a las cuatro décimas que se están manejando. ¿Llegará siquiera a una? ¿Ha sido una decisión razonable para el gobierno en términos de costes y beneficios económicos y políticos? La contabilidad pública y la privada tienen lógicas muy distintas.

¿Este gobierno no sirve?

Frente a un Gobierno ilegítimo, mentiroso e incapaz: dimisión o referéndum 

El actual Gobierno del PP es un gobierno legal que tiene una amplia mayoría absoluta, pero a la vez es un gobierno ilegítimo debido a que ha incumplido todo el programa con el que se presentó a las elecciones y que le permitió ganarlas.

Rajoy y su gobierno han traicionado una y otra vez no sólo sus promesas electorales, sino las afirmaciones que habían declarado de forma solemne, y muchas veces en sede parlamentaria, el día anterior.

Estamos ante una situación realmente de excepción, con una crisis social, económica y moral de una magnitud hasta ahora desconocida. La credibilidad del gobierno ha quedado derrumbada en poco más de siete meses. Y lo que es más grave la calle está en plena efervescencia ante unas medidas que castigan una y otra vez los más amplios sectores de la sociedad mientras los más poderosos siguen manteniendo y aumentado sus privilegios.

A pesar de desde el principio nuestra crisis tenía su base en el sistema financiero y sus excesos durante el tiempo de la "burbuja inmobiliaria", el gobierno de Rajoy ha preferido aprobar, sin debate parlamentario, mediante la práctica del Decreto Ley medidas que hacían pagar la crisis a la mayoría de la sociedad a la que se hacía responsable de una situación de la que no era responsable. La Reforma laboral, la subida del IRPF, el recorte de derechos sociales básicos como la sanidad y la educación, se hacían compatibles con la amnistía fiscal a particulares y empresas. Es decir pagan los justos y se recompensa a los pecadores.

Y cuando afrontan la reforma financiera se hace tarde y mal. El caso Bankia hace explotar la crisis y el gobierno debe pedir ayuda a la UE para salvar el sistema financiero lo que conlleva graves imposiciones para el conjunto de la sociedad que el gobierno se niega a reconocer. El Gobierno se dedica a: pervertir el lenguaje, mentir una y otra vez a la sociedad y degenerar la vida democrática y parlamentaria.

Rajoy y su gobierno desprecian el Congreso y cuestionan en base a su mayoría parlamentaria el ineludible deber del debate parlamentario y lo reducen a una mera caricatura en base a discutir la aprobación de los decretos aprobados sin posibilidad siquiera de hacer enmiendas y evitando el imprescindible debate de la situación actual, la profunda crisis económica, política y social del estado.

Por otra parte el gobierno ha mostrado su incapacidad y ve una y otra vez como sus medidas no tienen la repercusión esperada, en gran medida porque están equivocadas. El recorte indiscriminado de servicios, la falta de inversión productiva, los impuestos indiscriminados etc., no llevan sino a más depresión. La reducción del empleo, el recorte de salarios, los impuestos sobre el consumo no hacen más que contraer la demanda, y supone el recorte de la capacidad de recaudación impositiva con lo cual se completa el círculo infernal, más deuda y menos recaudación. Y sin embargo Rajoy en su cruzada ideológica es incapaz de aplicar medidas mínimamente justas como son hacer pagar a los que más tienen y no a los de siempre. Y así vemos como los asalariados y los pequeños y medianos empresarios, la base de la economía productiva ven empeorar día a día sus condiciones de vida, mientras las grandes fortunas, los especuladores, los defraudadores, las grandes empresas y tantos otros siguen manteniendo su situación privilegiada como si en el país no pasara nada.

El movimiento sindical como eje vertebrador de la movilización social junto con multitud de movimientos sociales diversos, y la izquierda transformadora como su voz parlamentaria lo han dejado bastante claro. No nos harán callar y hay que exigir un cambio. Este parlamento siete meses después no es representativo del sentir popular. La derecha, el PP y CiU, han agotado su credibilidad y su propio derecho a continuar gobernando. Ante esto y antes de que vayamos a una situación aún peor, como cada día amenaza el Presidente del Gobierno, es necesario o bien un Referéndum sobre la política actual o bien la dimisión del gobierno.

El movimiento de rechazo a las políticas de los gobiernos de derechas es cada día mayor. Las últimas manifestaciones del 19 de julio lo demuestran. El movimiento social y sindical de rechazo, a pesar de la criminalización que sufre a través de los medios de comunicación de la derecha mediática y el acoso policial impropio de un estado democrático, continúa creciendo.

Y todo ello a pesar de la ausencia y situación de práctica desaparición política de la teórica oposición representada por el PSOE.

Cada día se hace más evidente que hoy sólo desde la izquierda plural, existente en todo el país, se puede articular un movimiento político amplio que represente la ciudadanía implicada en la revuelta y la respuesta social existente contra las políticas de las derechas.

 

lunes, 23 de julio de 2012

Gobierno con nocturnidad y alevosía

Apenas habían pasado treinta y cuatro años desde que acabó la Segunda Guerra Mundial y cuatro desde la muerte del tirano Franco. Europa comenzaba a salir, muy despacio, de la gran crisis del petróleo y en España revoloteaban los pactos de la Moncloa y se tejían los últimos paños de una transición que permitía a los franquistas seguir en el poder aunque el pueblo eligiese a otros. Margaret Thatcher llegaba al poder como anticipo de lo que luego sería Ronald Reagan para Estados Unidos y para el mundo. Su único objetivo, poner en manos de particulares, del negocio todo el sistema de bienestar inglés, todos los servicios públicos, de forma y manera que miles de millones de libras pasasen del común a engrosar las cuentas de unos cuantos malnacidos. Thatcher tuvo su gran batalla, contra los mineros y los sindicatos británicos. Venció por la insolidaridad de aquel pueblo y por la ausencia en su persona del más mínimo escrúpulo. Eliminó servicios sociales, privatizó ferrocarriles, aeropuertos, escuelas, hospitales y puso las bases para que el Reino Unido fuese el jardinero fiel de Estados Unidos en Europa, lo que le ha permitido vivir, en buna medida, de la economía financiera y de los ingresos que generan los paraísos fiscales que están bajo su bandera. Cuando Reagan, el jefe del país más poderoso de la tierra, todo estaba preparado para la gran ofensiva, primero se trataba de ahogar a la URSS, después de hacer imposible una unión europea real.

Pese a ello, durante los años ochenta el europeísmo vivió un década ciertamente dulce que se reforzó con la entrada en el Comunidad Europea de países mediterráneos como España y Portugal. Se avanzó mucho durante aquellos años en la cohesión europea y los fondos de esa procedencia sirvieron para ir eliminando desigualdades y propiciar un crecimiento ordenado en toda la zona. Empero, no eran esos los objetivos que los hombre de la Casa Blanca tenían en su mente, una Europa unida y fuerte podría suceder a la URSS cuando cayese, lo que sería un grave inconveniente para las políticas neoconservadoras que los yanquis, como única potencia mundial, impondrían a todo el mundo. No podía ser, y no fue. El demoronamiento de la URSS, la caída del muro de Berlín y las guerras balcánicas terminaron por dar la puntilla a ese europeísmo incipiente de los años ochenta, para dar paso a una Europa sin timón ni brújula, pero llevada por sus dirigentes de entonces –Blair, Aznar, Berlusconi, Barroso…- al atlantismo incondicional. Comenzó una carrera para ver quién se hacía más fotografías junto al nuevo emperador, un cretino llamado George W. Bush que apenas sabía leer, pero que seguía a la perfección las directrices de las grandes corporaciones y grupos financieros de su país. La estrategia diseñada por Washington tuvo uno de sus puntos culminantes en la declaración de las Azores: Allí se decidió que la guerra por las materias primas era legítima y que los derechos humanos eran incompatibles con el capitalismo. Murieron cientos de miles de personas, millones de heridos y de refugiados, pero aquí veíamos aquello como un juego de niños, como una película más. No nos afectaba. Inmenso error, ya lo creo que nos afectaba. Aquel día cayó el Estado de Derecho y se fueron a paseo los mejores ideales de la vieja Europa. Comenzó la mentira televisada, la violación sistemática de derechos civiles, la guerra preventiva y, como colofón, la deslocalización industrial que se ha llevado –gracias a la ineptitud complaciente de los líderes europeos- buena parte de la producción industrial mundial a Oriente, aunque, eso sí, con equipos directivos y dueños occidentales.

