miércoles, 22 de agosto de 2012

¿Que no me entero? Me lo quieren explicar!

A ver si lo he entendido, señor presidente... Hasta por morirme debo pagar un 21 %... A ver si lo entiendo. Insisto.
Alemania tiene 80 millones de fulanos y 150.000 políticos. España, 47 millones y 445.000 políticos. Sin contar asesores, cómplices y colegas. O en Alemania faltan políticos, o aquí sobran. Si en Alemania faltan, apenas tengo nada que decir. Si en España sobran, tengo algunas preguntas. Señor presidente.
¿Para qué sirven 390 senadores (con la brillantez media y la eficacia política media de un Iñaki Anasagasti, por ejemplo)? Subpregunta: si un concejal de Villacantos del Botijo, por ejemplo, necesita contratar a 15 asesores... ¿Para qué puñetas sirve ese concejal, aparte de para dar de comer a numerosos compadres y parientes?
¿Para qué sirven 1.206 parlamentarios autonómicos y 1.031 diputados provinciales? ¿Sabe usted lo que cobra toda esa gente? ¿Y lo que come? Ese tinglado regional, repartido en diecisiete chiringuitos distintos, duplicados, nos cuesta al año 90.000 millones de euros. Con ahorrar sólo la mitad... Eche usted cuentas, señor presidente. Que yo soy de Letras.
En vista de eso, ¿cómo es posible que el Gobierno de este putiferio de sangüijuelas y sangüijuelos se la endiñe a las familias y no a ellos? Que en vez de sangrar a esa chusma, se le endiñe a la Dependencia, a la Sanidad, a la Educación, a la Cultura, al pequeño comercio? ¿A la gente que de verdad lucha y trabaja, en vez de a esa casta golfa, desvergonzada y manifiestamente incompetente?
A ese negocio autonómico absurdo e insostenible, del que tanta gentuza lleva viviendo holgadamente desde hace más de treinta años. 17 parlamentos, 17 defensores del pueblo, embajadas propias, empresas, instituciones. Negocios casi privados (o sin casi) con dinero público. El único consuelo es que a esa pandilla depredadora la hemos ido votando nosotros. No somos inocentes. Son proyección y criaturas nuestras.
Treinta años engordándolos con nuestra imbecilidad y abulia política. Cuando no con complicidad ciudadana directa: Valencia, Andalucía... Con unos tribunales de Justicia cuando no politizados o venales, a menudo lentos y abúlicos. El golfo, impune. Y el ciudadano, indefenso. Esos políticos de todo signo (hasta sindicalistas, rediós) puestos en cajas de ahorros para favorecer a partidos y amiguetes. Impunes, todos.
Me creeré a un presidente de Gobierno, sea del color que sea, cuando confiese públicamente que este Estado-disparate es insostenible. Cuando alguien diga, señor presidente, mirándonos a los ojos, "voy a luchar por un gran pacto de Estado con la oposición"; "me voy a cargar esta barbaridad, racionalizándola, reduciéndola, controlándola, adecuándola a lo real y necesario"; "voy a desmontarles el negocio a todos los que pueda. Y a los que no pueda, a limitárselo al máximo. A lo imprescindible"; "aquí hay dos autonomías históricas que tendrán algo más de cuartelillo, dentro de un orden. Y el resto, a mamarla a Parla".
"Y el que quiera entrar en política para servir al pueblo, que se lo pague de su bolsillo".
Pero dudo que haga eso, señor presidente. Es tan prisionero de su propia chusma político-autonómica como el PSOE lo es de la suya. Ese toque de jacobinismo es ya imposible. Tiene gracia. No paran de hablar de soberanía respecto a Europa quienes son incapaces de ejercerla en su propio país. Sobre sus políticos. Dicho en corto, señor presidente: no hay cojones. Seguirán pagándolo los mismos, cada vez más, y seguirán disfrutándolo los de siempre. El negocio autonómico beneficia a demasiada gente.
Usted, señor presidente, como la oposición si gobernara, como cualquiera que lo haga en España, seguirá yendo a lo fácil. A cargar a una población triturada, con cinco millones de parados, lo que no se atreven a cargar sobre sus desvergonzados socios y compadres. Seguirá haciéndonos aun más pobres, menos sanos, menos educados. Hasta el ocio para olvidarlo y la cultura para soportarlo serán imposibles.
Así que cuando lo pienso, a veces se me va la olla y me veo deseando una intervención exterior. Que le vayan a frau Merkel con derechos históricos, defensores del pueblo, inmersiones lingüísticas, embajadas y golferías autonómicas. De tanto reírse, le dará un ataque de hipo. De hippen, o como se diga allí.
Lo escribía el poeta Cavafis en Esperando a los bárbaros. Quizá los bárbaros traigan una solución, después de todo. Para esto, que nos invadan los bárbaros de una puta vez. Que todo se vaya al carajo y el Sentido Común reconozca a los suyos. Si quedan.
Recristo
. Qué a gusto me he quedado esta tarde, señor presidente. Lola acaba de abrir el bar. Esta noche me emborracho. Como Gardel en el tango.. Fiera venganza la del tiempo. Parece un título de Lope de Vega. Un tango adecuado para este pasaje".
 

