El sueño de Gramsci, que todos los ciudadanos somos aliados de clase, se ha hecho realidad en los últimos días. Las medidas ultramontanas del Partido Popular en el gobierno, están consiguiendo lo que parecía prácticamente imposible: La consolidación de una sola clase social, una clase que perfectamente se podría denominar, clase de los expoliados.
Pero las políticas económicas ultraliberales, no se han podido instalar por sí solas, no han podido acorralar el estado social y de derecho, solamente por la avaricia e inmoralidad de unos pocos. Para llegar a esta situación se ha tenido que apoyar en muchos grupos sociales, ha tenido que buscar, convencer a colaboradores necesarios y por tanto aliados seguramente ignorantes e indirectos de un modelo económico engangrenado, corrupto, carcomido y claramente en un punto de metástasis sin retorno.
Etimológicamente, el término proletariado procede de la terminología que se utilizaba en la República de Roma, para designar a una de las clases sociales que integraba el campo de los plebeyos.
Ciudadanos libres que no poseían otra propiedad que la de su propia prole. Es decir en la actualidad la clase trabajadora que carece de propiedad sobre los medios de producción y se ven obligados a vender su fuerza de trabajo para obtener los medios de subsistencia.
Cuando la clase trabajadora por poseer un piso en propiedad, por tener un nivel de renta suficiente para vivir con cierta comodidad, por ser propietario de algunas acciones de grandes compañías, se cree transportado hacia otra clase social, de mayor nivel, con más estatus social, es cuando empieza la colaboración inconsciente con la máquina depredadora del sistema.
Cuando se accede al trueque de espejos de colores por oro, espejos cóncavos y pintados con barnices sintéticos que deforman la realidad, que nos hacen vernos más de lo que somos, más guapos, más altos, más ricos, perdemos el oro, claro lo más preciado, nuestro interior, nuestros valores, el alma, el éter que decían los presocráticos, que ya sabían que no era algo tan intangible, era más bien nuestra esencia, era nuestro ser humano.
Mientras, están monopolizando la información y el pensamiento, ni pensamiento único, ni pensamiento débil... pensamiento monolítico. Prima de riesgo, deuda, rescate... y mientras, se ha muerto Jon Lord, líder mítico de Deep Purple, esto si que es una noticia relevante, aunque pase prácticamente desapercibida.
No cojamos más espejitos, no nos dejemos embaucar, los que ya nos han encalomado, mejor los tiramos lo más lejos posible. De todas formas los están haciendo trizas, sólo quedan añicos.
Si perdemos el apego a los espejitos de marras, dejarán de tener poder sobre nosotros y al final toda la angustia, se trocara racionalidad y ética.
Ahora me voy a escuchar Child in Time de Deep Purple, uno de los mejores temas de todos los tiempos.
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