Visto que no se podía competir industrialmente con economías esclavistas que no reconocían absolutamente ninguno de los derechos fundamentales básicos, había que montar burbujas. En Occidente crecía el paro, pero venía mucho dinero del esclavismo, aunque no el suficiente como para vivir del cuento. Alemania se reunificaba con la ayuda del resto de Europa que compraba sus productos antes que otros más baratos, y al mismo tiempo comenzaba a mirar al Este, dónde la desaparición de la economía estatalizada había sido sustituida por la miseria y la mano de obra barata. Fue en Estados Unidos dónde comenzó a formarse –habría sido imposible sin las nuevas tecnologías de la comunicación y sin la libre circulación de capitales- la gran burbuja financiero-inmobiliaria, y nuestro gran líder de entonces, un paleto acomplejado y con muy mala leche llamado Aznar, se sumó al carro imitando lo que su amigo del alma, George W. Bush estaba haciendo en Estados Unidos. El Estado es un estorbo para el crecimiento, privaticemos todo lo que podamos, externalicemos, demos millones públicos a nuestros colegas, dejemos que se construye dónde quieran y que los bancos hagan lo que les salga del forro. Eliminemos funcionarios, inspectores, desregulemos, quitemos poder a los órganos fiscalizadores que son una antigualla, todo el poder a los corruptos y a los especuladores. En unos años buena parte de la economía española comenzó a girar en torno al ladrillo, el dinero fluía, corría a mansalva, construíamos más que los países más avanzados de Europa juntos, y seguíamos privatizando. Los bancos alemanes y franceses vieron que en España hasta el más tonto hacía relojes y dieron miles de millones para especular, para participar en el festín, a los bancos españoles. Luego vino Lehman Brothers, la quiebra del sistema financiero americano, de sus corporaciones de seguros, de su ladrillo, y la ola se convirtió en un Tsunami que arrasó Europa, quebraron los mayores bancos europeos y la Unión Europea desapareció definitivamente incapaz de tomar una sola decisión para animar la economía, empeñada en seguir aplicando las políticas económicas que, procedentes de Estados Unidos, la asolaron.

Sarkozy, en un ataque de locura, se atrevió a decir que había que refundar el capitalismo, que no podía consentirse que volviese a ocurrir lo mismo. Pronto calló la boca, no daba para más. Merkel había tomado el mando de Europa, no para enfrentarse a Estados Unidos o retomar el europeísmo, sino para impulsar de nuevo el neoconservadurismo económico y político más extremo, convencida de que su mercado ya no estaba en países como España, Grecia o Italia, sino en el otro lado del mundo, pero sobre todo dispuesta a que los países del Sur financiasen totalmente su deuda alegando que le debían dinero, el dinero que Alemania había prestado para especular, para usurar. Su situación, pese a lo que dice la prensa convencional de pensamiento único, no era ni es tan boyante: Tres millones de parados reconocidos, ocho millones de minijobs que cobran 400 € y no tienen derecho a jubilación y un montón de mayores de 56 años sin trabajo que no se contabilizan como parados. Sin embargo, una de las premisas de Merkel es completamente errónea, son los países europeos los principales clientes de Alemania pero su cortoplacismo, su miopía, su engreimiento le impiden ver la realidad.

En eso llegó Rajoy. Nombró un Gobierno de tecnócratas de medio pelo –no merece la pena nombrar a ninguno, en una carrera de tontos malvados, la cosa estaría muy reñida- la mayoría miembros de número del Opus Dei, o sea seguidores de San Escrivá de Balaguer, y sacó una varita mágica: La máquina de recortar, y claro, se puede recortar el césped, los evónimos, las lantanas, pero no los derechos, ni tampoco el capital circulante, pues corres el riesgo de quedarte tieso. A cada recortazo, nueva subida de la prima de riesgo y nueva descalificación de las calificadoras privadas, nueva advertencia de la UE y del FMI en una espiral que nos ha llevado hasta dónde hoy estamos, con cinco millones de parados, una economía paralizada, una población que teme que suene el despertador cada mañana y la prima de riesgo –arma de destrucción masiva inventada por los ingenieros contables de los grandes estafadores- en boca de todos. Sé que soy muy mal pensado, pero llevo días pensando qué hizo el Gobierno Aznar para mejorar realmente la calidad de vida de los españoles y no encuentro ni una sola cosa. Rajoy y Aznar son hijos del mismo padre político y en su cabeza no cabe ni una sola idea nueva ni un solo pensamiento original. Primero demostró su valentía, gracias al ministro que vio a dios en Las Vegas, aporreando críos y tomando una ciudad militarmente: Valencia, todo para ensayar como se puede aterrorizar a una población, por grande que sea, en un par de horas, por lo que pudiera venir. Después comenzó a paralizar la economía sin tomar una sola decisión para crear empleo ni que afectase mínimamente los intereses de los privilegiados. Merkel era su amiga y le había dicho lo que tenía que hacer, además tiene un primo economista que le ha dicho que eso es lo correcto. Pues bien, inteligentes en su Gobierno, el gato, nada más, pero taimados y retorcidos, más allá de lo imaginable: Puesto que no se va a poner ningún tipo de arancel a la importación de productos fabricados por esclavos, puesto que nos da igual la tasa a las transacciones financieras, puesto que nosotros estamos aquí para lo que estamos, hemos decidido que una vez arruinados del todo –los de abajo, claro- crearemos una burbuja todavía más grande que la anterior, convertiremos la Unión Europea, lo que quede de ella, en una réplica de Estados Unidos, privatizando Pensiones, Educación, Sanidad, Infraestructuras y Prestaciones sociales de todo tipo, de modo que para acceder a ellas habrá que pagar, hipotecarse, robar un morirse de asco en cualquier esquina.

 Y es que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. Nuestros funcionarios –que son muchos menos de los que tienen los países más avanzados del continente- cobran la mitad que los franceses o los alemanes, pero pagan mucho más por encender la bombilla de casa; nuestros mayores tienen las pensiones más bajas de Europa, pero son una carga insostenible y no podemos permitirnos que vivan tanto; nuestros trabajadores trabajan 2 horas más de media que los alemanes, pero son unos vagos y nuestros parados se pegan la gran vida con los 400 € que les da el Estado. Ahora Goirigolzarri no llega a fin de mes con los once mil millones que se llevó cuando dejó el BBVA, los causantes de la quiebra de Bankia, CAM, CaixaGalicia, Caixa Catalunya, Caja Castilla La Mancha…, esos no tienen por qué pisar la cárcel; las doscientas familias que acumulan la indecente cantidad de 140.000 millones de € ellas solitas, no tienen por qué aportar un duro al sostenimiento del país, las SICAV siguen intactas, lo mismo que los paraísos fiscales y a la Iglesia no la toca ni Dios, pero esto no hay Dios que lo aguante. Que los rescaten a todos ellos, pero con una soga en un patíbulo.


¿Hasta cuando habrá que esperar?