lunes, 13 de agosto de 2012

El PP no es un partido mas.

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El PP, del franquismo al totalitarismo
Los partidos de izquierda en España cometen el error de considerar al PP como un partido más dentro de la democracia española, como si fuera un partido que hubiera asumido los principios de una democracia. Y sin embargo el PP no se comporta como tal, como luego enumeraremos. El PP es el heredero de Alianza Popular, que fue el recipiente donde fueron a caer los franquistas de la dictadura que quisieron seguir en el poder –fuera pequeño o grande, local o estatal–. En Alemania, en Italia, en Francia, los partidos que estuvieron al lado o justificando el nazismo fueron desapareciendo e, incluso, fueron ilegalizados. Es en los últimos tiempos donde han renacido de nuevo, aunque con otras etiquetas. En España, tras una transición oportunista por todos los lados, los franquistas permanecieron en el poder, en el judicial, en el poder local y, más tarde, en el autonómico, además de el estatal. Sólo hay que ver algunas biografías de algunos de los actuales líderes (Aguirre, Gallardón, Oreja, Rato, Aznar, etc.). Fraga, un ministro del dictador y genocida Franco, fue varias veces ministro y embajador en el Reino Unido durante la dictadura, y este tipo fue durante mucho tiempo –hasta su muerte– presidente del PP. El inmenso error de los partidos de izquierda –PSOE Y PCE– fue considerar que la democracia se constituiría sobre dos pilares: la confusión entre sistema electoral y democracia, y la llamada “reconciliación”. Con ello quedó indemne todo el poder franquista en las instituciones. Pero lo peor de esta falsa transición y esa falsa reconciliación es que ha dejado un cuerpo electoral de origen franquista que vota ahora en masa y acríticamente al PP. No es que todo el que vote al PP sea franquista, pero sí es verdad que todos los franquistas votan al PP. Que los partidos de izquierda hayan confundido la política como manera de ocupar las instituciones con la sociología política –que atañe y se manifiesta en las elecciones– se debe a que estos partidos se han creído el mito de la transición ejemplar y se han olvidado de la sociología política. El llamado suelo electoral del PP es franquista, suelo al que se han incorporado nuevas generaciones que aspiran a algún tipo de privilegio o que desean mantener el que creen tener. No debiera sorprender esta permanencia en la historia, y menos en la historia de España, donde un fenómeno menos traumático que una dictadura de 40 años como fue el carlismo ha sobrevivido durante más de un siglo (recuérdese los sucesos de Montejurra de 1976). Y ahora, cuando este partido heredero del franquismo ha obtenido de nuevo la mayoría absoluta, asoma lo que siempre han tenido los partidos de derecha en España desde que existen como tales (desde el reinado de Isabel II): su carácter totalitario. Me refiero a los partidos de ámbito nacional, no así los partidos nacionalistas, que han tenido otra historia, a veces enfrentada con los nacionales.