Los lunes negros

23 jul 2012 Compartir:
¿Cuántos lunes negros harán falta para que Rajoy tire la toalla, habiéndonos dejado a nosotros en la ruina y a España en el más completo descrédito? Pueden faltar, sin confundir deseo y realidad, muchos menos de los que imaginamos. Si definitivamente intervienen a España, la dimisión del Presidente y la convocatoria de elecciones serán obligadas. Le intervención es algo tan grave y duro como para no frivolizar lo más mínimo con ello. Pasaremos a ser oficialmente un país de pobres. Eso hace que todo bien nacido no lo desee, aunque sea tentador por la suerte de mentiras y calumnias constantes que el Gobierno ha manejado, ahora volviendo a sacar de la perrera del ostracismo al dogo y castigado González Pons, que a las primeras de cambio nos informa de que si esto no se arregla es porque Europa no quiere, última cuenta y abalorio del rosario de inventos y excusas. Como secularmente, el mundo nos tiene tirria y nos persigue. Las coartadas autóctonas quedan en el frigorífico. Con darnos dinero, todo arreglado, según Pons. Será para reenviárselo a su tierra valenciana y a su vecina Murcia que eran ejemplo y se han apuntado a la cola de la ayuda con la cara por sus clamorosos despilfarros y conductas irregulares.

Lo más irritante de esa intervención sería y es que no haya normas legales bastantes para ‘empapelar’, enjuiciar y condenar al Presidente y a su Gobierno por mala administración política. Nos cuentan el camelo de que con no volver a votarles saldan su responsabilidad. Pero el pueblo español es capaz de todo, incluso de volver a votarles. Una encuesta grande de hoy mismo señala que el Partido Popular desciende nueve puntos, pero el PSOE solo sube seis décimas, y los puntos se van seis a Izquierda Unida y tres a UPyD, es decir que aun en la catástrofe el PP seguiría gobernando con algún auxilio nacionalista o de la propia UPyD de la basculante Rosa Díez.

Por eso no se comprende que esta misma tarde de lunes negro Rubalcaba y Cayo Lara no comparezcan conjuntamente para presentar un programa común, que no tendría por qué ser más, ni menos, que el de Hollande para Francia. Los que no estamos a favor del sistema, pero creemos que no es posible cambiarlo, nos conformamos con eso, con un proyecto que alivie las injusticias y desigualdades tan brutales aun estando intervenidos. No queremos la revolución imposible, queremos un socialismo aceptable, sin las deslealtades del PSOE ni las intransigencias de IU. Háganlo; si no lo hacen no ganarán las elecciones, lo sabe un meritorio. Si ustedes se descuidan o pelean agriamente, las volverán a perder. Déjense de soberbias y vanidades y háganlo y además pronto. El solo anuncio y concreción del programa ya les catapultaría. Los lunes serían menos negros y los españoles volverían a confiar en su regreso al futuro. Lo repito hasta la extenuación. Si no lo hacen, ustedes también serán responsables del infortunio de los españoles.

Ah, y también les hace falta a ustedes un portavoz duro y contundente, por no decir un hijoputa, que a diario y en rueda de prensa replique a cuanto digan Cospedal, Pons, Wert, Santamaría, el ultra Gallardón y resto de maestros de la insidia. No se callen. Es vital. Alguien que pregunte ¿cuántos lunes negros hacen falta para que los españoles desconfíen del PP?

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Gota PREGUNTA AL ULTRA GALLARDÓN: ¿Los millones de mujeres europeas que anualmente interrumpen su embarazo libremente son delincuentes? ¿Las legislaciones de esos países europeos son éticamente inconcebibles?

sábado, 21 de julio de 2012

¿Las rebajas del veranos 2012?

¡Ay¡, Mariano. Rebajas de verano

¡Ay!, Mariano, lo que te perdiste ayer por tomarte otro día de descanso. Por la mañana no acudiste al Congreso a defender el paquete -otro- de nuevas medidas que modifican los ya modificados presupuestos, imponen un recorte de gasto público de 65.000 millones de euros (cantidad difícil de concebir en antiguas/futuras pesetas) y aumentan los impuestos indirectos. El mayor tajo de la historia reciente de este país iba envuelto en un decreto que no quisiste defender, dejando ese desairado papel a Montoro. Tirar el decreto y esconder la mano no es un acto de hombres cabales, Mariano, reconócelo.

Ante una cifra como esa, es preferible que hable el Presidente del Gobierno a que lo haga Montoro, porque este ministro de Hacienda parece el sheriff de Nottinham recaudando a los pobres para dárselo a los ricos (sí, hombre, acuérdate de la película de Errol Flyn). Además Montoro tiene mucho peligro, pues en cuanto suelta uno de sus monólogos sube la prima de riesgo, porque nadie le cree y menos los “mercados”; bueno le creen en su partido, que es el tuyo, porque está lleno de gentes de fe con sueldos del Estado y eso fortalece mucho la confianza en el Gobierno. La verdad, Montoro tiene su sitio en el club de la comedia, pero como ministro de Hacienda ha entendido su papel al revés, y en vez de perseguir a los defraudadores, les premia, y persigue a los que ya pagan. ¿No será disléxico? Oye, ¿y no será disléxico el ministro del Interior? Es que, no sé si lo sabes, porque no vas, pero ha cortado las calles que dan al acceso al Congreso y lo ha rodeado con un cordón policial. Parece Saigón en sus buenos tiempos. ¿No será que hay demasiados disléxicos en el Gobierno?

Bueno, a lo que iba. Ya sé que cuando se tiene mayoría absoluta, a pesar de los aplausos y el jaleo de la bancada propia, es un peñazo acudir al Congreso a escuchar los reproches de sus señorías, pero esa molestia va con el sueldo, entiéndelo. Es cansado oír los lamentos del portavoz de CiU, dichos con la boca pequeña -algo tiene que decir-, cuando está de acuerdo con el decreto, porque eso es lo que están haciendo en Cataluña, incluso con adelanto. Algo similar ocurre con el PNV, que siempre estará ahí dispuesto a un pacto (remunerado, eso sí). Y qué decir de las minorías más críticas. Ya sé que no gustan las del BNG, ni las de IU (si Lara fuera un poco más listo y se actualizara…) o las de UPyD, que, por cierto, te puede dar un disgusto en las próximas elecciones generales. Pero quizá lo más cansado sea escuchar a Rubalcaba, que ha perdido el norte y no distingue entre lo que es hacer una oposición responsable y hacer de extra. Sueña con el consenso y aburre a las ovejas.

Todo eso es molesto, ya lo sé, pero es un trámite. Al final los recortes salieron sin apoyos de otros partidos del parlamento español, pero fueron discutidos y aprobados por el Parlamento alemán, que es lo que realmente te importa. Además, ¿qué te van a enseñar a ti, estos mindundis de la oposición, cuando tú eres un maestro en hacer oposición? Para buena oposición la que hacíais vosotros a Zapatero; eso era una oposición-oposición; una oposición-FAES: muchos y escogidos insultos, pataleos, escándalo, mucha mentira y crispación a tope. Y ahí estaba el pobre Zp aguantando el chaparrón de improperios y dando la cara un día y otro, porque eso hay que reconocérselo; no como tú, cobardón, que quieres pasar a la historia como Mariano el Prudente. Pero sigo, porque ahora viene lo mejor, que es lo que te perdiste por la tarde: el encuentro con España. Sí, hombre, con la España real, de carne y hueso, con la España que trabaja, siente y piensa; no con la España retórica que tú manejas; la de las estadísticas y las encuestas de opinión, sino el encuentro directo y sin mediadores con el pueblo currante (y “parante·) y desde luego sufriente y contribuyente. Eso sí que tiene sabor popular y no lo que destila esa pandilla de chicos engominados y niñas pijas que agrupas en un partido con un nombre tan poco apropiado como Partido Popular, porque tú, perillán, bien sabes que sois el partido de los ricos famosos y de los ricos discretos, y, como muy para abajo, de los medio ricos, de los grandes gestores y de esos que llamáis emprendedores, que son realmente una cuadrilla de bribones. Pero vamos a lo nuestro.

Por la tarde tendrías que haber acudido a alguna de las manifestaciones que hubo en España, tenías 80 para elegir. Si te daba un poco de pereza meterte entre el gentío de Madrid, que grita mucho pero no muerde, podías haberte desplazado a Valencia, tierra amiga, que tanto os ha dado, para unirte con tus vecinos de Santa Pola, donde, al parecer, sigues teniendo plaza de registrador, y sin duda cuentas con el singular aprecio de gente agradecida.

La manifestación de Madrid, la que conozco de primera mano, estuvo muy concurrida, pudo haber 200, 300 ó 400 mil personas, aunque luego el portavoz de Esperanza Aguirre diga que fueron 10.000. Siempre lo hace, y es que resta miles de personas de las manifestaciones de izquierda, para sumárselas a las vuestras o de la Conferencia Episcopal, cuyas cifras nunca coinciden con el número de católicos practicantes, pero bueno, la cosa es así. Sigo.

En la “mani” de Madrid hubo mucho y diverso gentío, porque es mucha la gente damnificada: funcionarios, administrativos, maestros y profesores, trabajadores con y sin empleo, precarios y becarios, amas y amos de casa, pensionistas, jóvenes, emigrantes, médicos, enfermos, enfermeros, dependientes, bomberos, policías -de la “madera” y “guindillas”- o ¿te crees, Mariano, que la policía es tonta? Pues no; sabe sumar y sobre todo restar cuando les tocas la nómina. Y así todos, porque allí estaban todos los afectados por las rebajas de invierno, de primavera y de verano, pues habéis perjudicado a mucha gente con los recortes y con los impuestos: prácticamente a toda España, menos un reducido grupo de privilegiados.

Hubo muestras de descontento y de indignación, pero también hubo humor, creatividad, imaginación. Jodidos y, a pesar de todo, contentos de salir a la calle a demostrarlo. Creo que en estas manifestaciones está naciendo un nuevo siglo de oro de las letras expresado en textos breves, lemas y consignas coreadas, porque, aunque sea por unas horas, en cada manifestante hay un Quevedo y a la vez un bolchevique.

El repertorio de estas muestras de ingenio podría ser antológico, pero te voy a ofrecer sólo unas pocas en las que el gremio de la banca sale muy favorecido: “Banqueros ladrones”, “Banqueros embusteros”, “Manos arriba esto es un atraco”, “Menos Bankia y más banquillo”, “Gobierno de banqueros que roba a los obreros” y otras similares, que no detallo para no deprimir a Rato y a Goirigolfarri o como se llame. También hubo alusiones a la clase política: “El próximo parado que sea un diputado”, “No nos representan, que no”, “Somos trabajadores, no ladrones” y al poder judicial; el careto de Divar ilustraba varias pancartas de fabricación casera. Hubo algunos lemas un poco macabros, como “Tenemos cuerda para Rato” o “Nuestros recortes serán con guillotina”, y diversas conjugaciones del verbo joder, sugeridos por el exabrupto de la niña de Fabra, a cuya familia se dedicó la consigna “Hijos de Fabra”, que para mí tiene un significado enigmático. Y claro, Mariano, no podían faltar las alusiones al Gobierno: “Esto nos pasa con un gobierno facha” “Si esto no se apaña, caña, caña, caña”, “Con este gobierno vamos de culo”, dichas sean con el mayor respeto. Y es que la gente estaba desatada en su creatividad, pues con un par de folios y un rotulador aludía al problema -salario, despido, paro, desahucios, sanidad, tasas, enseñanza, pensiones, recetas, precios, impuestos- o sujetos de su preferencia -diputados, políticos, banqueros, judicatura o monarquía-, que también recibió su ración. Ayer, cada teléfono móvil era un emisor y un receptor de panfletos, y cada ordenador casero había sido una imprenta clandestina -se acabó la “vietnamita” (no sabes tú el juego que dio ese prodigioso instrumento durante la dictadura)- que convirtió al ciudadano indignado en un subversivo, porque ayer había muchos rebeldes, Mariano, que parece que, por contar con el interesado y caro apoyo de la derecha alemana, olvidas que gobiernas contra la mayoría de la población de España. Y eso es un error fatal.

 

 

viernes, 20 de julio de 2012

Marruecos ¿Democracia? O dictadura

Ramadán en Marruecos, entre la cárcel y la humillación



11/07/2012
Omnia Nur
Se acerca, no nos lo creemos, pero ya está a la vuelta de la esquina el noveno mes lunar, el mes de Ramadán, cuyo objetivo es enseñar a los musulmanes a desarrollar su paciencia y humildad, ayudar al prójimo y, sobre todo, recordar lo afortunados que son. En este año 2012, en el mes de la sumisión total y del arrepentimiento sincero, algunos aprovechan para reducir sus vicios (tabaco, alcohol y sexo), colocarse un velo en la cabeza para renegar de él una vez terminado el Ramadán. Cada uno lo vive a su manera, recordemos: “Allah exige a cada persona acorde a sus posibilidades”.

Este prometedor mes empezará el día 20 de julio y terminará el 19 de agosto. En Marruecos siempre empieza y termina un día antes o después, no se sabe aún, ya que allí se empieza a ayunar cuando el Gobierno lo dice, aunque luego no todos obedecen. Todo musulmán que haya alcanzado la mayoría de edad y esté en plenas facultades físicas y mentales tiene la obligación de hacerlo pero, en Marruecos, estas normas inmóviles tienen otro sabor. Todos los marroquíes que se encuentran viviendo en su país se ven obligados a ayunar, independientemente de sus convicciones religiosas: sean cristianos, ateos o agnósticos, estos tienen la innegociable obligación a cumplir con uno de los cinco pilares establecidos en el Islam.

Artículo 222 del Código Penal : Sanción de prisión de entre uno y seis meses y una multa simbólica por el incumplimiento del mes de ramadán en público.

La psicóloga Ibtissam Lachgar, junto con su amiga la periodista Zineb El Rhazaoui, fundadoras del Movimiento Alternativo para las Libertades Individuales (MALI —”¿Qué hay de mí?” en dariya marroquí—), convocaron por la red social Facebook una quedada colectiva en 2009 para romper el ayuno antes de tiempo.

Antes de la llegada de estos “pecadores incrédulos”, el lugar ya estaba repleto de policías. Fueron detenidos seis jóvenes por el grave incumplimiento, ninguno llegó a saborear su bocadillo, que mostraban en alto a modo de protesta. Aunque la acción no se pudo llevar a cabo tanto como deseaba MALI, se abrió el debate sobre la diversidad de las convicciones en los marroquíes. Se acerca Ramadán. Pronto veremos al Rey marroquí con su rostro rechoncho, con su rojo sombrero típico marroquí, tan rojo como la sangre que derramaron tantos militantes nuestros en el camino a la libertad, justicia e igualdad social. Le veremos desfilando por los escenarios más humildes de Marruecos, aquel Marruecos que sólo quieren recordar durante el mes de Ramadán.

Nos cuentan la verdad

Las protestas del 19J no fueron televisadas, pero eso no ha impedido que en la red tuvieran gran difusión. Stephane M. Grueso, conocido en la red como Fanetin, ha sido uno de los múltiples protagonistas de esta nueva forma de información. Retransmitió en streaming por Internet la manifestación y los disturbios de Madrid logrando que hasta 100.000 usuarios conectaran con sus imágenes.

En radiocable.com explica como transcurrió la noche y cómo la tecnología ha roto ya definitivamente el monopolio de los medios tradicionales: “Estamos en un momento muy importante para el país, si ellos no quieren contar lo que pasa en nuestras calles, yo y muchos como yo, no vamos a dejar de hacerlo”.



Fanetin ya había sido elegido por Time en el 15M para su especial sobre “el manifestante” 

 

 

Stephane M. Grueso, conocido en la red como Fanetin, explica que en la manifestación del 19J hizo lo mismo que viene haciendo desde que empezó el 15M: “No estamos contentos con la imagen que están dando los medios tradicionales y aprovechando la independencia tecnológica que dan los nuevos medios, la internet movil, los blogs, Twitter y el streaming estamos contando la realidad. Y eso es lo que hice. Me fui a las 19h de la tarde a la Plaza de Neptuno y conté lo que vi”.