Ahora el PP se va atreviendo con todo: 1) De entrada su llamativa oposición y boicot a la almibarada ley de la Memoria Histórica, que el partido que la promulgó –el PSOE, claro- la dejó en manos de los poderes locales; 2) Llamativo es el cambio de la ley para el nombramiento de un comisario político en RTVE. Como alumnos de Goebbels -el famoso ministro de propagada nazi- los del PP saben de la importancia de la propaganda, sobre todo cuando se hace lo contrario de lo que se promete y se miente sobre la realidad (Zapatero manirroto, cuando fue el líder socialista quien comenzó con los recortes en mayo del 2010); 3) Es imprescindible para seguir engañando crear todo un diccionario de eufemismos para no llamar a la realidad por su nombre (“gravamen” por amnistía, “retraimiento” por eliminación, “ayuda” por rescate), lenguaje que recuerda los inventados por Aldous Huxley en Un Mundo Feliz; 4) El ataque al Estado de Bienestar, reduciendo sus presupuestos hasta llevarnos a una segura recesión económica. El PP habla de reducir el gasto público en ¡102.000 millones de euros en tres años!, cantidad que es casi un tercio del presupuesto español actual. Si eso se llevara a cabo volveríamos a la época del Auxilio Social y las cartillas de racionamiento; 5) Y este ataque viene respaldado a su vez por uno de los mantras que se ha instalado en el PP y en sus votantes: que los funcionarios son demasiados, además de ser unos vagos redomados (lo del cafelito del cretino de Beteta). Y lo terrible no sólo es este nuevo chivo expiatorio que el PP ha hecho explícito, sino cómo quiere cargarse este partido la función pública, función que es imprescindible para el mantenimiento del Estado de Bienestar: mediante la eliminación de una paga (que otro cretino como Montoro lo llama “retraimiento”). Eliminación, además, de dudosa constitucionalidad. Es todo un golpe al Estado; 6) No hay que olvidar la laminación del derecho laboral de hace unos meses, de segura inconstitucionalidad en algunos puntos; 7) También las dudas sobre si mantener o no los 400 euros a los parados que hubieran agotado las prestaciones contributivas; 8) La amnistía fiscal a los que, teniendo una deuda tributaria según las leyes existentes, se les ofrece lo que llama el ministro de Hacienda un “gravamen” de un 10% sobre dicha deuda, incluso aun cuando fuera una deuda de origen delictivo. Ley esta también de más que dudosa constitucionalidad;  9) Pero donde se manifiesta la vía totalitaria que ha emprendido el Partido Popular es el ataque sistemático a los inmigrantes. Es el nuevo chivo expiatorio, al igual que los nazis forjaron el antisemitismo como forma de culpabilizar de la situación económica de Alemania durante la República de Weimar. Ahora se intenta que los “sin papeles”, los ilegales, deban pagar 710 euros al año para ser atendidos dentro del Sistema Público de Salud. La cosa es cruel, porque serán ilegales o sin papeles según las leyes que el propio Rajoy y sus secuaces en el Gobierno vayan sacando. Bien es verdad que ya abrió esta caja de Pandora de alguna manera el propio PSOE en el gobierno anterior, uno de sus mayores errores; 10) Hay otros mantras totalitarios que el PP quiere ofrecer a sus votantes. Por ejemplo, el antisindicalismo, la admonición del sindicalismo bajo el pretexto de acabar con los liberados; 11) Otro más: la consolidación en el PP –a falta de ideas creativas– del antisocialismo y el antinacionalismo. Más en concreto, el anti-PSOE, el anticatalanismo y el antivasquismo. Nada originales, por cierto, porque son antis importados del franquismo, que los ensanchó –no los inventó– junto con el anticomunismo, el antibolchevismo y las conjuras masónicas.

El uso de estos antis en plena crisis y futura recesión recuerda la creación y, sobre todo, el impulso del partido nazi en Alemania. Aquí, sin embargo y por motivos obvios, no hay el otro gran mantra que usaron los nazis del partido (NSDAP): las reparaciones de guerra. Digamos que el equivalente sería “la herencia recibida” del PSOE. Al igual que en el partido nazi y en contra de la creencia popular, tanto en el PP como en el NSDAP se dio ese divorcio tradicional de los partidos de la derecha: que sus militantes son de una extracción social y sus votantes son mayoritariamente de otra cuando adquiere su plenitud “la intención de voto”. Difícilmente pude pensarse que le conviene a los más de diez millones de votantes del PP la política del gobierno del PP. De ahí la necesidad de la mentira, de la propaganda, del eufemismo y del control de cuantos más medios de comunicación, sean públicos o privados. Ese divorcio también se vio en el surgimiento del fascismo, donde el apoyo popular es discutible desde que Mussolini creara el primer fascio (ver Historia general del siglo XX, de Giulano Procacci) en marzo de 1919. Tan poco se fiaba el dictador italiano de sus fuerzas que cambio desde el poder la ley electoral (la legge Acerbo) para asegurase su continuidad. Con esa ley sólo podían votar los mayores de 21 años que pagaran cuotas sindicales –el fascismo surge como una modalidad de sindicalismo vertical, otra analogía– o que pagaran impuestos de más de 100 liras. En el surgimiento del nazismo ese apoyo popular es más tardío. Desde que Hitler se convierte en líder del partido nazi (NSDAP) en 1921 hasta 1930 no pasa el partido de 12 diputados. Es en este año donde eclosiona el partido y saca 107 diputados al Parlamento con 6,4 millones de votos, pero inferior al partido socialista (SPD), que obtiene 8,5 millones en ese momento (ver El nazismo alemán, de Julio Aróstegui).