Su cobertura de las manifestaciones e incidentes de este 19 de julio ha recibido una enorme atención: “Sumando todo puede que llegaramos a 100.000 usuarios en todos los streaming, uno de ellos tuvo 70.000 visitas. Además de miles de mensajes en Bambuser o Twitter”.  Y Stephane Grueso añade “la gente quiere saber lo que pasa en sus calles. Y el streaming da una inmediatez que quizá pueda dar algo de `grima´a las televisiones porque muestra lo que pasa sin posibilidad de editarlo.”

Explica que en el 19J, además de él hubo otros cuatro o cinco medios alternativos, que se conocen desde el 15M que también retransmitieron lo que estaba sucediendo. Y apunta: “si los medios se distancian de la gente y no cuentan lo que pasa en nuestros barrios y calles, la gente va a empezar a dejar de verles y vernos a nosotros. Porque se puede llamar periodismo ciudadano o de otra forma, pero somos muchos los que estamos saliendo a la calle simplemente a enseñar lo que pasa porque creemos que es importante y queremos que se hable de ello”.



El cineasta explica también que las herramientas actuales permiten una gran interactividad: “Yo estaba en Lavapies y recibí mensajes de gente que me invitaba a su casa a descansar y tomar una cocacola porque estaban a 300 metros y tambien me escribia gente que estaba en Buenos Aires.”

Fanetin aprovechó esa interactividad incluso para decidir sus rutas: Tras seguir la manifestación del 19 de julio hasta Sol y Canalejas con los disturbios, terminó en la Plaza de Tirso de Molina donde “no pasaba nada. Pero vi en Twitter que había gente informando de disturbios en Lavapies y Canalejas. Y pregunté a la comunidad donde querían que fuera para cubrirlo y terminé en Lavapies. Estas son las nuevas formas de periodismo interactivo que estoy experimentando”.

¿Quien nos gobierna?


Esos talibanes que nos gobiernan








No hace muchos días, asistimos a una incalificable y barbara ceremonia del horror. En un espantoso video, abundantemente difundido por televisiones y redes sociales, se podía ver si el estómago y la rabia lo permitían, como una pobre mujer afgana acusada de adulterio, era ajusticiada a tiros por un salvaje muyahidin. 

Mientras, un coro de voces masculinas, más de 150 hombres se decía en el video, entre risotadas, jaleaban y animaban a quien empuñaba el arma a que acabara con la vida de esta joven mujer.
Todos aquellos que tuvimos conocimiento de aquel salvaje e inhumano episodio coincidimos en que tan culpables de la ejecución eran los talibanes que impasibles asistían a esta fechoría, mientras jaleaban y aplaudían con invocaciones a Alá misericordioso, como el autor material del fusilamiento.
El miércoles, este país asistió alucinado a otra ceremonia incalificable y obscena. Su escenario no era un pueblo perdido del ancestral y salvaje Afganistán. Se desarrollaba en el Congreso de los Diputados del reino de España.
 También aquí como en la medieval aldea afgana había un coro de jaleadores, aplaudidores y hooligans. No se trababa solo de hombres, diputados del partido popular para más señas. En esta soez ceremonia, para bochorno general, las mujeres, las diputadas de ese partido tuvieron un papel preponderante. Particularmente una de ellas, Andrea Fabra, diputada elegida por Castellón y de infausto apellido por ser hija de uno de los mayores urdidores de este país. El “eximio prócer” del PP y regidor con mano de hierro del partido en Castellón, Alberto Fabra.

 Esta tipa, -no la llamaré señora, porque sería insultar a todas aquellas que si lo son-, gritaba a pleno pulmón “que se jodan” mientras su jefe de filas, Mariano Rajoy, desgranaba la batería de medidas que retrotraeran este país a un oscuro y paupérrimo pasado, recortando entre otros muchos, los derechos de los desempleados. Esos casi seis millones de "vagos y jetas", de esta guisa se les trata y a los que se recortará el subsidio a partir del sexto mes de la percepción para “incentivarles a buscar trabajo”.

 Tanto empeño y vehemencia puso en su grito esta hooligan de la política, que no solo fue escuchado el exabrupto por los que en ese momento ocupaban el resto de los escaños, sino que fue recogido por todos los medios de prensa que asistían en tan trascendental ocasión a la Cámara Baja.

 Y como sucedía en el infausto fusilamiento afgano, el resto de sus compañeros, no solo no le hacían callar abochornados por la insultante coz, sino que como los talibanes afganos aplaudían su acción y entre risotadas continuaban con esa ceremonia de insultos, chirigotas, pitidos, pataleos y berridos en que se han convertido las sesiones del Congreso.

 No puede extrañarnos que tras semejante y bochornoso acto, el presidente del gobierno siguiera como si nada, dando lectura a la catarata de salvajes medidas que se imponen a los ciudadanos de este país, con la insensata intención de arreglar esa crisis que no hemos causado pero que a todos luces pagaremos de nuestros bolsillos y a poco que se esfuercen, con nuestra vida.

 Estos son los talibanes que nos gobiernan, tipos deshumanizados, insolidarios, soeces y barriobajeros. Tienen un programa del que, como los talibanes afganos en lo que respecta a los derechos de las mujeres, no se van a separar ni un milímetro. Miren sus caras sonrientes como hienas, satisfechos con lo que oyen anunciar su líder, aplaudiendo entusiasmados cada una de sus propuestas, regodeandose en el triunfo de sus ideas y convecidos de que el nuevo orden ya ha llegado. Se han conjurado para acabar con los derechos y las libertades de este país. 

 Asistimos a un golpe de estado en toda regla y si los ciudadanos no somos capaces de unirnos, terminando con esta ordalia de leyes y decretos insufribles, no será solo “que se jodan” lo que vamos a tener que sufrir. Vamos derechos a la caverna, al oscurantismo y a la desaparición de una democracia que muchos años nos costó alumbrar.

Mucho presudentes






Mucho presidente suelto
Walter C. Medina () | hace 13 horas
Los telediarios lo repetían compulsivamente. Habrá quienes no lo recuerden  porque sus pensamientos giran ahora en torno a otras preocupaciones. Sin embargo hasta no hace mucho tiempo atrás solíamos escuchar a diario ese malintencionado titular que cambiaba de tonalidad según la voz del presentador de turno. Me refiero a la perenne voluntad de la mayoría de los medios de comunicación de puntualizar en la foránea procedencia de los criminales; esfuerzo que no fue vano ya que consiguió calar hondo y finalmente enquistarse en las vacías mentes de muchos hijos de vecino. No me diga que no lo recuerda. ¿Acaso ya se le olvidó que España era víctima de malhechores que venían del exterior? Si no lo recuerda bastará con revisar periódicos e informativos de años anteriores para darse cuenta de que todo lo “malo” venía siempre de afuera; la sección policiales de cada informativo la protagonizaban inmigrantes, mientras que los nacidos aquí eran buenos y honrados y ocupaban secciones acordes con sus respectivas bondades y honradeces. 

Atracaban los rumanos, rusa era la mafia, ilegales los llegados en patera, marroquíes los del hachís, putas las brasileñas y terroristas los musulmanes. “La culpa es de Zapatero que los dejó entrar”, solía decir mi vecino Antonio cada vez que tenía oportunidad de expresar su opinión acerca de este asunto. “Hay que andarse con cuidado...”, comentaba mientras veía el informativo de Antena 3, “... hay mucho rumano suelto”. Pues bien. ¿A que no adivina qué le sucedió a mi vecino Antonio?. Se lo contaré en resumidas líneas. Mi vecino Antonio no fue víctima del accionar de un atracador rumano, ni mucho menos de la mafia rusa, ni de los marroquíes vendedores de hachís, ni de los ilegales llegados en patera; tampoco de las putas brasileñas o del terrorismo musulmán. El autor material del delito de hurto seguido de estafa cometido contra mi vecino Antonio -eso si; a cara descubierta y sin escrúpulo alguno-  fue el presidente del gobierno.   