Aunque haya diferencias entre el surgimiento del PP y los partidos fascistas y nazis, resultan preocupantes sus analogías: el poco respecto a la democracia, confundiendo ésta con un mero sistema electoral, la creación de chivos expiatorios (judíos, inmigrantes), el asalto al Estado (cambio de la ley para controlar la televisión pública de ámbito estatal), los antis (antisocialismo en el PP,  antijudaísmo en el nazi), el intento de controlar los aparatos judiciales del Estado (el Consejo General del Poder Judicial, el Supremo, el Constitucional), la propaganda y la mentira como instrumentos de poder (la repetición de la mentira de Goebbels) y el divorcio permanente en la extracción social y de renta entre los militantes del partido y sus votantes. Coinciden también ese apoyo popular en dos crisis económicas, aunque se ha exagerado la influencia de la misma en el caso alemán y creo que se ha de apostar más por los mitos inventados por los propios nazis y por las reparaciones de guerra. El gran problema del PP es el nulo carisma y nulo también nivel intelectual de sus líderes actuales. Piénsese que Rajoy -y no digamos la inefable E. Aguirre– son prácticamente analfabetos funcionales. Y tampoco van más allá en el terreno intelectual los Aznar, los Oreja o las Barberá. Si han llegado al poder es fruto de una clarísima selección adversa.

Por ello me ha parecido siempre un error cualquier intento de llegar acuerdos con el PP. Este partido aspira a la totalidad, al poder absoluto, a saltar el escollo del sistema electoral para llegar al poder, considerando que cuando se ganan las elecciones se tiene derecho a cambiar todo y de cualquier manera, sin respectar el Estado de Derecho y el Estado de Bienestar. Creo que es hora de aislar al PP en su concha de tintes fascistoides y presentar un frente democrático para las próximas elecciones –que a lo mejor son antes de lo que pueda pensarse– para iniciar de verdad una transición democrática sociológica, no sólo meramente institucional como la que se ha dado. Que a estas alturas el PP siga manteniendo una intención de voto del 30% con todo lo que ha hecho este partido en el Gobierno es síntoma de que algo se viene haciendo mal desde la llamada Transición por los partidos de izquierda. El PP ha convertido con sus leyes en terroristas de Estado a sus propios votantes, porque un voto a este partido es un voto contra los inmigrantes, contra los funcionarios, contra el Estado de Bienestar, contra el Estado de Derecho, contra los derechos laborales, contra los nacionalismos históricos y por la recesión económica y el paro. Lo cual es gravísimo y significa que la estrategia de la izquierda ha estado errada desde hace mucho tiempo, desde la misma muerte sin juicio del dictador.

domingo, 12 de agosto de 2012

Rajoy no sabe conducir

¿Y si Rajoy no sabe conducir?