“¿Se da cuenta...?”, le pregunto mientras compartimos espacio en el ascensor; “...usted temiendo a los de afuera mientras que los de adentro le devalijaban la casa y la vida”. Claro que Antonio se caga en mi opinión porque yo también soy de afuera y siempre me ando en las periferias de la legalidad por el simple hecho de serlo; cosa que para un tipo como él, es suficiente mérito para hacer oidos sordos a mis pareceres. En resumen mi vecino Antonio tendrá que ver ahora cómo resuelve el entuerto en el que lo ha obligado a meterse el robo perpetrado por el presidente de gobierno, sus ministros, los dueños de la banca y otros ilustres cacos. Además de los derechos que ignoraba poseer, a Antonio le robaron parte de su sueldo y, a raíz de ello, pronto perderá su vivienda y deberá pernoctar en el cajero automático del banco en el que alguna vez tuvo ahorros. Tiene que decidir si le sale más rentable seguir viviendo o morirse, aunque si decide optar por la primera de estas dos posibilidades, deberá abonarse los medicamentos -que para tal fin necesita- de su propio bolsillo; y si se inclina por la segunda opción, deberá hacerlo antes de que entre en vigor el nuevo incremento del IVA, ya que los servicios funerarios encarecerán tanto el fallecimiento que tal vez le siga saliendo más barato vivir un poco más, aunque sólo sea para continuar culpando a los de afuera.

La mil veces anunciada política económica “como Dios manda”, prometida por Rajoy durante su campaña, ya está dando sus frutos; al menos la Iglesia Católica goza de ellos como no de otros placeres de los que sin embargo opina y aconseja. Al parecer Dios manda el disfrute de unos pocos y la desgracia de otros tantos. Manda Dios esta brecha cada vez más abismal entre quienes lo tienen todo y quienes ya casi ni en pie logran tenerse. Dios manda este incremento de miserables (de ambos; los que rebuscan entre los desperdicios de los hipermercados y los que enfundados en trajes dictan las nuevas normas a seguir). Manda Dios a que la educación y la sanidad ya no sean un derecho sino el lujo que pueden darse un puñado de elegidos. Manda Dios a que calles tu reclamo o a que te partan la cara por reclamar. Dios manda a convertir trabajadores en objetos desechables. Manda Dios a perseguir con multas a indigentes que duermen al raso, convirtiendo a la pobreza en un delito. Manda Dios proteger a esos banqueros que, peor que en Uganda -aunque Rajoy crea que no- moldearon esta vergonzosa característica de corrupción y saqueo que ya es marca de la casa, folklore de un país repleto de desmemoriados que olvidaron su pasado humilde, se hincharon de una soberbia inexplicable y buscaron la culpa en los de afuera.

“Y qué me dice de la perversa maquinaria constituída por el Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo y la Organización Mundial del Comercio?”, le pregunto a Antonio mientras descendemos lentamente. Qué me dice del expolio de recursos que estas organizaciones impulsaron y alzaron a escalas inimaginables. Pero de esto Antonio no me dice nada. Porque entre otras cosas mi vecino ignora que antes de que las consecuencias de estos maquiavélicos accionares cayeran sobre la vieja Europa, ya hacían estragos - desde tiempos remotos- en Africa y en América Latina; esos sitios desde donde, según él y algunos medios de comunicación, provenía todo lo “malo”.

Tal vez ya va siendo hora de criminalizar lo verdaderamente criminalizable. Porque no ha sido un inmigrante rumano, ni la mafia rusa, ni los ilegales de las pateras, ni el musulmán de la esquina. Ha sido el propio Estado el que ha dado el auténtico golpe. Han sido esos señores a quienes usted -vecino Antonio- votó; esos que le prometieron el oro pero sin moros, esos que le explicaban a usted la necesidad de ponerle límite a la entrada de inmigrantes, que proclamaban que España volvería a ser de los españoles. Pues ahí los tiene. Y por lo que parece los españoles a quienes se referían son apenas un puñado de privilegiados que brindan con champagne mientras velan por intereses a los que usted es tan ajeno como una plaza de toros en Kazajiscan. Los otros españoles, la enorme mayoría, ya planifica nuevas estrategias para salvaguardar lo que de dignidad pueda aún quedarles. Algunos buscan nuevos horizontes fuera, tal como otros españoles lo hicieron décadas atrás, mucho antes de la ilusión de grandeza que finalmente acabó siendo eso, una simple ilusión.

“Vaya usted con cuidado...”, le digo a mi vecino Antonio antes de llegar a la planta baja. “...mire que anda suelto un presidente con todos sus ministros”. 

Matrimonio venido a menos

La tragedia de Alejandro Agag 18 jul 2012 Compartir:   Han llegado a Guadalmina en silencio. Se les sabe enemigos de las pompas, boatos y vanidades humanas. El malediciente couché ha aireado que están en Marbella de vacaciones. Falacia infame. La verdad es que, como tantos otros jóvenes españoles, la crisis ha abocado al matrimonio Agag/Aznar a retornar a la casa de sus padres. Concretamente, a un chabolito arrabalero del suegro José María Aznar. Llegaron quizá de noche. Con el destartalado automóvil atestado de maletas y de niños, con la baca reventona de bultos y unos viejos muebles, recuerdo de familia, que Anita se negó a abandonar en el hogar desangelado de Kensington. Bártulos atados al techo con cuerdas de diferentes colores, como si las hubieran cogido a toda velocidad de la basura, hacían pensar que el coche se preparaba para cruzar el Estrecho, rumbo a la desaseada África. Alejandro Agag, desafeitado de fatiga y al volante, intentaba sonreír. Había conducido desde Nueva York sin apenas detenerse. Con escala en Londres para rescatar los muebles de Ana en el recoleto pisito de Chelsea. Aquel pisito tan lleno de amor y humildes orquídeas silvestres cogidas en Hyde Park. En el asiento de atrás, dormían los cuatro niños, aun ajenos a la tragedia, cubiertos con mantas de cachemire y juguetes rotos. Vestigios de una antigua forma de vida. La Urbanización Guadalmina, destino de la desafortunada familia, se halla en los procelosos arrabales de Marbella. A diez quilómetros a pie. Allí adquirió hace años José María Aznar un modesto chalecito de 500 metros, cuya única enseña de distinción es una enorme bandera española que ondea aunque no sople viento. A unos pasos del pendón, la pequeña alberca del abuelo, que sin duda hará las delicias de Alejandrito, Rodrigo, Pelayo y Alonso, gloriosos nombres guerreros para tan desolada genealogía. La alberca será un alivio para la joven pareja, dado que la barriada Guadalmina no es nada segura para soltar a los niños. No es que exista violencia, pero los niños, en su alocado albedrío, pueden caer víctimas del mal ejemplo. En Guadalmina conviven desde honradas familias venidas a menos por tristes circunstancias, como los Agag, a presuntos delincuentes, ex delincuentes convictos, desheredados, exiliados… Un lumpen infra-proletariat que apenas se relaciona con la sociedad común. La gente prefiere mirar hacia otro lado. Ni siquiera las ONG se aventuran. Los ingresos medios del barrio son muy escasos, como demuestra el hecho de que la mayoría de los vecinos de Guadalmina apenas declara al Fisco. Guadalmina es el limbo fiscal de la marginación. El abandono moral entre Pinto y Delaware. La soledad del caimán en su isla. Entre los personajes que por aquellos páramos deambulan podríamos citar a Ignacio González, alias El Chino, a quien se le investigaron un viaje a Colombia y un chabolo bajo sospecha de cosa turbia inmobiliaria con guita en negro, y del que se murmura en el barrio que es vicepresidente de la comunidad de Madrid. Vaya usted a saber, con esta cuadrilla. También pasea su finura por los predios del poblao de Guadalmina un tal Luis Bárcenas, alias Luis el Cabrón, imputado, desimputado y vuelto a imputar en una trama de dinero negro, jueces amigos, financiación ilegal, corrupción política, paraísos fiscales… Y otros querubines. Pero no todo es miseria y marginalidad en Guadalmina. Los intrépidos vecinos, a pesar de la penuria económica, han hecho un esfuerzo para lavarle la cara a la inmundicia del entorno. Aprovechando las verdes y húmedas praderas que inundan y dan personalidad al sur español, pastizal de Europa, han tirado de ingenio y se han labrado allí un bellísimo y coqueto campo de golf. Como todos ustedes saben, el golf es uno de los deportes más populares entre nuestros pobres de pedir, ya que solo se necesita para su ejercicio un agujero en el campo, un palo y una pelota. Unicamente es superado en sencillez por el gua, que no precisa de palo. Sin duda Alejandro Agag se pregunta cómo ha llegado hasta allí, a vivir de la caridad de su suegro en un chalet de prestado. Él, que estudió brillantemente Económicas en el CUNEF, animó las Nuevas Generaciones populares, fue ayudante de un presidente de gobierno, se casó con la hija del jefe y hasta posee la académica distinción de que su nombre figure en la contabilidad B de la trama Gürtel. Ya le gustaría a muchos piezas. Algún día, los responsables de la situación a la que se ven abocados en España tantos jóvenes universitarios y emprendedores, como Alejandro y Anita, pagarán por lo que han hecho. Si en verdad existe Snoopy, algún día pagarán.