Que el presidente Mariano Rajoy ha obtenido el carnet de conducir la gobernanza de España, no tiene duda: una mayoría absoluta en una elecciones generales no admite debate. Pero lo que ofrece algunas dudas es si Mariano Rajoy sabe conducir; si sabe cómo hay que manejar el vehículo “España” en días de curvas y crisis. Cierto que su antecesor le dejó la máquina con algunas averías, pero aún funcionaba cuando Rajoy cogió el volante. Ahora muchos viajeros en el autobús español tenemos miedo: ¿y si nuestro conductor no sabe conducir?
Datos de que este riesgo es posible, empiezan a sucederse. Ciertamente que es impresionante la serenidad del conductor: se equivoca en cada curva o en cada cruce, pero sigue mirando fijamente a la carretera, en silencio, y con gesto de tener todo controlado. Algunos viajeros se han caído del vehículo por la violencia de algunas maniobras, pero el conductor, Rajoy, nada dice más allá de que él conduce con el necesario permiso.
Los hechos de estos meses de conducción de Mariano Rajoy aportan ya algunos datos inquietantes.
El Parlamento está estos días aprobando los Presupuestos Generales del Estado ¡para 2012! Y ya nos dice el gobierno que hay que hacerlos nuevos. Ya me direis si el piloto de esta operación sabe lo que está haciendo.
Mariano Rajoy anuncia que habrá rescate de la banca sin condiciones. Pero desde los que manda en ese rescate se dice que el calendario del rescate lo fijan ellos, que habrá condiciones y que habrá que esperar a que los que prestan estimen que las cosas en España están como ellos creen conveniente.
Después de negarlo en público y en privado, el equipo de Rajoy anuncia que va a subir el IVA. Y el presidente del Banco Central Europeo, sr. Draghi, explica que subir el IVA es nefasto para el crecimiento de un país como España, que lo que hay que hacer es bajar el gasto. Otro error de conducción.
Nuestro conductor va a afrontar una recta importante esta semana: prolongación de los tiempos de déficit adecuado y definición de las condiciones para el rescate de las finanzas de España. Nada más y nada menos.
Creo a pies juntillas que nadie en Europa quiere que España se salga de la vía del euro. Pero me empieza a dar miedo el conductor, Mariano Rajoy.
Andamos -de alguna forma- compitiendo con el coche “Italia”; los dos con mecanismos defectuosos para esta carrera. Pero el conductor del “Italia” (Monti) parece que (sin tener el carnet) sabe lo que se hace con el coche, mientras que el vehículo “España” con un conductor con el carnet aprobado, no sabe cómo manejarlo en las curvas.
Naturalmente que yo, como tú y tu familia y tu empresa, estamos deseosos de que el conductor (Rajoy) nos lleve a alguna meta solvente. Pero -por lo menos yo- empiezo a tener miedo de que lleve el coche “España” a estrellarse con la intervención.
Va a ser un verano inquietante. Calor en los mercados, con los neumáticos equivocados. Tormentas previsibles, con las ruedas de piso seco. Mal presagio.
Pero es que, lo más importante, no me fío de que Mariano Rajoy sepa conducir el coche “España”.
Claro que  Rajoy tiene el carnet democrático de conducir, ¿pero y si lo sacó con enchufe porque el profesor pensaba que estaba obligado a aprobarlo porque era el único que sabía conducir un coche averiado?
Lo peor es que empezamos a comprobar que el coche “España” está empeorando en cada curva porque igual el conductor, Rajoy, nunca supo cómo manejarlo.
Tengo miedo.
 

¿La insumisión ? De Gordillo.

Sánchez Gordillo y la desobediencia Civil


“Claro que es ilegal: en eso suele consistir la desobediencia civil desde que Henry David Thoreau teorizó esta forma de protesta y se negó a pagar impuestos por la guerra de EEUU contra México en 1846. También era ilegal la insumisión contra la mili obligatoria. O contra la asignatura de Educación para la Ciudadanía que promovía la Iglesia católica. O contra la subida del IVA, esa otra insumisión de la que hablaba el PP no hace tanto.

5. Pero lo más indignante de todo es que el mismo Gobierno que indulta a torturadores y políticos corruptos, que decreta amnistías fiscales para los defraudadores, que retrasa la paga de supervivencia de 400 euros a 200.000 parados por «problemas contables», que va a regar con decenas de miles millones de euros a la banca irresponsable… convierta un hurto simbólico en el robo más grave de la historia de España.”

miércoles, 8 de agosto de 2012

¿La culpa no es del sistema político ?

Culpar de la crisis a la política y los políticos es un discurso fascista

Intuyo que desde siniestros disparaderos se ha disparado la siguiente consigna: la culpa de la crisis corresponde a los políticos y a la política, "los políticos nos han metido en esto", etc, así como otros tópicos, pues bien sabemos que los tópicos constituyen el recurso más fácil para quien desea eludir la angustia inherente a la reflexión.

LOS VERDADEROS RESPONSABLES

Lamentablemente estos lugares comunes comienzan a calar. Y eso me resulta muy sospechoso toda vez que nos encontramos inmersos en una crisis de origen financiero (hasta el presidente de EEUU lo ha reconocido) donde la fuga de capitales alcanza, en España, la cifra de 163.185 millones de euros, tan solo hasta mayo.

Además, el fraude fiscal se eleva a 90.000 millones de euros al año, equivalente a más de 60 veces el presupuesto total del Ministerio de Justicia, y a más de mil veces el supuesto ahorro que la condesa Esperanza Aguirre pretendía “vender” con el despido de miles de profesores interinos de la enseñanza pública.