domingo, 8 de julio de 2012

Una larga historia que vale la pena leerla

El Caballero Sir Galahad Publicado por Administrador Es una largaaa historia pero vale la pena leerla Esta historia nos lleva a la época del Rey Arturo y los caballeros de la mesa redonda, tiempo de hechicería y castillos de puentes levadizos, tiempo de intrigas y batallas heroicas, tiempo de dragones mágicos que arrojan fuego por la boca y de paladines de honor y valor ilimitados. El rey Arturo había enfermado. En tan solo dos semanas su debilidad lo había postrado en su cama y ya casi no comía. Todos los médicos de la corte fueron llamados para curar al monarca pero nadie había podido diagnosticar su mal. Pese a todos los cuidados, el buen rey empeoraba. Una mañana, mientras los sirvientes aireaban la habitación donde el rey yacía dormido, uno de ellos le dijo a otro con tristeza: —Morirá… En el cuarto estaba Sir Galahad, el más heroico y apuesto de los caballeros de la mesa redonda y el compañero de las grandes lides de Arturo. Galahad escuchó el comentario del sirviente y se puso de pie como un rayo, tomó al sirviente de las ropas y le gritó: —Jamás vuelvas a repetir esa palabra, ¿entiendes? El rey vivirá, el rey se recuperará…. Solo necesitamos encontrar al médico que conozca su mal, ¿oíste? El sirviente, temblando, se animó a contestar: —Lo que pasa, Sir, es que Arturo no está enfermo, está embrujado. Eran épocas donde la magia era tan lógica y natural como la ley de gravedad. —¿Por qué dices eso, maldición! —preguntó Galahad. —Tengo muchos años, mi señor, y he visto decenas de hombres y mujeres en esta situación, solamente uno de ellos ha sobrevivido. —Eso quiere decir que existe una posibilidad… Dime cómo lo hizo ése, el que escapó de la muerte. —Se trata de conseguir un brujo más poderoso que el que realizó el conjuro; si eso no se hace, el hechizado muere. —Debe haber en el reino un hechicero poderoso —dijo Galahad—, pero si no está en el reino lo iré a buscar del otro lado del mar y lo traeré. —Que yo sepa hay solamente dos personas tan poderosas como para curar a Arturo, Sir Galahad; uno es Merlín, que aún en el caso de que se enterara tardaría dos semanas en venir y no creo que nuestro rey pueda soportar tanto. —¿Y la otra? El viejo sirviente bajó la cabeza moviéndola de un lado a otro negativamente. —La otra es la bruja de la montaña… Pero aun cuando alguien fuera suficientemente valiente para ir a buscarla, lo cual dudo, ella jamás vendría a curar al rey que la expulsó del palacio hace tantos años. La fama de la bruja era realmente siniestra. Se sabía que era capaz de transformar en su esclavo al más bravo guerrero con solo mirarlo a los ojos; se decía que con solo tocarla se le helaba a uno la sangre en las venas; se contaba que hervía a la gente en aceite para comerse su corazón. Pero Arturo era el mejor amigo que Galahad tenía en su vida, había batallado a su lado cientos de veces, había escuchado sus penas más banales y las más profundas. No había riesgo que él no corriera por salvar a su soberano, a su amigo y a la mejor persona que había conocido. Galahad calzó su armadura y montando su caballo se dirigió a la montaña Negra donde estaba la cueva de la bruja. Apenas cruzó el río, notó que el cielo empezaba a oscurecerse. Nubes opacas y densas perecían ancladas al pie de la montaña. Al llegar a la cueva, la noche parecía haber caído en pleno día. Galahad desmontó y caminó hacia el agujero en la piedra. Verdaderamente, el frío sobrenatural que salía de la gruta y el olor fétido que emanaba del interior lo obligaron a replantear su empresa, pero el caballero resistió y siguió avanzando por el piso encharcado y el lúgubre túnel. De vez en cuando, el aleteo de un murciélago lo llevaba a cubrirse instintivamente la cara. A quince minutos de marcha, el túnel se abría en una enorme caverna impregnada de un olor acre y de una luz amarillenta generada por cientos de velas encendidas. En el centro, revolviendo una olla humeante, estaba la bruja. Era una típica bruja de cuento, tal y como se la había descripto su abuela en aquellas historias de terror que le contaba en su infancia para dormir y que lo desvelaban fantaseando la lucha contra el mal que emprendería cuando tuviera edad para ser caballero de la corte. Allí estaba, encorvada, vestida de negro, con las manos alargadas y huesudas terminadas en larguísimas uñas que parecían garras, los ojos pequeños, la nariz ganchuda, el mentón prominente y la actitud que encarnaba el espanto. Apenas Galahad entró, sin siquiera mirarlo la bruja le gritó: —¡Vete antes de que te convierta en un sapo o en algo peor! —Es que he venido a buscarte —dijo Galahad—, necesito ayuda para mi amigo que está muy enfermo. —Je… je… je… —rió la bruja—. El rey está embrujado y a pesar de que no he sido yo quien ha hecho el conjuro, nada hay que puedas hacer para evitar su muerte. —Pero tú… tú eres más poderosa que quien hizo el conjuro. Tú podrías salvarlo —argumentó Galahad. —¿Por qué haría yo tal cosa? —preguntó la bruja recordando con resentimiento el desprecio del rey. —Por lo que pidas —dijo Galahad—, me ocuparé personalmente de que se te pague el precio que exijas. La bruja miró al caballero. Era ciertamente extraño tener a semejante personaje en su cueva pidiéndole ayuda. Aun a la luz de las velas Galahad era increíblemente apuesto, lo cual sumado a su porte lo convertía en una imagen de la gallardía y la belleza. La bruja lo miró de reojo y anunció: —El precio es este: si curo al rey y solamente si lo curo…. —Lo que pidas… —dijo Galahad. —¡Quiero que te cases conmigo! Galahad se estremeció. No concebía pasar el resto de sus días conviviendo con la bruja, y sin embargo, era la vida de Arturo. Cuántas veces su amigo había salvado la suya durante una batalla. Le debía no una, sino cien vidas… Además, el reino necesitaba de Arturo. —Sea —dijo el caballero—, si curas a Arturo te desposaré, te doy mi palabra. Pero por favor, apúrate, temo llegar al castillo y que sea tarde para salvarlo. En silencio, la bruja tomó una maleta, puso unos cuantos polvos y brebajes en su interior, recogió una bolsa de cuero llena de extraños ingredientes y se dirigió al exterior, seguida por Galahad. Al llegar afuera, Sir Galahad trajo su caballo y con el cuidado con que se trata a una reina ayudó a la bruja a montar en la grupa. Montó a su vez y empezó a galopar hacia el castillo real. Una vez en el castillo, gritó al guardia para que bajara el puente, y éste con reticencia lo hizo. Franqueado por la gente de aquella fotrtaleza que murmuraba sin poder creer lo que veía o se apartaba para no cruzar su mirada con la horrible mujer, Galahad llegó a la puerta de acceso a las habitaciones reales. Con la mano impidió que la bruja se bajara por sus propios medios y se apuró a darle el brazo para ayudarla. Ella se sorprendió y lo miró casi con sarcasmo. —Si es que vas a ser mi esposa —le dijo— es bueno que seas tratada como tal. Apoyada en el brazo de él, la bruja entró en la recámara real. El rey había empeorado desde la partida de Galahad; ya no despertaba ni se alimentaba. Galahad mandó a todos a abandonar la habitación. El médico personal del rey pidió permanecer y Galahad consintió. La bruja se acercó al cuerpo de Arturo, lo olió, dijo algunas palabras extrañas y luego preparó un brebaje de un desagradable color verde que mezcló con un junco. Cuando intentó darle a beber el líquido al enfermo, el médico le tomó la mano con dureza. —No —dijo—. Yo soy el médico y no confío en brujerías. Fuera de… Y seguramente habría continuado diciendo “…de este castillo”, pero no llegó a hacerlo; Galahad estaba a su lado con la espada cerca del cuello del médico y la mirada furiosa. —No toques a esta mujer —dijo Galahad—; y el que se va eres tú… ¡Ahora! —gritó. El médico huyó asustado. La bruja acercó la botella a los labios del rey y dejó caer el contenido en su boca. —¿Y ahora? —preguntó Galahad. —Ahora hay que esperar —dijo la bruja. Ya en la noche, Galahad se quitó la capa y armó con ella un pequeño lecho a los pies de la cama del rey. Él se quedaría en la puerta de acceso cuidando de ambos. A la mañana siguiente, por primera vez en muchos días, el rey despertó. —¡Comida! —gritó— Quiero comer…Tengo mucha hambre. —Buenos días majestad —saludó Galahad con una sonrisa, mientras hacía sonar la campanilla para llamar a la servidumbre. —Mi querido amigo —dijo el rey—, siento tanta hambre como si no hubiese comido en semanas. —No comiste en semanas —le confirmó Galahad. En eso, a los pies de su cama apareció la imagen de la bruja mirándolo con una mueca que seguramente reemplazaba en ese rostro a la sonrisa. Arturo creyó que era una alucinación. Cerró los ojos y se los refregó hasta comprobar que, en efecto, la bruja estaba allí, en su propio cuarto. —Te he dicho cientos de veces que no quería verte cerca de palacio. ¡Fuera de aquí! —ordenó el rey. —Perdón majestad —dijo Galahad—, debes saber que si la echas me estás echando también a mí. Es tu privilegio echarnos a ambos, pero si se va ella me voy yo. —¿Te has vuelto loco? —preguntó Arturo— ¿Adónde irías tú con este monstruo infame? —Cuidado alteza, estás hablando de mi futura esposa. —¿Qué? ¿Tu futura esposa? Yo he querido presentarte a las jóvenes casaderas de las mejores familias del reino, a las princesas más codiciadas de la región, a las mujeres más hermosas del mundo, y las has rechazado a todas. ¿Cómo vas ahora a casarte con ella? La bruja se arregló burlonamente el pelo y dijo: —Es el precio que ha pagado para que yo te cure. —¡No! —gritó el rey— Me opongo. No permitiré esta locura. Prefiero morir. —Está hecho, majestad —dijo Galahad. —Te prohibo que te cases con ella —ordenó Arturo. —Majestad —contestó Galahad—, existe solo una cosa en el mundo más importante para mí que una orden tuya, y es mi palabra. Yo hice un juramento y me propongo cumplirlo. Si tú te murieses mañana, habría dos eventos en un mismo día. El rey comprendió que no podía hacer nada para proteger a su amigo de su juramento. —Nunca podré pagar tu sacrificio por mí, Galahad, eres más noble aún de lo que siempre supe. —El rey se acercó a Galahad y lo abrazó—. Dime aunque sea qué puedo hacer por ti. A la mañana siguiente, a pedido del caballero, en la capilla del palacio el sacerdote casó a la pareja con la única presencia de su majestad el rey. Al final de la ceremonia, Arturo entregó a Sir Galahad su bendición y un pergamino en el que cedía a la pareja los terrenos del otro lado del río y la cabaña en lo alto del monte. Cuando salieron de la capilla, la plaza central estaba inusualmente desierta; nadie quería festejar ni asistir a esa boda; los corrillos del pueblo hablaban de brujerías, de hechizos trasladados, de locura y de posesión… Galahad condujo el carruaje por los ahora desiertos caminos en dirección al río y de allí por el camino alto hacia el monte. Al llegar, bajó presuroso y tomando a su esposa amorosamente por la cintura la ayudó a bajar del carro. Le dijo que guardaría los caballos y la invitó a pasar a su nueva casa. Galahad se demoró un poco más porque prefirió contemplar la puesta del sol hasta que la línea roja terminó de desaparecer en el horizonte. Recién entonces Sir Galahad tomó aire y entró. El fuego del hogar estaba encendido y, frente a él, una figura desconocida estaba de pie, de espaldas a la puerta. Era la silueta de una mujer vestida en gasas blancas semitransparentes que dejaban adivinar las curvas de un cuerpo cuidado y atractivo. Galahad miró a su alrededor buscando a la mujer que había entrado unos minutos antes, pero no la vio. —¿Dónde está mi esposa? —preguntó. La mujer giró y Galahad sintió su corazón casi salírsele del pecho. Era la más hermosa mujer que había visto jamás. Alta, de tez blanca, ojos claros, largos cabellos rubios y un rostro sensual y tierno a la vez. El caballero pensó que se habría enamorado de aquella mujer en otras circunstancias. —¿Donde está mi esposa? —repitió, ahora un poco más enérgico. La mujer se acercó un poco y en un susurro le dijo: —Tu esposa, querido Galahad, soy yo. —No me engañas, yo sé con quién me casé —dijo Galahad— y no se parece a ti en lo más mínimo. —Has sido tan amable conmigo, querido Galahad, has sido cuidadoso y gentil conmigo aun cuando sentías que aborrecías mi aspecto, me has defendido y respetado tanto como nadie lo hizo nunca, que te creo merecedor de esta sorpresa… La mitad del tiempo que estemos juntos tendré este aspecto que ves, y la otra mitad del tiempo, el aspecto con el que me conociste… —la mujer hizo una pausa y cruzó su mirada con la de Sir Galahad—. Y como eres mi esposo, mi amado y maravilloso esposo, es tu privilegio tomar esta decisión: ¿Qué prefieres, esposo mío? ¿Quieres que sea ésta de día y la otra de noche o la otra de día y ésta de noche? Dentro del caballero el tiempo se detuvo. Este regalo del cielo era más de lo que nunca había soñado. Él se había resignado a su destino por amor a su amigo Arturo y allí estaba ahora pudiendo elegir su futura vida. ¿Debía pedirle a su esposa que fuera la hermosa de día para pasearse ufanamente por el pueblo siendo la envidia de todos y padecer en silencio y soledad la angustia de sus noches con la bruja? ¿O más bien debía tolerar las burlas y desprecios de todos los que lo vieran del brazo con la bruja y consolarse sabiendo que cuando anocheciera tendría para él solo el placer celestial de la companía de esta hermosa mujer de la cual ya se había enamorado? Sir Galahad, el noble Sir Galahad, pensó y pensó y pensó, hasta que levantó la cabeza y habló: —Ya que eres mi esposa, mi amada y elegida esposa, te pido que seas… la que tú quieras ser en cada momento de cada día de nuestra vida juntos… Cuenta la leyenda que cuando ella escuchó esto y se dio cuenta de que podía elegir por sí misma ser quien ella quisiera, decidió ser todo el tiempo la más hermosa de las mujeres. Cuentan que desde entonces, cada vez que nos encontramos con alguien que, con el corazón entre las manos, nos autoriza a ser quienes somos, invariablemente nos transformamos.