Pues bien, este robo a las arcas públicas es perpetrado, en casi un 75%, por empresas agrupadas en torno a la CEOE. Conviene resaltar que el 25% de nuestro Producto Interior Bruto no se declara a Hacienda, se pierde en los pudrideros del dinero negro. Y los reyes de esas fosas sépticas son de nuevo las grandes fortunas y empresas las cuales, por cierto, apenas generan empleo.

Mientras tanto se distrae a la opinión pública con las dietas de los diputados, coches oficiales, etc. Asuntos que bien podría revisarse, pero que constituyen el chocolate del loro frente a lo anterior y que sirven para ocultar a los verdaderos causantes de la actual situación.


COMO DECÍA MANUEL FRAGA IRIBARNE…

Tras lo anterior he de añadir—por más que moleste a amigos con responsabilidades políticas—que el nivel medio de los políticos españoles parece decrecer vertiginosamente desde hace años.

Sin embargo, como enseñaba Manuel Fraga, “la política es y debe ser la más noble de las ocupaciones”.

Y cito a este político conservador por tres motivos: 1. No deseo ser tachado de sectario, 2. También opino que la política es y debe ser la más noble de las ocupaciones.

Y el tercer motivo es el que me parece más importante: la mayoría de las voces que claman por la reducción de la política y los políticos entonan, sin saberlo, un discurso simplemente fascista, esto es el desprestigio de la política en la toma de decisiones. De ahí al surgimiento de un duce, führer o caudillo distan pocos centímetros…

¡Pero si lo que necesitamos, como el cuerpo a la sangre, es más política y políticos (de calidad, obviamente) para embridar a las finanzas, la banca, el fraude, el capital especulativo…!


NO NOS DEJEMOS MANIPULAR

Difícilmente va a conseguirse meter en cintura a quienes nos arruinan (bancos, especuladores, grandes empresas defraudadoras, fortunas que evaden capitales, etc.) si se desprestigia la política. Sobre todo cuando la denigración se basa en medias verdades. Por ejemplo: “En España hay más de 400.000 políticos, mientras que bomberos, médicos, profesores…”.

Sí, puede que lo anterior sea cierto, pero ¿por qué no se cuenta toda la verdad? A saber: “En España hay más de 400.000 políticos… ¡de los cuales más del 80% no solo no cobra ni un céntimo, sino que la actividad política les cuesta tiempo, dinero y energías!

Ciertamente, arribistas, trepas, pillos, corruptos y profesionales del chupoptorio han desprestigiado la política. Cabe, pues, preguntarse: ¿debe mejorarse el nivel de los políticos? Sin duda; ¿deben restringirse los gastos y eliminar los superfluos? Por supuesto; ¿deberían los políticos—especialmente los de izquierda—haber frenado la codicia de “los mercados”? La única respuesta es sí.

Ahora bien, ¿por qué los cañonazos apuntan hacia la política y los políticos cuando nos encontramos ante una crisis económica, especulativa y financiera?

Entiendo que por dos motivos. El primero es palmario: las fuerzas políticas, especialmente las de izquierda, no han podido, no han sabido o no se han atrevido a plantar cara al capital (llamado ahora “los mercados”) y han transitado por un pastiche de socialismo-liberalismo abocado al fracaso a medio plazo. Bien, ya hemos entrado en el medio plazo.

El segundo motivo, lamentablemente, permanece maliciosamente eclipsado tras el marasmo de voces y opiniones contrapuestas: a los poderes financieros especulativos les estorba la democracia. Odian la transparencia y la ley que impide o limita sus abusos a los débiles. Abominan de la participación ciudadana en ayuntamientos, comunidades autónomas, Estados, y desean reducir esta participación a un tamaño fetal.



LA POLÍTICA ES EL INSTRUMENTO PARA CAMBIAR Y MEJORAR LA SOCIEDAD


El desprestigio a la política, con la coartada de las actitudes indeseables de algunos políticos, forma parte de la hoja de ruta de banqueros, especuladores, defraudadores, grandes empresarios sin alma y, por desgracia, este itinerario infame es secundado por enormes e ingenuas masas de ciudadanos.

Pues bien, desde aquí quiere proclamar que a muchos jamás lograrán engañarnos y que desde nuestras modernas trincheras mediáticas intentaremos desenmascararlos. Nunca nos doblegarán y no hay suficiente oro en el mundo que pueda comprarnos.

Y esto es así porque gracias a lo política y a políticos abnegados se logró todo lo que tenemos: el sufragio universal, los Derechos Humanos, las vacaciones pagadas, la jornada de ocho horas, la supresión del trabajo infantil, el derecho a la sanidad y educación pública, gratuita y universal, el acceso a la cultura y el conocimiento,
los derechos de mujeres, ancianos y niños…

Gracias a la política y a políticos valientes se ha conseguido todo lo que permite que la vida sea vivida. Hoy, la codicia de unos pocos y la ingenuidad de muchos puede demoler las piedras del sagrado edificio del bienestar construido con la sangre, la angustia y el sudor de políticos de fuego y de una política como la más noble de las actividades.

Pero, ¿sabéis una cosa? Parafraseando al premio Nobel masón, Rudyard Kipling: “Si ves que las cosas por las que diste tu vida se han deshecho, agáchate y comienza a construirlas de nuevo”.

Y, ¿sabéis otra cosa? Eso, justamente eso, es lo que vamos a hacer.
 


martes, 7 de agosto de 2012

Los nuevos dictadores

¿Estamos ante una crisis de Régimen? ¿Tiene sentido rememorar en estos tiempos el ambiente que rodeó al golpe de Estado del 23F?

Algunos llevamos tiempo diciéndolo pero ha tenido que ser el que muchos consideran el periódico español de referencia internacional, el que ha venido a poner las cosas en su sitio. En su editorial del domingo 29 de julio de 2012 “La urgencia de pactar” el periódico del grupo PRISA, ante unas encuestas que no paran de constatar la pérdida de apoyos de los dos partidos sobre los que se ha edificado nuestro sistema político en los últimos treinta años, hacía un desesperado llamamiento al acuerdo: “El jefe del Ejecutivo tiene la responsabilidad y la legitimidad de intentar un proyecto que restablezca la confianza, lo cual será imposible sin el concurso, al menos, de las corrientes principales de la política y de la sociedad españolas”.

Siguiendo la estela del editorial de El País, Miguel Ángel Aguilar no ha dudado en proponer desde las páginas del mismo periódico “un gran acuerdo nacional del que habrían de formar parte junto con los populares, los socialistas y los nacionalistas vascos y catalanes para llevar adelante un programa de reformas y crecimiento, y emprender un diálogo que impida un país sublevado cuando llegue la rentrée de septiembre”. Por si quedaba alguna duda de en qué están pensando los hombres de PRISA, Aguilar titulaba su artículo “Buscando a Leopoldo desesperadamente” y rememoraba la mítica moción de censura contra Adolfo Suárez a finales de mayo de 1980. Para Don Miguel Ángel, pareciera que Rajoy se estuviera pareciendo demasiado a aquel Suárez que empezó a resultar prescindible.

Eran aquellos tiempos en los que, como ahora, la democracia no gozaba de buena salud entre los hombres del poder. Enrique Múgica se reunía con Alfonso Armada y ni los socialistas, ni algunos comunistas como Ramón Tamames, ni las derechas, ni nadie de importancia, hacía ascos a un gobierno “de gran acuerdo nacional” presidido por un militar de la máxima confianza del Jefe del Estado.

Si algo caracterizó la llamada transición a la democracia en nuestro país fue su tutelaje permanente por parte de unos poderes extranjeros que no veían mal una cierta democratización, siempre y cuando se mantuviera dentro del orden atlantista de la Guerra Fría, y de unas élites económicas y políticas españolas encabezadas por la Corona, a la sazón heredera del poder del anterior Jefe de Estado, que tuvieron en Adolfo Suárez su mejor instrumento político. Pero para 1980 aquel galán de provincias franquista reconvertido en figura histórica de la democracia había dejado de ser útil a sus mentores (en especial al Rey) y su empecinamiento en obrar por sí mismo ponía en riesgo los derroteros, hasta entonces más que controlados, de la metamorfosis política española.

El golpe del 23 de febrero de 1981 debía ser sólo un gesto de restitución del orden natural de las cosas. Quizá fracasó en su forma (no es prudente encargar el secuestro del Congreso a un ultra, como tampoco lo es encargar la gestión del orden público a los antidisturbios) pero no en sus objetivos. La monarquía salió reforzada, se frenó el desarrollo del Estado autonómico, el PCE casi desapareció y el PSOE llegó al poder con más miedo en el cuerpo que voluntad de cambio. Poco quedó de aquel “OTAN de entrada no”, de la prometida depuración de la policía franquista (y no digamos del ejército), del reconocimiento de los demócratas derrotados en la Guerra Civil o del desarrollo de las autonomías. La llamada guerra sucia contra ETA, de la que Felipe González tan orgulloso se muestra últimamente, terminó de sellar esa sensación gatopardiana que tenemos todos los demócratas españoles cuando pensamos en nuestra historia política reciente.

Si entonces los mismos artífices del régimen político del 78 dijeron “hasta aquí”, hoy los hombres del poder (económico, político, mediático…) vuelven a ver amenazados sus privilegios y empiezan a desconfiar de su propio sistema político. La democracia es tal si ganan PSOE o PP, pero si emerge como posibilidad que la alternancia entre estos dos partidos, con el concurso eventual de nacionalistas vascos y catalanes, deje de ser el eje vertebrador de la política española, entonces toca dejar de jugar a la dialéctica “gobierno-oposición” y conjurar, como en Grecia, los peligros de que las elecciones no las ganen los de siempre. Porque ya lo ha dejado claro El País, la “víctima de esta crisis podría ser la propia organización de la democracia, si los dos grandes partidos, que se han alternado en la mayoría de las instituciones, quedaran deslegitimados a los ojos de los ciudadanos”.

Hoy la oposición al sistema político español no está en las sedes de las multinacionales ni en los cuarteles, sino que la ejercen los ciudadanos en la calle pidiendo más democracia. Parece que eso, y las consecuencias electorales que pudiera tener, es lo que da miedo de verdad.

Por eso va siendo hora de decir a estos portavoces del Régimen que los llamamientos a gobiernos de salvación nacional que cambian constituciones y legislan contra las mayorías no son propios de demócratas, sino de golpistas.

lunes, 6 de agosto de 2012

Llegar a fin de mes con 400€ Sr. Rajoy

Sr. Rajoy: Váyase a su casa, viva con 400 euros y luego hable.

Que se preparen los pensionistas, ¡ojo! Mariano Rajoy anunció el otro día, recientemente, que no tiene “intención de bajar las pensiones”. Y afirmó de inmediato: “Sería [bajar las pensiones] la última partida presupuestaria que tocaría”. ¿Quién se lo cree?
¿Pero por qué nos hemos de creer esta aseveración del presidente popular, cuando ha demostrado hasta la saciedad -a lo largo de siete meses gobernando- que miente más que habla? Rajoy se caracteriza políticamente por su firme vocación de veleta. Dice una cosa y, con frecuencia, hace la contraria. El líder de la derecha no es en absoluto de fiar.

Milagros, no; confianza, tampoco
“No prometí milagros, yo tengo un mandato claro para cuatro años”, subrayó. Y es verdad que no prometió “milagros”. Sin embargo, Rajoy no quiere recordar que él sí prometió confianza a borbotones, lo que se convertiría enseguida en la palanca adecuada para derrotar a la crisis, contentando a los mercados, a la UE, el FMI y a los ciudadanos españoles.

Otra falsedad
La confianza anunciada ha sido -en este tiempo- inexistente. Las encuestas –unas y otras- son enormemente elocuentes. Ni él ni su Gobierno inspiran confianza. Más bien todo lo contrario. Es otra falsedad suya señalar que dispone de “un mandato claro para cuatro años”. Hasta el día de hoy, la opacidad acumulada por Rajoy supera con creces la supuesta claridad aludida.

Con la boca chica
Asegura estar “muy contento y orgulloso” de su Gobierno, pero lo dice con la boca chica, como un cumplido. Los sondeos apuntan que incluso muchos de los votantes del PP observan con indignación o tristeza la confusión e incluso el caos en el que se mueven los ministros y altos cargos del Ejecutivo.

La sensibilidad social de la derecha
¿Puede el presidente Rajoy lavarse las manos, o encogerse de hombros, ante una realidad tan estremecedora como que hay centenares de miles de parados que se pueden quedar sin los 400 euros de cobertura, que puso en marcha Zapatero? Preguntado por la continuidad de la ayuda –reivindicada con insistencia por el PSOE-, Rajoy declaró displicente: “No hemos tomado ninguna decisión sobre ese asunto”. Hete aquí la sensibilidad social de la derecha. Sr. Rajoy, váyase a su casa y viva con 400 euros. Y luego hable.